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martes, 19 de agosto de 2025

CARDENAL DE ESTOCOLMO: «NO REGISTRAREMOS LOS SACRAMENTOS OFICIADOS POR LA FSSPX»


El pasado 15 de Agosto, el “cardenal” Lars Anders (Lorenzo Andrés) Arborelius Unander OCD, obispón de Estocolmo (Suecia) emitió la siguiente declaración y nota aclaratoria (que presentaremos como un solo documento) con ocasión de la visita del obispo Bernard Fellay Voegele FSSPX a Suecia:
  
TRADUCCIÓN
DIÓCESIS CATÓLICA DE ESTOCOLMO

DIŒ́CESIS HOLMIÉNSIS

Declaración del Cardenal Arborelius sobre la importancia de la unidad y aclaración sobre la FSSPX en nuestra diócesis
   
Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis Católica de Estocolmo:
   
Como cristianos católicos, creemos que el Papa, como sucesor de Pedro, administra el oficio de unidad. Nuestro Santo Padre León XIV enfatizó al inicio de su pontificado que deseaba proteger y fortalecer la unidad mutua dentro de nuestra Iglesia Católica. Solo desde esta unidad interior podemos contribuir a fortalecer la unidad con otros cristianos. 2025 es también un año ecuménico, en el que, junto con todos los bautizados, nos arrepentimos y nos unimos a Jesús, quien ora para que todos seamos uno.
   
Durante este santo Año Jubilar, también conmemoramos el Concilio de Nicea, celebrado hace 1700 años. Desde entonces, los cristianos hemos compartido el mismo credo. Allí confesamos nuestra fe en la «Iglesia una, santa, católica y apostólica».
   
Para salvaguardar la unidad interna de nuestra diócesis, quisiera hacer esta declaración y aclaración [abajo, N. del T.]: la Sagrada Eucaristía es el sacramento de la unidad, en el que nos unimos a Jesús y entre nosotros. Por lo tanto, es fundamental que la celebración de la Sagrada Eucaristía nos fortalezca en la unidad de fe, esperanza y amor, y no genere división.
    
Hoy oramos especialmente para que la Virgen María, asunta a la plena gloria del cielo, ore por nosotros y nos ayude a permanecer en la unidad que Jesús confió a sus apóstoles y a sus sucesores para conservar y fortalecer.
   
Estocolmo, 15 de agosto de 2025, Asunción de la Virgen María al Cielo
  
Cardenal Anders Arborelius OCD
Obispo de la Diócesis Católica de Estocolmo
   
***
   
Aclaración tras la visita de la Fraternitas Sacerdotalis Sancti Pii X (FSSPX) y su ex superior general a la diócesis católica de Estocolmo

  1. El Obispo de Estocolmo es el único que supervisa la vida litúrgica de la Diócesis Católica de Estocolmo y es el máximo responsable de la unidad de la diócesis. Ningún otro obispo puede oficiar ceremonias episcopales en nuestra diócesis sin el permiso del obispo diocesano, el Cardenal Arborelius (CIC 390. De pastoráli ministério episcopórum, 22 de Febrero de 1973, n. 32-38).
  2. El obispo Bernhard Fellay es el ex Superior General de la FSSPX, que no vive ni trabaja en comunión con la Santa Sede, y cuyo estatus canónico es incierto. Ha celebrado ceremonias episcopales en nuestra diócesis sin el conocimiento de nuestro obispo. Convocar a un líder eclesiástico a la diócesis por iniciativa propia es contrario al derecho canónico y genera división y discordia.
  3. Los católicos que reciben los sacramentos administrados por la FSSPX deben saber que la Iglesia desaconseja la participación de los fieles en las misas celebradas por esta fraternidad, ya que la FSSPX carece de reconocimiento canónico y no está en plena comunión con la Santa Sede y el papa León XIV. La participación y recepción de los sacramentos en este contexto expresa una falta de unidad con el obispo diocesano Anders Arborelius OCD y el papa León XIV.
  4. Los sacerdotes de la FSSPX no están autorizados a celebrar la Misa en nuestras iglesias, capillas o monasterios.
  5. Los sacramentos recibidos a través del ministerio de la FSSPX no pueden registrarse en los libros eclesiásticos de la diócesis y las parroquias, lo que afecta directamente las oportunidades de los creyentes de recibir certificados de bautismo y confirmación.
  6. Los sacramentos celebrados por sacerdotes de la FSSPX deben evitarse, ya que son «válida sed illícita» (válidos pero ilícitos). Dado que los sacramentos son lo más sagrado que la Iglesia administra, exigen la más profunda reverencia. Un sacerdote nunca debe celebrar a sabiendas sacramentos ilícitos, y esto también se aplica a la participación de los fieles (CIC can. 838; 844 §1).
  
