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sábado, 5 de marzo de 2022

“VÍA CRUCIS” ECOLÓGICO

El movimiento Laudato Si’ (anterior Movimiento Global Católico por el Clima) transmitió en su canal de YouTube el vía crucis en vivo desde distintos países:
  
Si no puede reproducirse el vídeo, clic aquí
  
En su introducción (publicada en inglés, francés, italiano, español y portugués), literalmente expresan:
«El Vía Crucis medioambiental sitúa el sufrimiento de la Pasión de Cristo en nuestro tiempo relacionándolo con el sufrimiento de la tierra y de los pobres.
  
El “Vía Crucis medioambiental/ecológico” fue encabezado por Lucía Sorrentino con una oración de apertura que (en este primer viernes) fue dedicada a “La escucha y la sinodalidad”, en la cual se contiene, como abrebocas para el panteísmo en la oración, una referencia heterodoxa y equívoca a las tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad como Creador, Salvador y Ruah, en vez de Padre, Hijo y Espíritu Santo.
   
Cada una de las estaciones fue adaptada de la siguiente manera:
  1. Los ambientalistas que han muerto por causa de la defensa del medio ambiente.
  2. La “carga de los desastres naturales” provocados por el desarrollo.
  3. Las víctimas de trabajos forzados para sostener el estilo de vida “insostenible”.
  4. Sostener a la “Madre Tierra”, dadora de alimentos, agua y aire.
  5. Aliviar a los que están en pobreza.
  6. Ver a Jesús en los que padecen el coronavirus y el cambio climático.
  7. Ser conscientes en las decisiones de compra, y defender a los que llevan la pesada carga de las políticas económicas injustas.
  8. Resistir la cultura de la muerte (pero porque «la destrucción del medio ambiente afectará a las futuras generaciones»).
  9. Levantarse después de caer amedrentados por la explotación desenfrenada.
  10. La Tierra despojada de los recursos minerales y de la capa superior del suelo.
  11. Los conflictos por los recursos naturales [que son] «los clavos que crucifican una y otra vez».
  12. Los desplazados por las inundaciones causadas por el clima, el hambre y la guerra.
  13. Ser la voz de las especies extintas, e instrumentos de paz para toda la creación.
  14. La hermandad para ver la creación como la ve Dios (dice mucho que esta estación sea ilustrada con la foto del abrazo entre Francisco I Bergoglio deuterovaticano y Bartolomé I Archondonis fanariota).
Y la oración conclusiva rescata el dicho «Dios perdona siempre, los hombres perdonamos de vez en cuando, la naturaleza no perdona más», que Bergoglio citó en su vídeomensaje terrorista sobre el Día de la Tierra el año pasado.
  
El resumen de todas esas estaciones es el siguiente:
«Señor Jesús, abre nuestros ojos a tu pasión y a tu muerte, que sigue ocurriendo a nuestro alrededor. Ayúdanos a ver que estás condenado a la muerte de nuevo en la extinción de las especies, que el peso de la cruz que todavía llevas es nuestro consumismo y la cultura de usar y tirar; que todavía estás muriendo con las víctimas del clima extremo, la guerra, los conflictos y nuestra indiferencia. Mientras tu pasión continúa a lo largo de la historia y del mundo, danos la confianza y el valor de ser como aquellos que te consolaron en tu camino a la cruz: la Verónica, Simón de Cirene, José de Arimatea y tu Santísima Madre».
Ahora, más allá de la evidente blasfemia que representa este “Vía crucis ecológico” basado en Laudato Si’ (pseudoencíclica que a su vez, se basa en los “pecados ecológicos” creados por el herético y cismático Bartolomé I Archondonis del Fanar), el hecho que se usaran las catorce estaciones del Vía Crucis romano tradicional deja manifiesto que el “Vía crucis bíblico” creado por Karol Wojtyła el Viernes Santo 29 de Marzo de 1991 fue un fracaso estruendoso.

Hemos de recordar que el objeto de las estaciones del Vía Crucis es
«ayudar a los fieles a hacer en el espíritu, por así decirlo, una peregrinación a las principales escenas de los padecimientos y muerte de Cristo». (Enciclopedia Católica, voz “Vía Crucis”; subrayado agregado).
Durante las Estaciones de la Cruz, debemos meditar en los sufrimientos de Jesucristo, no en los sufrimientos de los demás hombres, mucho menos de la naturaleza (que desde luego, no tiene alma racional ni espiritual, ni mucho menos puede demandar nada). Eso no significa que no debemos o no tenemos que sentir compasión sincera por los sufrimientos de nuestros semejantes y tratar de aliviarlos tanto como sea posible, en la verdadera caridad cristiana; pero ese no es el objeto del Vía Crucis.
   
Conclusión: UNA COSA PATÉTICA. Y como por el desayuno se sabe cuál es el almuerzo, los otros cuatro o cinco Vía Crucis del Movimiento Laudato Si’ seguirán probablemente la misma línea.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)