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jueves, 28 de noviembre de 2024

BERGOGLIO A LOS ABUELOS: «NO INSISTÁIS EN BAUTIZAR A LOS NIETOS»


La Sala de Prensa del Vaticano publicó la respuesta de Francisco Bergoglio a cierta “Oliva de Bérgamo”, que le había escrito a través de la revista “Piazza San Pietro” (lanzada apenas tres días por el franciscano amante del dinero y de eventos fracasados Mauro Gambetti Gambaratti como iniciativa para el Jubileo 2025), preocupada porque su hija y su yerno no han bautizado a su última nieta:
«Santo Padre,
   
soy una abuela de tres nietos, su llegada ha sido un gran don que ha traído tanta alegría a nosotros los abuelos y a nuestras dos hijas. La última nieta, que tiene 5 años y es muy cariñosa y vivaz, no fue bautizada porque sus padres, casados civilmente, se alejaron del Señor durante su adolescencia. Hasta el día de hoy, el deseo de buscarlo y hacerlo presente en sus vidas no está presente en ellos.
   
Todo esto es fuente de gran sufrimiento para mí porque sé cuán importante tener al Señor a nuestro lado, orarle, escucharlo y acoger su amor.
   
Imagino a mi nieta sin este gran don, sin el Sacramento del Bautismo, ella tan curiosa de conocer la historia de Jesús con sus tantas preguntas.
   
¿Qué pensará Jesús de todo esto? Continuaré en oración para que nos ayude a abrir el corazón de sus padres, y pueda acompañar a mi nieta en las pruebas de la vida, ser su amigo y compañero de viaje.
   
Me dirijo a Vd., Santo Padre, para tejer alivio y consuelo, confiando que el Señor indicará el camino correcto a seguir para ayudar a nuestra nieta.
    
Con Fe, Oliva de Bérgamo».
  
La respuesta, que inaugura la sección editorial “Risponde Francesco” de dicha revista, no tiene madre:
«Querida Oliva,
   
Comprendo vuestro sufrimiento y estoy cercano a vosoteros. El Bautismo es un gran don que podemos dar a los más pequeños, porque es el primero de los sacramentos, es la puerta que permite a Cristo Señor y al Espíritu Santo habitar, entrar en nuestra persona. Yo mismo he bautizado a muchos niños a lo largo de los años en San Pedro, en hospitales, y siempre es una gran alegría.
    
Si los padres se han alejado de la fe, no hay que perder la confianza. La oración puede hacer mucho. Hace milagros. Recen con más fe. Piensen en Santa Mónica y en sus incesantes oraciones por la conversión de su hijo Agustín, que más tarde llegó a ser un santo obispo.
    
Con la oración, amen con la esperanza de la resurrección. El amor auténtico y desinteresado crea lazos fuertes que pueden ser sorprendentes.
   
Algunos piensan: “pero ¿por qué bautizar a un niño que no entiende? Cuando sea adulto, será él quien decida”.
   
Obtuve un modo de responder a esta pregunta, pero deliberadamente la reanudo. Me da la oportunidad de invitar a los padres de dar algo extraordinario a los hijos, bello y bueno: sentirse hijos de Dios, que es Padre y que nos acompañará siempre en la vida. No penséis demasiado en las fiestas mundanas, porque este es uno de los motios que a veces lleva a tantos a alejarse de la fe. Vivid esta espera unidos, en la parroquia, con los demás. Vividla en la sencillez.
      
Bautizar a un niño significa confiar en el Señor, en el Espíritu Santo, porque cuando bautizamos a un niño, el Espíritu Santo entra en ese niño, y el Espíritu Santo hace crecer en ese niño, como niño, las virtudes cristianas, que luego florecerán.
    
Pero el Bautismo no se puede imponer a los padres que no lo quieren para sus hijos. Vosotros, abuelos, sin embargo, con vuestro ejemplo, podéis abrir muchos corazones que parecen cerrados. Acompañad a vuestros hijos, hablad con ellos, pero sin insistir con la propuesta del Bautismo. El amor gratuito es más persuasivo que muchas palabras. El amor de Dios siembra el futuro, la amistad, la búsqueda de Él y los tiempos que no conocemos. La oración sin duda los ayudará. Ya veréis.
   
Ánimo, seguid adelante juntos y no os olvidéis de rezar por mí».
Por lo que se ve en la misiva, EN NINGÚN MOMENTO Oliva insinuó siquiera que ella quería «imponer el bautismo», o que la hija de esta se haya alejado de la fe por «las fiestas mundanas». Solo quería saber qué hacer frente a esa situación.
  
Bergoglio, además de hipócrita al decirla que no insista en el tema del bautismo (porque hace añales que ÉL MISMO ha insistido cencerronamente en lo que le conviene e interesa a él y a sus amigotes, verbigracia: “uniones civiles”, “comunión” a divorciados y bígamos, “calentamiento global” antropogenico –actualmente renombrado “cambio climático” ídem–, coronavacunas –incluso tachando de “pecado” el rechazo justificado a la misma–, la “sinodalidad”, el antihispanismo, y el “rito unificado” siromalabar), hace la de los pentecostales (y sus primos camanduleros los carismáticos) que se las dan de adivinos en sus cultos y tenidas diciendo cosas como «Hay alguien aquí que [insertar enfermedad o situación aleatoria], pero hoy el Señor le va a dar tal y tal cosa».
  
Pero la señora Oliva también tiene su grado de culpa, en primera instancia, por no haber enseñado fuertemente la fe católica (en la que es de suponer pasó gran parte de su vida) a sus hijas y permitirle a una de ellas un novio irreligioso con las consecuencias que ello conlleva, a saber: «un día con altos trenos, / créeme, protestarás en vano, / que sobre la tierra más bien no tendrás / y muerta, las eternas penas sufrirás», como advirtiera el padre Vittorio Genovesi («Ya no vale la pena llorar, lechera, sobre el cántaro volcado en el suelo»). Y en segunda instancia, al consultar a Bergoglio, sucediendo lo mismo que el que consulta a los ídolos:
«Ni se corre de hablar con aquello que carece de vida; antes bien suplica por la salud a un inválido, y ruega por la vida a un muerto, e invoca en su ayuda a un estafermo; y para hacer un viaje se encomienda a quien no puede moverse; y para sus ganancias y labores y el buen éxito de todas las cosas hace oración al que es inútil para todo» (Sabiduría XIII, 17b-19/versión de Mons. Félix Torres Amat).
Aunque, para ser indulgentes y dar una respuesta congruente a la carta en comento, podemos señalar lo siguiente: ella debe «orar sin intermisión» (1.ª Tesalonicenses V, 17) e «insistir con ocasión y sin ella» (2.ª Timoteo IV, 2) en que bauticen a su nieta, porque en la actual economía salvífica, el bautismo es necesario para la salvación, tanto que hasta la misma Virgen María lo recibió, y posponerlo es pecado. Y si no la escuchan, debe, habida cuenta que su nieta es «tan curiosa de conocer la historia de Jesús con sus tantas preguntas», enseñarle de la fe y bautizarla en secreto.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)