Diócesis católica de Estocolmo 2025-08-15
  
Arborelius desconoce (aunque no debería) que el mismo Francisco Bergoglio les reconoció a la FSSPX la facultad para confesar y presenciar –a medias– los matrimonios. Ítem lo anterior, el sitio web del Jubileo del Vaticano incluyó en su calendario de eventos la peregrinacióm que realizarán mañana 20 de Agostoa la cual se prepararon con una novena a la Inmaculada Concepción ordenada por su Casa General.
 
Y para más inri, él mismo debe recordar que el 20 de Agosto de 2021, usando como excusas «promover la unidad y la cohesión de la Iglesia» y «la fe en la eucaristía, la cual es “sacramento de unidad y paz”», implementó el Motu próprio “Traditiónis Custódes” en su diócesis (que comprende toda Suecia)forzando a los presbíteros que siguen el rito roncalliano ¡A USAR TEMPLOS LUTERANOS Y LA TRADUCCIÓN BÍBLICA DE LOS LUTERANOS! (clara indicación de que la iglesia novusordita es más protestante que los mismos protestantes).
  
Por otra, la definición canónica de cisma es inaplicable en las relaciones Roma-Menzingen, porque la eclesiología de ambas es diversa entre ellos y frente a la Iglesia Católica, como quiera que
  1. La FSSPX dice que
    pero el problema es que
    y por ende
    • la FSSPX se reserva el derecho de determinar cuándo la Roma que enseña, legisla y santifica es la Roma Eterna que debe ser obedecida, y cuándo es la Roma Modernista que debe ser resistida.
  2. El Vaticano dice que
    pero al mismo tiempo enseña magisterialmente que
… por lo tanto, VEM HAR NÅGOT EMOT DET? (¿A QUIÉN LE IMPORTA?).

A lo largo de su mandato, Arborelius (converso del luteranismo), ha fomentado el diálogo sincero con las iglesias protestantes de Suecia. En 2021, participó en un retiro ecuménico sobre el corona con Karin (Catalina) Maria Elisabet Johannesson Ferrmark, obispona luterana de Uppsala, y en 2016, celebró la conmemoración del 500.º aniversario de la “Reforma” protestante. Por eso Bergoglio lo creó cardenal presbírero de Santa María de los Ángeles y los Mártires el 28 de Junio de 2017 y lo nombró miembro del entonces Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos en 2017, de los Dicasterios para el Clero y para las Iglesias Orientales (ambos en 2019), de la Secretaría para la Economía en 2020, y del Dicasterio para los Obispos en 2022.
  
ACTUALIZACIÓN (26 de Agosto de 2025): El padre Karl Thomas Stehlin FSSPX (Superior del Distrito de Europa Oriental) y el padre Håkan Lindström FSSPX (responsable del apostolado en Escandinavia) publicaron el 22 de Agosto una carta abierta en respuesta al comunicado de Arborelius:
  
TRADUCCIÓN
CARTA ABIERTA AL CARDENAL ARBORELIUS EN RESPUESTA A LAS DECLARACIONES DEL 15 DE AGOSTO DE 2025
Su Eminencia,

Hemos tomado nota de las dos declaraciones relativas a nuestra fraternidad sacerdotal hechas públicas por Su Eminencia con motivo de la fiesta de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.

Animados por el celo por la salvación de las almas y en el espíritu de devoción filial a nuestra Santa Madre la Iglesia y sus instituciones, nos gustaría dar a conocer nuestros pensamientos e intenciones en forma de una carta abierta que esperamos fomente una mayor comprensión de la naturaleza de nuestro trabajo y beneficie a muchos fieles católicos en Suecia.

