En una rueda de prensa organizada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede fueron presentados el tema de la 40.ª Jornada Mundial de la Juventud que se realizará en Roma en el 2025, y el logo de la 41.ª ídem en Seúl (Corea del Sur) en el año 2027.
A la presentación asistieron el cardenal Kevin Joseph Farrell (prefecto del Dicasterio para los Laicos), el arzobispón de Seúl Pedro Chung Soon-taick OCD (정순택 베드로; 鄭淳澤 베드로, presidente del Comité Organizador Local), el obispón auxiliar Pablo Lee Kyung-sang (이경상 바오로/李卿上 바오로; coordinador general del evento), y la señora Gabriela Kim Su-ji (김수지 가브리엘라/金守志 加布里埃拉; que había asistido a varias Jornadas y fue delegada en el Sínodo Itinerante de los Jóvenes en el 2017).
Kevin Farrel (quien además es el cardenal camarlengo) presentó los temas escogidos por Bergoglio, tomados del sermón de despedida ene el Evangelio de San Juan: «Vosotros también dais testimonio, porque estáis conmigo» (Jn. 15, 27) para la JMJ 2025 en Roma; y «Tengan valor: ¡Yo he vencido al mundo!» (Jn. 16, 33) para la JMJ 2027 en la capital surcoreana.
El discurso de Chung se centró en la historia de Corea y la persecución durante los últimos años de la dinastía Joseon, pero sobre todo, en «el testimonio de la fe voluntaria y dinámica de sus primeros creyentes, que abrazaron las semillas del Evangelio sin la ayuda de misioneros, guiados por el Espíritu Santo» [1], añadiendo que la JMJ en Seúl «será más que una simple concentración. Será un viaje lleno de significado en el que los jóvenes, unidos a Jesucristo, reflexionarán y discutirán sobre los desafíos modernos y las injusticias que deben afrontar. Será una gran celebración que permitirá a todos experimentar la cultura vibrante y enérgica creada por los jóvenes coreanos» (una cultura sin religión, visto que el 50% de los surcoreanos no profesan ninguna religión, y los católicos son superados en un 80% por los protestantes. Aun así, ¡a él se le ocurre hacerla un evento ecuménico!).
Y como es habitual, Chung manifestó su pesar por no contar con los jóvenes de Corea del Norte: «Tenemos muchos deseos de invitarlos. Pero en este momento tanto la situación internacional como las relaciones políticas entre Seúl y Pionyang no favorecen esa posibilidad». Más temprano, dijo Farrell que en el Vaticano no están trabajando en la hipótesis de que Bergoglio aproveche el viaje para ir al Norte mientras no haya invitación formal.
Por su parte, Lee presentó el logo de la JMJ, que encabeza este artículo: una adaptación caligráfica de Seúl [2] en hangul (el alfabeto nativo del idioma coreano, a diferencia de los caracteres chinos llamados hanya), esto es, 서울 (“Ciudad capital”), consistente en una cruz inspirada en el arte tradicional coreano formada por dos pinceladas (una hacia arriba y otra hacia abajo), que simbolizan el vínculo entre el cielo y la tierra, y el cumplimiento de la voluntad de Dios. «El azul y el rojo –los colores de la bandera coreana– recuerdan respectivamente la vitalidad de la juventud y la sangre de los mártires, una referencia al tema del coraje, mientras que el amarillo que brilla detrás de la cruz representa a Cristo, Luz del mundo», dijo. La “cruz” está flanqueada por las letras “W”, “Y” y “D”, iniciales de “Jornada Mundial de la Juventud” en inglés (“Youth World Day”), hechas de una pincelada en negro.
Lo bueno de la internet es que puedes encontrar cualquier información en solo milésimas de segundo. Y siendo así, hallamos que el logo de la JMJ 2027 bien puede pasar por el logo institucional de la ciudad de Seúl, debido al gran parecido con el emblema de la ciudad, que fue adoptado en 1996, remplazando al anterior de 1947. Su diseño (del emblema) fue a partir de las pinturas “La montaña del Sur” de Jeong Seon y “Un niño bailando” de Kim Hong-do. ¿Coincidencia? Juzgue el lector.
