Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
El Colegio Cardenalicio de la Iglesia Conciliar.
Todos ellos son apóstatas de la secta novusordita fabricada en 1964 en el Anticoncilio Vaticano II para reemplazar a la Iglesia Católica, y no tienen poder ni autoridad para elegir un verdadero Papa.
Pero la historia de la Iglesia en tales casos proporciona una solución.
«Queridos Padres de TRADITIO: Todavía existe cierta confusión en torno al alcance de este reciente cónclave del Colegio Cardenalicio. Los católicos tradicionales creen ampliamente que, debido a su apostasía, este cónclave carece del poder y la autoridad para elegir a un verdadero papa. En ese caso, ¿cómo se producirá una futura restauración de la Iglesia Católica?» (Alex).
RESPUESTA DE LOS PADRES DE TRADITIO: A Cristo le dejamos el mecanismo. Es su Iglesia, y Él proveerá para su indefectibilidad. Ha pasado menos de un milenio desde que los cardenales eligen al papa. Durante más de un milenio antes, el clero romano lo eligió. Ha habido varios otros casos de problemas con la elección de un papa en la historia de la Iglesia, particularmente durante el período conocido como el Gran Cisma de Occidente (1878-1417), de casi 40 años, cuando hubo tres aspirantes al papado, y ni siquiera los santos se pusieron de acuerdo sobre quién era el verdadero papa, si es que alguno lo era. Finalmente, mediante el poder implícito en la Iglesia, estos problemas se resolvieron.
La teología consistente de la Iglesia Católica comprende que existen cientos de periodos de sede vacante, que históricamente se han extendido desde días hasta años. Sin embargo, la Iglesia ha continuado, y la promesa de Cristo de indefectibilidad se ha mantenido. Si el periodo puede ser de años, nada impide que sea incluso de siglos. Gracias a Dios, nada en la fe, la moral, la misa ni los sacramentos puede cambiar esencialmente. Incluso ahora, los sacerdotes católicos tradicionales tienen acceso a los principios y la sabiduría del pasado. ¿Cómo podemos equivocarnos cuando Dios nos dio a los Doctores de la Iglesia, hombres de la mayor fe e intelecto, como San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo, San Gregorio Magno, el Doctor Común Santo Tomás de Aquino, San Roberto Belarmino y todos los demás?
En cualquier caso, la definición dogmática del Concilio Vaticano y su limitación del poder del papado es clara:
«Néque enim Petri Successóribus Spíritus Sanctus promíssus est, ut eo revelánte novam doctrínam patefácerent, sed ut eo asisténte tráditam per apóstolos revelatiónem seu fídei depósitum sancte custodírent et fidéliter expónerent» [Porque el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro no para que, por su revelación, dieran a conocer alguna nueva doctrina, sino para que, con su ayuda, pudieran guardar religiosamente y exponer fielmente la revelación o Depósito de la Fe transmitida por los Apóstoles] (Constitutio Dogmatica Prima de Ecclesia Christi [Pastor Ætérnus], cap. 4, "De Romani Pontificis Infallibili Magisterio")
Solo la Iglesia Sinodal Novusordita cambia sus doctrinas, moralidad, Misa y Sacramentos según el capricho de los pseudopapas apóstatas. Y esa Iglesia Sinodal, que obviamente no cumple con las Cuatro Notas de la Verdadera Iglesia («Unam, sanctam, cathólicam et apostólicam Ecclésiam»), no es la verdadera Iglesia Católica. Es una secta apóstata creada, al igual que la secta apóstata de Martín Lutero, el 21 de septiembre de 1964, por el Anticoncilio Vaticano II.
La verdadera Iglesia Católica se encuentra ahora, como predijo el Papa Pío XII, «en las catacumbas», entre el clero católico tradicional fiel y los fieles en miles de iglesias, capillas y oratorios católicos tradicionales de todo el mundo. Si Cristo está probando temporalmente a los fieles por la ausencia de un verdadero papa, como ha sucedido en el pasado, que así sea. Simplemente seguimos, como lo hicieron nuestros predecesores católicos, el dictamen de San Pablo: «Ítaque state: et tenéte traditiónes, quas didicístis, sive per sermónem sive per epístolam nostram» [Así que, hermanos míos, estad firmes en la fe, y mantened las tradiciones o doctrinas que habéis aprendido, ora por medio de la predicación, ora por carta nuestra] (2.ª Tesalonicenses II, 14).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)