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viernes, 6 de junio de 2025

EL ELOGIO PREVOSTIANO AL SATÁNICO Y SODOMITA BERNARDIN

   
En las celebraciones del 25.º aniversario de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT) en Chiclayo (Perú), en 2023, el entonces cardenal Roberto Francisco Riggitano-Prévost Martínez OSA se alineó con las opiniones radicales de los cardenales pro-homosexuales de Chicago Joseph Louis Bernardin Simion (1928-1996) y Blaise Joseph Cupich/Blaž Josip Čupić Mayhan. A continuación, un extracto en vídeo del discurso (minuto 3:28 a 3:52):
«Comparto una serie de reflexiones que vienen de los discursos y reflexiones de tres cardenales, los tres de Chicago: el cardenal Joseph Bernardin, que fue arzobispo de Chicago en los años 90; el cardenal Blaž Čupić, que es actualmente el arzobispo; y un servidor, como saben, nacido en Chicago».
Riggitano-Prévost elogió el histórico discurso del cardenal Bernardin en la jesuítica Universidad Fordham de Nueva York el 6 de Diciembre de 1983 en homenaje al profesor John Gannon, donde desarrolló el concepto de la “ética coherente de la vida”, inventado doce años antes por su homólogo de Boston Humberto Sousa Medeiros (minuto 4:01 a 6:50):
«Hace 40 años, en el mes de diciembre, el cardenal Joseph Bernardin, arzobispo de Chicago, pronunció un discurso que es verdaderamente histórico dentro de la Iglesia (por lo menos en Estados Unidos). Lo dirigió en la Universidad de Fordham en Nueva York, un discurso que estableció una dirección muy importante en su ministerio, que ofreció una nueva manera de pensar sobre la forma en que la Iglesia pudiera dar respuestas a los retos y los problemas éticos que se presentaban en aquel momento: como también en el día de hoy, tienen que ver sobre todo con cuestiones sobre el valor de la vida humana.
   
La semana pasada [el 26 de Septiembre de 2023, N. del E.], el cardenal Blaž Čupić dio un discurso que desarrolla algunas de las mismas ideas, también a [sic] Fordham University en Nueva York, recordando los 40 años del primer discurso del cardinal Bernardín.
   
El cardenal Bernardin, preocupado por cómo el aborto y otras cuestiones de justicia social habían hasta dividido algunos sectores de la Iglesia, presentó una importante respuesta que tenía su principio dentro de la doctrina de la Iglesia y desde esta enseñanza, mirando hacia afuera, mirando hacia la sociedad, dentro de un marco que él llamó “una ética coherente de la vida”.
   
El cardenal Bernardin continuó trabajando sobre el desarrollo de esta idea hasta su muerte en 1996. Esta visión del cardinal Bernardin, con la cual proponía comprender la enseñanza moral de la Iglesia, que buscaba responder a los muchos desafíos que afectaban la vida humana, como si formaran parte de un único vestido, traza un camino para la Iglesia que nos puede servir también en el día de hoy.
   
