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domingo, 21 de julio de 2024

CAE OBISPÓN COLOMBIANO ACUSADO DE ABUSO


Francisco Bergoglio aceptó ayer 20 de Julio de 2024 la renuncia del obispón Óscar Augusto Múnera Ochoa (foto), vicario apostólico de Tierradentro (cuya cabecera se encuentra en Páez, un municipio en el departamento colombiano del Cauca), quien ha sido acusado de abuso sexual y amenazas.
    
Óscar Augusto Múnera Ochoa nació el 27 de Mayo de 1962 en San Pedro de los Milagros (Antioquia), y fue “instalado” presbítero el 22 de Noviembre de 1988 por el obispón Joaquín García Ordóñez († 1995) para la diócesis de Santa Rosa de Osos, y obispón titular de Corniculana en Argelia y vicario apostólico de Tierradentro el 10 de Julio de 2015 por el obispón Jorge Alberto Ossa Soto (actual arzobispón de Nueva Pamplona).
     
Múnera Ochoa es el primero de los 569 “clérigos” colombianos señalados de ser abusadores por los periodistas Juan Pablo Barrientos y Miguel Ángel Estupiñán en su libro de 2023 “El archivo secreto”, donde denuncian el encubrimiento sistemático realizado por la Conferencia Episcopal Colombiana dirigida entonces por el cardenal Luis José Rueda Aparicio.

Según cuenta el libro, Múnera Ochoa había abusado y acosado sexualmente a un joven identificado como “Arturo” (nombre cambiado para proteger al denunciante) mientras se desempeñaba en la Curia diocesana de Santa Rosa de Osos en el año 2005, y el entonces obispón local Jairo Jaramillo Monsalve (posteriormente arzobispón de Barranquilla), lejos de removerlo, promovió a Múnera al Departamento de Misiones de la CEC. En 2022, “Arturo” se vio obligado a informar el caso a los obispones Hugo Alberto Torres Marín (entonces en Apartadó, después promovido a la archidiócesis de Santa Fe de Antioquia), Luis Mariano Montemayor (entonces Nuncio en Colombia), Ricardo Antonio Tobón Restrepo (arzobispón de Medellín y padre sinodal en el Sínodo de la Sinodalidad, también señalado de encubrimiento de abusos y amigo de Múnera Ochoa), Omar Alberto Sánchez Cubillos OP (arzobispón de Popayán), y Luis José Rueda Aparicio (arzobispón de Santa Fe de Bogotá y posteriormente cardenal y padre sinodal en el Sínodo de la Sinodalidad, también acusado de encubrimiento de abusos), sin obtener respuesta alguna.
    
Dos años que sus datos quedaran registrados en el Tribunal Eclesiástico de Bogotá, dirigido por el vicario judicial “monseñor” Pedro Fernando Mercado Cepeda, “Arturo” denunció que volvió a ser amenazado de muerte y su residencia en Mayo de 2024 fue objeto de asalto robándole documentos del caso, tras lo cual declaró a Rueda Aparicio y a su vicario judicial Mercado Cepeda responsables de cualquier cosa que le pueda suceder a él y a su familia.
   
El año pasado, la Conferencia Episcopal Colombiana pidió perdón el año pasado a las víctimas de abuso sexual clerical en el país, calificando esa conducta como un “crimen” y “pecado grave”.

Según el artículo 1 § 1 del Motu próprio “Come una madre amorevole” (en latín “Sicut mater amantíssima”) de 2016, todo prelado que participa de encubrimiento de abusos debe ser removido de su cargo al tenor del canon 193 § 1 del Código wotjyliano latino y del canon 975 § 1 del ídem oriental. Pero en Colombia (y en otras latitudes de la Deuterovaticanidad), por lo visto, esa disposición es otro caso más del platónico «el Poder es incapaz de cumplir su propia legalidad» o el hispánico «Aquí la ley se acata, pero no se cumple».

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)