Situación de la actividad pastoral de la FSSPX según las autoridades eclesiales
El punto n.º 6 de la Aclaración de Su Eminencia establece que los sacramentos celebrados por nuestros sacerdotes son «válida sed illícita» (válidos pero ilícitos, es decir, inadmisibles). Agradecemos esta aclaración, que demuestra, para beneficio de todos los fieles, que Su Eminencia coincide con nosotros en que todos nuestros sacramentos son válidos.

En cuanto a la licitud (admisibilidad) de los sacramentos celebrados por nuestros sacerdotes, queremos señalar que el 1 de septiembre de 2015, «motivado por la necesidad de responder al bien de estos fieles», el Santo Padre Francisco otorgó facultades para escuchar confesiones válida y lícitamente a todos los sacerdotes de nuestra fraternidad sacerdotal. Inicialmente, esto se otorgó por un año (el Año de la Misericordia) y posteriormente, en la Carta Apostólica “Misericórdia et mísera”, del 20 de noviembre de 2016, se prorrogó hasta nuevo aviso para el «beneficio pastoral» de los fieles que asisten a nuestras iglesias. Estas facultades no han sido revocadas por la Santa Sede hasta la fecha.

La Iglesia y el Santo Padre ciertamente no consideran un “bien de los fieles” ni un “beneficio pastoral” tranquilizar a los fieles que están a punto de hacer algo objetable o inadmisible. Pero como las confesiones suelen celebrarse inmediatamente antes de la Santa Misa, es lógico que la mayoría de los fieles que acuden a nuestros sacerdotes para confesarse tengan la intención de asistir a la Santa Misa celebrada por uno de ellos inmediatamente después.

Además, en la carta de la Comisión Pontificia “Ecclésia Dei”, firmada el 27 de marzo y publicada el 4 de abril de 2017, se promulgó la decisión del Santo Padre de autorizar a los Ordinarios Locales la posibilidad de otorgar facultades para la celebración de matrimonios de fieles que siguen la actividad pastoral de la FSSPX. La carta menciona explícitamente que el propósito de esta decisión era tranquilizar la conciencia de los fieles y que la misa celebrada después de dicha ceremonia matrimonial puede o debe ser celebrada por un sacerdote de la FSSPX. Ahora bien, la Iglesia y el Santo Padre no tranquilizan la conciencia de quienes hacen algo inadmisible u objetable.

Por tanto, evidentemente no es opinión de la Santa Sede que sea inadmisible u objetable seguir las actividades pastorales de la FSSPX.

En el punto n.º 2 de la Aclaración de Su Eminencia, se afirma que la FSSPX no vive ni trabaja en comunión con la Santa Sede. Esta afirmación es manifiestamente falsa y constituye una grave calumnia. Los miembros de la FSSPX son católicos en virtud de su bautismo, fe católica y sumisión a la autoridad del Papa. Sin embargo, esta sumisión no implica una obediencia ilimitada.

El uso que hace Su Eminencia de la expresión «no vivir ni trabajar en comunión con la Santa Sede» equivale a la acusación de que estamos en cisma. Por falsa que sea esta acusación, al menos constituye una afirmación clara y precisa sobre el estatus canónico: alguien en cisma está separado de la Iglesia. Pero en la misma frase también se dice que nuestro estatus canónico es incierto. ¿Cómo podemos estar al mismo tiempo en cisma y en un estatus canónico incierto?

Las declaraciones de los Santos Padres Benedicto XVI y Francisco, y en especial su manera de abordar los asuntos relativos a nuestra fraternidad sacerdotal como asuntos internos de la Iglesia, demuestran claramente que nos consideraban católicos y parte de ella. Ejemplos de ello son las discusiones doctrinales entre el Vaticano y la FSSPX de 2009 a 2012 y las facultades otorgadas por el Papa Francisco en 2015, 2016 y 2017.