Kim concluyó diciendo que por causa del corona, «debemos afrontar el desafío de un rebaño disperso, que tiene grandes dificultades para transmitir la experiencia de la fe» (en realidad, la Iglesia Católica define la virtud de la Fe como la convicción basada en el asentimiento de la mente a las verdades reveladas por Dios a través de su Iglesia). Pero afirmó tener confianza en que la JMJ «brindará una oportunidad crucial para avivar esta llama, no sólo en Corea sino también en todo el mundo». «A través de la JMJ de Seúl 2027, forjaremos un camino de unidad, esperanza, coraje y pasión, acogiendo a personas de todos los ámbitos de la vida, no solo a creyentes católicos, para caminar juntos en armonía».
El próximo 24 de Noviembre, la Cruz de la JMJ y el icono de la Virgen Salus Pópuli Románi será entregado a una delegación por represenrantes de la pasada JMJ de Lisboa, iniciando así su recorrido hasta Seúl.
A modo de conclusión, lo que se observa en la mayoría de los logos de la JMJ (desde 1986, como podéis ver abajo) es la deformación de la Cruz. Y eso es lo que criticamos en este logo, más que el parecido con el emblema de Seúl.
NOTAS
[1] El catolicismo entró a la “Tierra de la calma matinal” (que es lo que significa Goryeo –en hangul 고구려; en hanja 高句麗–, de donde se deriva nuestra Corea) a comienzos del siglo XVII, cuando, en el marco de la misión diplomática ante el emperador de China, el militar y erudito Yi Su-gwang importó varios tratados teológicos traducidos al chino por el jesuita Mateo Ricci, y fue acogido principalmente por la escuela Silhak (실학; 實學, “Disciplina práctica”) como base para una alternativa sociopolítica al sistema neoconfuciano, más metafísico, favorecido por la dinastía Joseon (reinó entre 1394 y 1910; desde 1897 como Imperio de Corea). Cuando el padre Santiago Zhou Wen Mo (conocido en portugués como Diogo Vellozo) enviado como misionero a Corea por el obispo de Pekín Alexandre de Gouvea TOR, llegó en 1794, halló varias comunidades dirigidas por laicos como Pedro Yi Seung-hung (hijo del viceministro Soam Yi Dong-uk, fue bautizado en 1784 por el padre Juan de Grammont SJ mientras estaba en la legación diplomática anual, y lideró la comunidad al morir Juan Bautista Yi Byeok en 1875), o Agustín Jeong Yak-jong (hermano del filósofo Jeong Yak-yong y padre de Pablo Chong Hasang –martirizado en 1839–, compuso un catecismo, el “Jugyo Yoji” –쥬교요지; 主敎要旨, “Lo esencial de las enseñanzas del Señor”); los tres murieron durante la persecución de 1801. De manera que los misioneros franceses hallaron comunidades cristianas organizadas y consolidadas.
[2] Seúl era el apelativo informal para la ciudad de Hanseong (hangul 한성; hanya 漢城), donde estaba la corte imperial de la dinastía Joseon, y al hallarse los misioneros franceses –como Claude-Charles Dallet MEP en su Historia de la Iglesia de Corea– con ese apelativo, lo tomaron como el nombre de la ciudad. Hasta 2005, no tenía equivalente en chino (se usaba Hànchéng, la pronunciación china de Hanseong, la cual se prestaba a equívoco porque podía entenderse como “Ciudad de los han” –la etnia mayoritaria en China– y no como “Ciudad del Río Grande” –Seúl se encuentra a orillas del río Han, que en coreano significa “Grande”–; durante la ocupación japonesa, el problema se solucionó cambiándole el nombre a Keijō/京城, que significa también “Ciudad capital”), por lo que el Ayuntamiento Metropolitano de Seúl adoptó el neologismo 首爾/首尔 (Shǒu’ěr) como su transliteración, no sin protesta inicial en Pekín y Taipei. En japonés, como existe el silabario kana, Seúl es transliterada como ソウル (Souru).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)