Hoy 17 de Septiembre, Francisco Bergoglio reafirmó su declaración apóstata de Singapur en un vídeomensaje dirigido a los cincuenta jóvenes de veinticinco naciones del Mediterráneo y del Mar Negro que participan en Tirana (Albania), del 15 al 21 de Septiembre, en el Encuentro del Mediterráneo “Med24 - Peregrinos de esperanza. Constructores de paz” promovido por las Iglesias del Mediterráneo, el cual es la cuarta etapa de los encuentros de Bari, Florencia (ambos en Italia) y Marsella (Francia).
Después de recordar su viaje a Albania hace diez años, Bergoglio dijo: «Todos somos peregrinos de la esperanza, caminando en la búsqueda de la verdad, viviendo nuestra fe y construyendo la paz. ¡La paz se construye! Dios ama a todos los hombres y no hace distinción entre nosotros». Como si los pecadores y los santos fuesen cucarachas del mismo calabazo.
«Aprended juntos a leer los signos de los tiempos. Contemplad la diversidad de vuestras tradiciones como una riqueza, querida por Dios. La unidad no es uniformidad, y la diversidad de nuestras identidades culturales y religiosas es un don de Dios. Unidad en la diversidad. Creced en la estima recíproca, como lo testifican vuestros antepasados», dijo Bergoglio, odiador que es de la Tradición Católica.
En vez de llamar a los jóvenes a escuchar la voz de Dios (cosa que Bergoglio no hace), continuó su llamando al antropocentrismo:
«Poned en el centro la voz de los que no son escuchados. Pensad en los más pobres, los que sufren por ser considerados una carga o una molestia. Pensad en aquellos que, a menudo muy jóvenes, tienen que dejar su país para un futuro mejor. Cuidad de cada uno de ellos. No se trata de números, sino de personas, y cada persona es sagrada; se trata de rostros, cuya dignidad hay que promover y proteger. Renunciemos a la cultura del miedo para abrir la puerta de la acogida y la amistad».
No faltó el insulto a los mártires:
«Sabed caminar sobre las huellas de vuestros mártires. Su valor es un testimonio vivo que puede inspirar vuestro compromiso de resistir a todas las violencias que desfiguran nuestra humanidad, como hizo la beata María Tuci cuando sólo tenía veintidós años».
María Tuçi Fusha, postulante de las Hermanas de los Estigmas de San Francisco de Asís, murió el 24 de Octubre de 1950 a los 22 años de edad producto de las torturas sufridas a manos del agente Hilmi Seiti de la Sigurimi, la policía secreta del régimen comunista ateo de Enver Hoxha que la había arrestado con otras trescientas personas, en represalia tras el asesinato el 7 de Agosto del año anterior del secretario del Partido Comunista en el distrito de Mirdita, Bardhok Biba. Ella no murió por defender los migrantes, o el medio ambiente. Murió por profesar la fe católica y luchar contra el comunismo, igual que los otros 37 (entre ellos el arzobispo de Durraquio y primado de Albania Vicente Prennushi OFM, el militar Gjelosh Lulashi y el convertido del islam Karim Sadiku) que fueron asesinados entre 1946 y 1974, y declarados “beatos” por el cardenal Angelo Amato en Noviembre de 2016.
Finalmente, Bergoglio concluyó su mensaje confiando a los participantes a la Virgen del Buen Consejo, patrona de Albania. «Aprendes de su Corazón Inmaculado a ser peregrinos incansables de esperanza y a seguir los signos de Dios, para que el Mediterráneo redescubra su rostro más bello: el de la fraternidad y la paz. Y que deje de ser un cementerio».
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)