Hoy 7 de Octubre, León XIV Riggitano-Prévost nombró a Pedro Alexandre Simões Gouveia Fernandes, un presbítero de 56 años de edad de la Congregación del Espíritu Santo (espiritanos), como obispón de Puerta Alegre y Castillo Blanco en Portugal. Será “instalado” obispón el 16 de Noviembre en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Puerta Alegre.
Nacido en Lisboa en 1969, Fernandes ha servido como misionero en Mozambique, como formador en Portugal y como asistente espiritual de grupos de jóvenes.
Como Superior Provincial de los espiritanos en Portugal (2018-2024), fue responsable del CEPAC (Centro “Padre Joaquim Alves Correia”) en Lisboa. Bajo su liderazgo, el CEPAC se ha convertido en un centro líder para ofrecer asistencia, incluso legal, a los migrantes africanos.
Citas de la diferentes contribuciones en línea de Fernandes:
- «[En el Capítulo General de los Espiritanos] se hace especial hincapié en el diálogo interreligioso, especialmente en un mundo contemporáneo como el nuestro, donde las cuestiones religiosas, de paz y de justicia son tan apremiantes. Parece absolutamente esencial que la apertura a otras culturas y la sensibilidad religiosa ocupen un lugar central en la actividad misionera de la Iglesia. Por lo tanto, el diálogo interreligioso es una de las prioridades fundamentales.[…]La dimensión del cuidado de nuestra Casa Común, en plena sintonía con Laudato Si' y las enseñanzas del
PapaFrancisco, y las cuestiones de justicia y paz, diálogo interreligioso y desarrollo social —otra dimensión fundamental de la misión hoy—, todo esto está entrelazado, y en verdad, nada de esto tiene sentido de forma aislada. Cuando nos preocupamos por la preocupación de Dios por la humanidad, también nos preocupamos por todas las dimensiones que conforman la vida humana.El anuncio del Evangelio, explícitamente, nunca puede separarse de todas las demás dimensiones del servicio a la persona humana en su totalidad, de manera inclusiva, so pena de distorsionarlo. Por lo tanto, hoy la presencia de los institutos misioneros se caracteriza, sobre todo, por esta proximidad, por esta conexión con las realidades de las personas entre las que nos encontramos y que nos acogen.[…]El Sínodo me parece una de las grandes maravillas y uno de los grandes desafíos delpontificadodelPapaFrancisco. Es un enorme desafío para toda la Iglesia, en particular para los institutos misioneros. Debemos aceptar con mayor conciencia y compromiso que la Iglesia somos todos, todos, y estamos llamados a participar activamente, no solo en una posición subordinada, sino con un compromiso activo. Nuestra voz es importante; lo que Dios escribe en nuestras vidas y en nuestras interacciones es importante. […] En nuestra forma de escucharnos, en cómo hacemos de esta escucha el lugar y el punto de partida para construir algo más parecido a lo que Dios quiere de nosotros, tanto a nivel de la Iglesia como a nivel de la sociedad, de la realidad humana. En cierto sentido, la sinodalidad es nuestra misión, es la esencia misma de ser misioneros, e incluso diría de ser Iglesia. ElPapaFrancisco ha captado esto y lo está transmitiendo de forma formidable a los cristianos y al mundo» (Entrevista con Radio Renascença, 24 de Octubre de 2021). - «Cabe destacar, por cierto, que el 87 % de la población inmigrante cotiza [a la Seguridad Social], en comparación con el 48 % de la población nacional, lo que demuestra que los portugueses no solo no se esfuerzan por integrar a los inmigrantes, sino que, por el contrario, son ellos quienes desempeñan un papel crucial en la sostenibilidad económica de este país. Contrariamente a lo que dicen las voces insensatas de la ultraderecha, mal informada y, sobre todo, malintencionada.Según el informe de la Encuesta Social Europea 2018/19, el 62 % de la población portuguesa expresa creencias racistas, y solo el 11 % no muestra signos de prejuicio a este nivel.[…]Si bien los delitos de odio y el discurso de odio han ido en aumento en las sociedades europeas, incluido Portugal, esto no es ajeno al descarado crecimiento de un discurso populista que difunde falsedades infundadas, incitando al odio y la discriminación contra minorías e inmigrantes. Lo que antes era una vergüenza innombrable ahora es defendido por algunos en público, con la desfachatez incendiaria e indignante del diablo, que hace pasar por medicina lo que, en realidad, es veneno.Afortunadamente, hay voces que se alzan, con datos claros y acciones concretas, para contrarrestar esta peligrosa y repugnante perversidad. Entre ellas, destaco con orgullo el CEPAC (Centro Padre Alves Correia), una institución vinculada a los Misioneros del Espíritu Santo, de la que soy Superior Provincial. Este centro ha apoyado a miles de migrantes en situación de vulnerabilidad y ha sido testigo directo de gran parte de la violencia e injusticia a la que se ven sometidas muchas de estas personas.[…] De repente, se culpa al mensajero del mal mensaje; quien lo difundió es quien es cuestionado, desacreditado y denunciado. Y eso es indignante, intolerable.A menudo, quienes desarrollan una retórica discriminatoria abominable son, hipócritamente, los mismos que, como doncellas insultadas, blanden el hacho contra quienes denuncian el racismo. A los racistas no les gusta oír que el racismo existe; creen que no existe, dicen que no existe.[…]También en este caso, como es habitual, no faltaron las voces que pedían que toda la información llegara a los medios de comunicación para que se dictaran sentencias rápidas y se celebrara, de ser posible, a la víctima o a quienes la apoyaban. Lo que buscaban era un espectáculo, un debate en el que se discutiera lo indiscutible, se subvirtiera la verdad, se trivializara el mal, se diera prominencia al discurso de odio y se relativizaran y desacreditaran las palabras de quienes lo denuncian.Lo que espero del sistema judicial es que imparta justicia y se ponga manos a la obra. Lo que espero de los funcionarios gubernamentales es que no solo hablen de tolerancia cero con el racismo, sino que sean consecuentes en sus acciones concretas. Lo que espero de los responsables de la educación es que, sin ambigüedades, se preocupen más por los niños que por las apariencias impecables de instituciones que existen solo para servirles. Lo que espero de los medios de comunicación es que sean honestos, libres y que no cedan a la tentación de la atención mediática, dando rienda suelta a los populistas a cambio del espectáculo fácil y rentable que lamentablemente ofrecen. Lo que espero de la sociedad es que despierte de este letargo en el que la verdad y la mentira se confunden en el mercado de la retórica barata e irresponsable, cómplice del crecimiento del discurso de odio y las actitudes discriminatorias. Lo que espero de mis hermanos cristianos, y de mí mismo, es que nos convirtamos cada vez más a la Buena Nueva inclusiva de Jesucristo, basada en la mansedumbre, la tolerancia y el aprecio por todos. Lo que espero para todos, y para mí mismo, es que nos convirtamos cada vez más en buenas personas. Lo que espero de quienes neciamente dicen ser “buenos portugueses” es que se den cuenta de la ridiculez y pobreza de espíritu que demuestran. Y, sobre todo, que no se hagan pasar por cristianos, porque el cristianismo es la antítesis de las peligrosas ideas que proponen» (Columna editorial para Ação Missionária, revista de la Provincia Espiritana de Portugal, 29 de Mayo de 2024).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)