Se ha enfatizado claramente, especialmente por el Papa Benedicto XVI, que el “problema” entre la Santa Sede y la FSSPX es de naturaleza doctrinal, no disciplinaria. En otras palabras, la razón por la que se le niega a nuestra fraternidad un estatus canónico oficial no es una negativa por nuestra parte a reconocer al Papa, a vivir en comunión con el resto de la Iglesia, ni a seguir actuando sin permiso, ni con mala fe, ni nada por el estilo. El Papa Benedicto XVI declaró en la Carta a los Obispos del 10 de marzo de 2009: «Los problemas que ahora deben abordarse son esencialmente de naturaleza doctrinal y se refieren principalmente a la aceptación del Concilio Vaticano II y del magisterio postconciliar de los Papas». En la carta del 1 de septiembre de 2015, el Papa Francisco declaró respecto a la FSSPX: «Desde diversos ámbitos, varios hermanos obispos me han hablado de su buena fe y práctica sacramental».

Obispos muy respetados de la Iglesia han expresado su apoyo a la FSSPX, defendido su adhesión a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia y abogado por su reconocimiento por parte de las autoridades de la Iglesia.

Se ha informado en la prensa que el obispo Atanasio Schneider afirmó que solo una visión muy limitada y legalista de la realidad de la Iglesia podría llevar a creer que la FSSPX es cismática, y que quienes afirman esto priorizan la letra del Derecho Canónico sobre la importancia primordial de la plenitud de la fe católica y de la liturgia tradicional. Además, la FSSPX exhibe continuamente una comunidad canónica con el Papa al orar por él durante la misa y ofrecer otras oraciones públicas por él, y que la falta de reconocimiento canónico no impide que los católicos reciban los sacramentos del clero de la FSSPX.

Particularmente reveladora es la historia del obispo Vitus Huonder, ex obispo diocesano de Chur en Suiza, a quien el cardenal Gerhard Ludwig Müller, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargó iniciar un diálogo con la FSSPX. Este mandato lo llevó a mantener contactos regulares con miembros de la FSSPX, lo que le permitió comprender nuestra fraternidad desde dentro, más allá de las representaciones mediáticas. Su viaje culminó con su retiro a nuestra casa en Wangs (Suiza), una decisión tomada con el permiso explícito y la bendición del papa Francisco. En una serie de charlas por video, expresó su profunda admiración por nuestro fundador, el arzobispo Marcel Lefebvre. También afirmó que el papa Francisco personalmente le dijo que la FSSPX no está en cisma. El obispo Huonder murió el miércoles de Pascua de 2024 y fue enterrado en Écône junto con el arzobispo Lefebvre.

En el número 3 de la Aclaración, se plantea la frecuente afirmación de que la FSSPX no está en plena comunión con la Santa Sede y el Papa. El uso de la expresión “plena comunión” en este contexto es una novedad, y la distinción entre comunión “plena” e “imperfecta” es una innovación del Concilio Vaticano II. La enseñanza tradicional de la Iglesia es muy simple: los católicos pertenecen a la Iglesia al cumplir las tres condiciones clásicas: bautismo, fe católica y sumisión a la jerarquía. La FSSPX reconoce la autoridad del Papa y sus sacerdotes rezan por él en cada misa. La verdadera obediencia consiste en aceptar la autoridad del Papa como tal, en rezar por él y en respetar su persona, resistiendo activamente cualquier orientación negativa que pueda querer impartir a la Iglesia. Esta es la actitud de la FSSPX y, por lo tanto, estamos en un estado de sumisión al Papa.

Obligación de registrar los sacramentos
En el nº 5 de la Aclaración se afirma que los sacramentos celebrados por nuestros sacerdotes (que son admitidos como válidos – ver arriba) no pueden ser ingresados ​​en los registros sacramentales de la diócesis y que esto afectará la posibilidad de que los fieles reciban certificados de bautismo y de confirmación.

La teología sacramental católica y el Derecho Canónico imponen una obligación inequívoca de llevar un registro de la recepción de ciertos sacramentos, especialmente aquellos que sólo pueden recibirse una vez sin sacrilegio, como el Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal.

El derecho canónico (535 § 2) prescribe que las anotaciones de confirmación, matrimonio, recepción de las órdenes sagradas, etc. deben anotarse siempre en el certificado de bautismo.