Por ejemplo, un católico no puede declarar que es provida solo por mantener una postura en contra del aborto, pero luego diciendo [sic] que está a favor de la pena de muerte. Esto no sería coherente con la doctrina social de la Iglesia, y entonces podemos decir que nuestra forma de pensar y de enseñar, tiene que manifestar coherencia, que defiende el valor de la vida humana desde el principio hasta el final».
El concepto de Bernardin de “una túnica inconsútil” (en realidad de autoría disputada entre la periodista y pacifista cimbrio-estadounidense Eileen Mary Egan, el “monseñor” estadounidense Joseph Bryan Hehir Connors, y el propio Bernardin) afirma que todas las cuestiones relacionadas con la vida, como el aborto, la migración, la guerra, la pobreza o la pena de muerte, deben abordarse con la misma seriedad moral. Esto desencadenó una disputa que duró una década en EE. UU. Antes de él, los católicos sostenían que el aborto es una cuestión moral preeminente. El enfoque de Bernardin debilitó y dividió al movimiento provida estadounidense. Aunque a la verdad, Bernardin tuvo que admitir que la túnica no era TAAAN “inconsútil” como creía y quería hacer creer, porque tres meses después, el 11 de Marzo de 1984, en una conferencia en la Universidad de San Luis dijo:
«Una  ética coherente no exige que todos en la Iglesia deban hacerlo todo, sino que, al igual que individuos y grupos que defienden un tema,  ya sea la oposición al aborto o la pena capital, la  forma en que  nos oponemos a una amenaza debe estar relacionada con el apoyo a una visión sistémica de la vida. No es necesario ni posible que cada persona se involucre en cada tema, pero sí es posible y necesario que la Iglesia en su conjunto cultive una conexión consciente y explícita entre los diversos temas»
En la Universidad de Seattle el 2 de Marzo de 1986, dijo:
«¿Significa esto que todos deben hacerlo todo? ¡No! Hay límites de tiempo, energía y competencia. Cada vocación individual tiene su forma. Las personas deben especializarse; los grupos deben concentrar sus energías. La ética coherente no niega esto. Pero sí dice algo a la Iglesia: nos llama a un testimonio de vida más amplio del que a veces manifestamos en nuestras actividades individuales».
Y el 1 de Octubre de 1989, en su declaración Decidir por la Vida, dijo:
«Sin embargo, no todos los valores tienen el mismo peso. Algunos son más fundamentales que otros. En este Domingo del Respeto a la Vida, deseo enfatizar que ningún valor terrenal es más fundamental que la vida humana. La vida humana es la condición para disfrutar de la libertad y de todos los demás valores. Por consiguiente, si hay que elegir entre proteger o servir valores humanos menores que dependen de la vida para su existencia y la vida misma, la vida humana debe prevalecer. Hoy en día, el reconocimiento de la vida humana como valor fundamental se ve amenazado. En ningún otro caso esto es más evidente que en el caso del aborto electivo. Actualmente, en nuestro país, este procedimiento se cobra la vida de más de 4.000 fetos cada día y de más de 1,5 millones cada año».
Conclusión: hasta en las causas existe la división del trabajo y la jerarquía de valores.
  
Incluso, la carta del entonces prefecto de la Doctrina de la Fe Joseph Ratzinger a la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos de Julio de 2004 (la carta que el entonces cardenal McCarrick trató de ocultar), les recordó que hay diferemcias:
«No todas las cuestiones morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena capital o sobre la decisión de declarar la guerra, no por ello se le consideraría indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión… Puede haber una legítima diversidad de opiniones incluso entre los católicos sobre la guerra y la aplicación de la pena de muerte, pero no así con respecto al aborto y la eutanasia».
   
Acto seguido, el otrora obispón de Chiclayo lanzó su puya contra los críticos del ex-sínodo mencionada en ocasión anterior (minuto 6:51 a 8:01; la parte destacada comienza en el 7:16):
«Como comunidad de creyentes, también como sociedad, nos encontramos muchas veces profundamente afligidos a causa de divisiones, perplejos y a veces confundidos por un conjunto de nuevas preguntas sobre la vida, sobre la relación de la Iglesia con la sociedad en general, incluso sobre la misma identidad de la persona y su relación consigo misma.
   
Hay división entre los cristianos. Hay personas, por ejemplo, en la Iglesia que critican duramente al Santo Padre, a ciertos obispos o situaciones. Personas que rechazan sus enseñanzas, que buscan dividir. Solo mirando los blogs, las entrevistas, en estos últimos meses (antes, durante y en la conclusión del mes del Sínodo sobre la Sinodalidad), han sido publicadas falsas noticias, distorsiones, y hasta teorías, conspiraciones, interpretaciones erradas sobre tantas hermosas experiencias que vivimos durante el Sínodo».
Como respuesta, Riggitano-Prévost se asoció completamente a la inmoralidad de Bernardin, Čupić y Bergoglio, y llamó a la USAT a otro tanto (minuto 8:01 hasta el final)
«En un cierto sentido les propongo que hoy en día necesitamos de nuevo la propuesta del cardenal Bernardin, y tal vez ahora más que nunca, en esta línea ahora, el cardenal Čupić ha propuesto recuperar y luego desarrollar estas ideas de la “ética coherente de la vida”, caminando ahora hacia una nueva “ética integral de solidaridad”.
   
Con esta propuesta, la Iglesia podría ofrecer un gran regalo al pueblo de Dios (y de hecho, a todas las personas que buscan el bien común), porque si la Iglesia toma en serio el llamado del Papa Francisco a encarnar una Iglesia sinodal, entonces debemos inculcar una ética integral de solidaridad en todas las dimensiones de nuestra vida.
   
