Adaptación de un artículo de la Agencia FARO
No queremos dejar terminar el mes de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor, sin dejar constancia de la explicitación de su política (porque de política se trata, aunque no de política católica; pero también de heterodoxia plena, contra la doctrina de la Iglesia) que el "Arzobispo" de Madrid, Antonio María, "Cardenal" Rouco Varela, efectuó en Ávila el pasado 22 de julio.
Antonio María "Cardenal" Rouco Varela, "Arzobispo" de Madrid"
En declaraciones a los medios unos momentos antes de pronunciar una conferencia titulada "Anunciar a Dios en la sociedad española contemporánea" (dentro del curso "Dios en la sociedad postsecular", organizado por su Facultad de Teología San Dámaso, la Universidad CEU San Pablo y la Universidad Católica de Ávila; es decir, en un entorno cómodo, controlado, y proclive al error conciliar de la "laicidad positiva", entre otros), afirmó literalmente (así quedó recogido por los micrófonos de la COPE, propiedad de la Conferencia Episcopal que Rouco Varela preside, y reproducido por InfoCatólica, entre otros) cosas como las siguientes: "Un gobernante tiene que aplicar la ley y si no lo hace tendrá que renunciar a su cargo"; "un gobernante tiene la obligación de cumplir la ley, no está por encima de la ley"; "otra cosa es qué hace con su conciencia ante una ley que es injusta", lo cual, según Rouco, "es un problema que habría que ver en cada caso". Estas enormidades las decía respecto de la nueva ley del aborto, negando así la legitimidad hasta a las tímidas manifestaciones de algunos presidentes de gobiernos autónomos en el sentido de que podrían no aplicarla. En su defensa del régimen laicista imperante, Rouco Varela dijo que confiaba en que el Tribunal Constitucional declarase inconstitucional "algunos aspectos" (por lo que se ve, al Cardenal no le parecen mal todos; o admite que muchos son compatibles con la Constitución de 1978, y sin embargo la defiende e invoca) de dicha nueva ley del aborto; "tiene que ver con la interpretació n a la luz de la Constitución" de 1978, en la que, dijo Rouco, "se garantiza el derecho a la vida de todos". Añadió el presidente de la Conferencia Episcopal que la "forma" en que el Tribunal Constitucional "trató la constitucionalidad de la primera ley" (1984) cuando "declaró que el embrión, el concebido, desde el primer momento de su existencia, es un bien constitucionalmente protegido". Como se ha visto con la ley despenalizadora del aborto vigente hasta ahora, aprobada por ese mismo Tribunal, con la cual España se convirtió en el paraíso abortista de Europa (más de un millón de niños asesinados por aborto quirúrgico, incontables por aborto químico).
Con la actual legislación, España es el país que más abortos practica en toda la UE
Resumiendo: Rouco Varela niega no sólo la doctrina católica perenne, según la cual las leyes injustas no son propiamente leyes, y no obligan: niega hasta el tímido recurso de la "objeción de conciencia" que hasta ahora parecía promover. Afirma en su lugar que los católicos tienen que abandonar cualquier tipo de cargos públicos, dejándolos así plenamente en manos anticatólicas, o cumplir y hacer cumplir las leyes inicuas (con lo cual se ponen fuera de la Iglesia y se convierten en enemigos de la sociedad). Se niega a sacar la consecuencia lógica de esta trágica situación, que es que el régimen imperante y la Constitución de 1978 son causa de la misma; son injustos, y por lo tanto, ilegítimos; los católicos no les deben acatamiento y tienen la obligación de esforzarse en derribarlos y restaurar un régimen justo. En vez de eso, invoca la misma Constitución, ignorando la doctrina de la Iglesia que se supone representa.
No es de extrañar, por lo demás, en un prelado que --como sabemos los lectores de FARO-- es propagandista y turiferario del irreligioso Jefe de Estado constitucional, Juan Carlos, y de su entorno; favorable al laicista, divorcista, abortista y aberrosexualista Partido Popular; protector e impulsor de sectas y "nuevos movimientos", como el llamado Camino Neocatecumenal; enemigo acérrimo de la Santa Misa y practicante y promotor de la más groseras formas litúrgicas setenteras, protector de estrafalarios "teólogos de la liberación", como los que manejan sacrílegamente la tristemente célebre parroquia de San Carlos Borromeo en Entrevías; y un largo etcétera que, por una vez, ha coronado sin ambigüedades con su adhesión a una "legalidad" y a un régimen incompatibles con el Cristianismo. Sosteniendo una doctrina radicalmente contraria al deber de resistencia de los católicos. Lo cual hace a los católicos incompatibles con Antonio María, Cardenal Rouco Varela, a quien tras declaraciones como esta cabe juzgar plenamente fuera de la Iglesia, además de enemigo de España y, por supuesto, de los niños por nacer.
Es inevitable recordar a los clérigos juramentados de la Revolución Francesa, o a los jansenistas de las falsas Cortes de Cádiz. O al trágala de los liberales decimonónicos: sólo que ahora lo canta un prelado. Estar en comunión con Rouco Varela es estar en comunión con Roma.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)