De los miles que fueron a Roma para el Woodstock que es el “Jubileo de la Juventud” del 29 de Julio al 3 de Agosto, hubo dos que murieron antes de llegar a la clausura del mismo: la egipcia Pascale Rafic (derecha) de 18 años, y la española María Cobo Vergara de 20.
Pascale Rafic acudió desde la parroquia de San Cirilo en el suburbio cairota de Heliópolis con una delegación encabezada por Jean-Marie Chami Inst. de Prado, obispón titular de Tarso y vicario patriarcal para la Eparquía de Alejandría de los Grecocatólicos melquitas. Estando en el pueblo italiano de Artena, a 30 km al sur de Roma, sufrió un infarto fulminante mientras viajaba en el autobús la noche del 29 de Julio.
Por su parte, María Cobo Vergara había partido con una delegación de la parroquia Nuestra Señora de la Paz en Madrid (atendida por el Instituto Cristo Rey y Sumo Sacerdote), pero al poco de llegar a los Alpes se regresó a Madrid, donde murió el pasado 30 de Julio de enfermedad de Cushing producida por cáncer suprarrenal con metástasis al pulmón.
Las dos chicas nunca conocieron la Fe Católica (aunque tenían posibilidad de haberla conocido –y en el caso de Cobo Vergara, haber superado el veterorritualismo representado por el ICRSS y llegar a sacar conclusiones al analizar la doctrina; dicho de otra forma, LLEGAR AL SEDEVACANTISMO–, por lo que no cabe en ellas la posibilidad de ignorancia invencible –que no es medio de salvación, sino castigo del pecado original, como definió Santo Tomás de Aquino–). Vivieron y murieron en el error. Mas no se ha de colegir por las circunstancias de sus decesos que sean más pecadoras que todos los demás neoiglesianos, sino más bien recordar la advertencia de Nuestro Señor Jesucristo: «Si vosotros no hiciéreis penitencia, todos pereceréis igualmente» (San Lucas XIII, 3).
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)