«Tal vez es lícito complacerse en el mal temporal de alguno, cuando se espera que de aquel mal temporal ha de resultar un bien espiritual a él, o a otros. Por ejemplo, si el que sufre el mal fuese un pecador obstinado o escandaloso, dice San Gregorio, que es lícito alegrarse de él, o de que caiga enfermo, o que se empobrezca, para que deje su mala vida, o cese de escandalizar a los demás: “Eveníre plerúmque potest, ut, non amíssa charitáte, et inimíci nostri ruína lætíficet, et ejus glória sine invídiæ contrístet: cum et, ruénte eo, quósdam bene érigi crédimus, et proficiénte illo, plerósque injúste opprími formidámus” [Puede acontecer muchas veces, que sin perder la caridad nos alegremos de la ruina de un enemigo nuestro, y sin pecado de envidia nos entristezca su gloria, como por ejemplo, cuando su caída sirve para aliviar a muchos de sus miserias, y cuando tememos que su prosperidad le sirva para oprimir injustamente a muchos otros] (Morália sive Exposítio in Job, libro XXII, cap. 2)».
SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, Sermón para la Domínica I después de Pentecostés “La Caridad con el prójimo”, punto 1.3: De la Caridad en pensamiento. En Sermones abreviados para todas las domínicas del año. Barcelona, Librería de Pons y Cía, 1865, pág. 253.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad civil, administrativa, penal y canónica por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración constituyen causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)