No podemos imaginar que Su Eminencia realmente pretenda prohibir que se inscriban confirmaciones válidas en los registros sacramentales ni en los certificados de bautismo, ya que esto inevitablemente generaría confusión e incertidumbre sobre si un fiel ha recibido o no el sacramento de la Confirmación y, por lo tanto, plantearía el riesgo de que se repitiera sacrílegamente la administración de la Confirmación. Tal política iría claramente en contra de las prescripciones del Derecho Canónico y constituiría un abuso de poder que dificultaría la vida y causaría temor e incertidumbre a los fieles católicos que no tienen otro deseo que profesar su fe católica y vivir en plena conformidad con ella.

Por supuesto, aseguraremos a los fieles interesados ​​que siempre podrán obtener un certificado de confirmación directamente de nosotros, si la Diócesis Católica de Estocolmo decide ignorar la teología y la Ley de la Iglesia en este asunto.

Estado de grave necesidad espiritual
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X considera justificada la realización de aquellas de sus actividades pastorales que no cuentan con la aprobación de las autoridades eclesiásticas por la existencia de un estado de grave necesidad espiritual causado por la crisis actual de la Iglesia.

Para su salvación y santificación, las almas necesitan la verdadera y pura fe católica y los sacramentos de la Iglesia católica, celebrados en los ritos dignos, imponentes y edificantes del Misal tradicional, el Ritual y el Pontifical que verdaderamente conducen los corazones y las mentes al reino de lo sobrenatural y de las cosas de Dios, como lo han hecho durante siglos para tantos de los santos más amados y venerados de la Iglesia.

Todo miembro de la Iglesia tiene derecho a recibir de ella la doctrina y los sacramentos necesarios para la salvación. Esto incluye el derecho a ser advertido contra los errores que ponen en peligro la fe, así como el derecho a que se le enseñe la plenitud de la fe católica.

En la Iglesia actual, se permite la propagación prácticamente sin control de muchos errores previamente condenados por el magisterio eclesiástico, con un inmenso número de teólogos contemporáneos, e incluso obispos y cardenales, que niegan o cuestionan abiertamente los dogmas de la Iglesia católica. Las reformas litúrgicas han llevado a una pérdida de respeto por lo sagrado, ya que las nuevas formas, en gran medida, no elevan el alma a Dios y, más bien, rebajan lo que debería considerarse sagrado y abordarse con respeto y reverencia al nivel de lo mundano y cotidiano. La práctica de recibir la Sagrada Comunión en la mano y de pie no solo ocasiona muchos sacrilegios, sino que también es, al menos en parte, responsable de la pérdida de fe de muchos católicos en la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento.

Refiriéndose a la situación de la Iglesia en 1972, el Papa Pablo VI dijo en una homilía que «de alguna fisura el humo de Satanás ha entrado en el templo de Dios». En su exhortación apostólica de 2003 “Ecclésia in Europa”, el Papa Juan Pablo II lamentó una erosión generalizada de la fe marcada por el agnosticismo práctico, la indiferencia religiosa y el olvido de la herencia cristiana, describiéndola como una apostasía silenciosa por parte de personas que tienen todo lo que necesitan y que viven como si Dios no existiera. Benedicto XVI condenó públicamente el «proceso de secularización» que «ha producido una grave crisis del sentido de lanfe cristiana y de pertenencia a la Iglesia».

En nuestra opinión, la predicación del ecumenismo moderno y la libertad religiosa han tenido consecuencias especialmente perjudiciales. Un verdadero ecumenismo busca guiar a las almas a la verdadera Iglesia fundada por Jesucristo, pero el ecumenismo moderno y falso, promovido por el Concilio Vaticano II, se centra en lograr una reconciliación puramente humana, ignorando la necesidad de reconciliar a los hombres con Dios guiando a las almas hacia los medios de salvación que solo se encuentran en la Iglesia Católica. La libertad religiosa, tal como la enseña el Concilio Vaticano II, niega los derechos de Nuestro Señor Jesucristo como Rey.

Muchas verdades fundamentales de la fe católica son desafortunadamente ignoradas o negadas en gran parte de la Iglesia, como la infalibilidad de la revelación divina, la importancia de la gracia santificante, la realidad del infierno, el poder del diablo, la necesidad de la lucha espiritual y el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo.