La ética coherente de la vida surgió de una percepción de que se estaban planteando una serie de preguntas morales a lo largo del espectro de la vida desde la concepción hasta la tumba, en parte por la aparición de nuevas tecnologías que hoy en día también plantean serias cuestiones a la Iglesia, a la familia, a todas las personas, en toda la sociedad. En las palabras del cardenal Bernardin, “por el espectro de la vida, a través de los temas de la genética, el aborto, la pena capital, la guerra moderna y el cuidado de los enfermos terminales”.
   
El cardenal Bernardin arraigó estas diversas cuestiones en un solo principio de la fe católica: que la pérdida de una sola vida humana es un acontecimiento transcendental.
   
Visto en este contexto, el aborto, la guerra, la pobrezaz la eutanasia y la pena capital comparten una identidad común: en que todos se basan en su negación del derecho a la vida.
   
Podríamos añadir otras cuestiones, como son los efectos de la inteligencia artificial, la trata de personas, los derechos de los inmigrantes, entre muchos otros. Nuestra respuesta a todos esos retos requiere coherencia en base al respeto por la dignidad de la vida humana y una auténtica reverencia por la imagen y semejanza de Dios, que está en cada ser humano. Si uno sostiene (como hacemos nosotros) que el derecho de cada feto a nacer debe ser protegido por el derecho civil, respaldado por el consenso civil, entonces nuestras responsabilidades morales, políticas y económicas no pueden detenerse en el momento del nacimiento; tenemos que buscar lo necesario para que cada niño que nace reciba los cuidados necesarios, que sea protegido su derecho a la vida, a la salud, a la educación…
   
“Aquellos que defienden el derecho a la vida de los más débiles entre nosotros, deben ser igualmente visibles en apoyo de la calidad de vida de los más débiles entre nosotros”, que incluyen los ancianos y los niños, los hambrientos, los que no tienen hogar, los inmigrantes indocumentados.
   
Al mismo tiempo en su momento, el cardenal Bernardin subrayó la distinción de cada uno de los problemas. Cualquier esfuerzo por mezclarlos sin comprender su relativa importancia moral, se apartaría de la enseñanza católica.
  
En otras palabras, el cardenal no afirmaba que todos los problemas de la vida fueran equivalentes; más bien insistió mucho sobre el carácter distintivo de cada desafío o dilema, cada uno de los cuales requiere su propio criterio de análisis; y al mismo tiempo enfatizaba la realidad de la interrelación de todas las amenazas a la dignidad de la vida humana.
   
Uno de los grandes desafíos hoy que tenemos por delante, y en modo particular en esta universidad católica, en todas las universidades católicas, es encontrar la mejor manera para enseñar y promover precisamente un modo de pensar que busca unir los esfuerzos en la Iglesia, en la política, y en todos los sectores de la sociedad, para trabajar en armonía para construir una sociedad donde el valor de toda vida humana es respetado y protegido.
   
En la Universidad Católica hay una enorme responsabilidad de profundizar esta reflexión y de acompañar también en el espíritu de la sinodalidad, esa gran tarea de iluminar y proponer válidas soluciones a los muchos desafíos, los cuales tenemos que responder.
   
Agradezco, y una vez más felicito a todos por el trabajo en esta universidad, especialmente en esta ocasión, esta celebración de los 25 años de vida de fundación de la Universidad Santo Toribio, y feliz aniversario a todos».
El cardenal Bernardin, que perdió a su padre Giuseppe “Beppi” Bernardin Zanin (picapedrero italiano emigrado a los Estados Unidos después de la Gran Guerra Europea) a los seis años por un cáncer, fue sospechoso y acusado de ser homosexual practicante por varios autores católicos, entre ellos Randy Engel y Matt Abbott. El psiquiatra Richard Sipe afirmó que varios seminaristas y sacerdotes afirmaron haber tenido pecados homosexuales con Bernardin. Además, ha sido descrito en la novela del padre Malachi Martin “Windswept House - A Vatican Novel” (La casa azotada por el viento - Una novela vaticana) presidiendo junto al obispo John Joyce Russell de Richmond (Virginia) la misa negra en Charleston, Carolina del Sur que se celebró en simultánea con el cardenal Jean Marie Villot Laville y Agostino Casaroli Parelli en la Capilla Paulina de la basílica Santa María la Mayor el día de la coronación de Pablo VI Montini el 29 de Junio de 1963, y autor de la cruz satánica con los pies invertidos que Bergoglio popularizó, y el mismo Riggitano-Prévost en su momento llevaba en Chiclayo.
   

EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA; Y EL QUE TENGA INTELIGENCIA, QUE RAZONE.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)