Si la jerarquía normal (párroco, obispo, etc.) no cumple con su deber, los fieles se encuentran en un estado de necesidad que les permite recurrir a cualquier sacerdote católico. Debido a esta necesidad, este sacerdote recibe directamente de la Iglesia lo que se denomina jurisdicción supletoria para atender a los fieles. Siempre hemos sostenido que, en la crisis actual, la jurisdicción supletoria faculta a los sacerdotes tradicionales para bautizar, confesar, casar, etc., a católicos que de otro modo no dependerían de ellos.

El hecho de que se condenen algunos errores, se prediquen (partes de) la verdad católica y se permita celebrar la liturgia tradicional en algunos lugares especialmente previstos, a menudo de manera inestable, para fieles con una “preferencia personal” o que están “apegados al vetus ordo”, como se expresa a menudo, no altera claramente la persistencia del estado de grave necesidad espiritual. Pues la defensa de la Tradición litúrgica y doctrinal de la Iglesia no es más que la defensa de la integridad de la fe católica, que es el bien común de la Iglesia; por este mismo hecho, implica la lucha contra los errores modernos que desafían las verdades fundamentales de la fe y, por lo tanto, ponen en peligro el bien común de la Iglesia. Cuando las autoridades consideran este bien común de la fe católica como objeto de un simple apego personal, existe un estado de necesidad.

La Ley suprema de la Iglesia es la salvación de las almas. La Ley de la Iglesia, como cualquier otra ley justa, permite excepciones en circunstancias excepcionales. El derecho civil prohíbe romper ventanas, pero no es incorrecto romper una para salvar a un bebé de un edificio en llamas. De igual manera, no es incorrecto ayudar a alimentar al rebaño hambriento, incluso si solo se puede hacer a costa de la desaprobación de las autoridades eclesiásticas, cuya aprobación se habría requerido en circunstancias normales. En vista de esto, no podemos estar de acuerdo con la declaración de Su Eminencia en el n.º 6 de la Aclaración de que los sacramentos celebrados por nuestros sacerdotes no están autorizados y, por lo tanto, nunca deben ser celebrados ni evitados por los fieles. Las propias circunstancias otorgan la autorización que falta por parte de las autoridades responsables, lo que hace que estas celebraciones sean válidas y lícitas.

La FSSPX proporciona acceso a los medios de salvación mencionados a miles de fieles católicos en todo el mundo mediante sus prioratos, iglesias, capillas, noviciados y seminarios sacerdotales, y nos esforzamos por hacer lo mismo con las almas hambrientas y sedientas de santificación en Suecia y en los demás países escandinavos. Nos esforzamos especialmente por encontrar vocaciones dignas al sacerdocio católico y a la vida religiosa, y por acompañarlas en su camino hacia una vida consagrada a Dios.

Nuestros sacerdotes siempre rezan por el Papa y el Obispo local al comienzo del Canon de la Santa Misa. Lo hacemos sin ánimo de división ni rebelión, sino con el único fin de la gloria de Dios, la preservación de los invaluables tesoros de la fe católica y los sacramentos, entregados a nuestra Madre la Iglesia por Dios Todopoderoso, y la salvación y santificación de las almas. Nuestro único deseo es ayudar a Su Eminencia y a los demás pastores responsables a cumplir con su santo deber en el cuidado de las almas.

Atentamente, Sus humildes servidores en Cristo Rey y María Inmaculada,

Padre Karl Stehlin
Superior del Distrito de la FSSPX para Polonia y Escandinavia

Padre Håkan Lindström FSSPX
Sacerdote responsable del apostolado escandinavo

22 de agosto de 2025, festividad del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María.

2 comentarios:

  1. porque se hace incapie en la unidad en la Santa Misa y n o lo pensaron cuando produjeron la gran division cuando inventaron la Misa del Nuevo Orden

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    1. La pregunta no solo se ha de hacer en cuanto a la Misa del Nuevo Orden en sí, sino también por todo el camino que condujo a ella, iniciado con las reformas de Pío XII:
      • Salterio de Bea,
      • Nuevo formulario de Misa y Oficio de la Asunción,
      • La Semana Santa de 1951-1956,
      • San José Obrero (llamado en su tiempo “San Giuseppe Comunista”),
      • La reducción del ayuno para comulgar (que SOLO era para determinados casos),
      • La “Misa dialogada”, y
      • La instrucción “Música Sacra” de 1958 (que NINGUNO de los más acérrimos partisanos de las reformas observa).

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)