Traducción hecha por LDP del artículo original en THE MAD MONARCHIST para EL CRUZADO- Vía MILES CHRISTI
De alguna manera es muy apropiado que una república tenga una fiesta como el Día de la Bastilla. Las repúblicas, después de todo, tienden a basarse en una minoría que dice mentiras a la mayoría, que finge que lo que ella busca es para el mayor beneficio de esa mayoría; y de una mayoría que finge que le cree, que están de acuerdo con la farsa, a pesar de que sabe perfectamente que le están mintiendo.
 Un lado finge cuidarlos, el otro finge creerles, y todos van juntos 
porque quieren creer en la narrativa y no quieren ser aturdidos con los 
hechos. De la misma manera, el Día de la Bastilla es, como dijo el mismo Napoleón acerca de la historia, “un montón de mentiras aceptadas”. La historia oficial dice que la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789, fue un atentado simbólico contra la tiranía, marcando oficialmente el inicio de la Revolución Francesa
 como una lucha heroica por la liberación de la “esclavitud” impuesta 
por la autoridad tradicional (la monarquía, la aristocracia y el clero) y
 los valores morales tradicionales que sustentaban dicha autoridad. Los
 monárquicos saben, y todo el mundo debería saberlo también, que los 
hechos están muy lejos de esta narrativa ideal que se celebra hoy como 
la fiesta nacional francesa.
El Día de la Bastilla es una fecha hito para la revolución, y  la base 
de la lucha por la “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Pero en realidad 
ES UNA VULGAR Y GROTESCA MENTIRA
No hay duda que en aquella época el reino de Francia estaba en una profunda crisis. La economía estaba en ruinas, el hambre y la pobreza era generalizada, muchos en la aristocracia estaban viviendo una vida de complacencia, separados del pueblo del cual ellos deberían haber estado cuidando y muchos
 en el clero estaban más preocupados por su propia comodidad que con la 
administración de los sacramentos y enseñando a su pueblo. No obstante, los
 dos jóvenes que estaban en la cúspide del poder en Francia, Su 
Cristianísima Majestad el rey Luis XVI y la reina María Antonieta, no 
eran ciegos o indiferentes a estos problemas. Ambos habían estado trabajando por su lado para resolver los inmensos problemas que habían heredado tan recientemente. El rey Luis
 XVI promulgó muchas políticas de sentido común para aliviar el 
sufrimiento de su pueblo. Redujo los gastos en Versalles, recortó los 
gastos generales del gobierno, se negó a seguir endeudándose y a subir 
los impuestos. Acabó con el monopolio del gobierno sobre el 
grano, lo que permitió reducir los precios para que más personas 
pudieran costearlos. Por primera vez 
gravó a los terratenientes ricos y, aunque él no estaba obligado, pagó 
su propia cuota como cualquier otro terrateniente debía hacer. Del mismo modo, la
 reina María Antonieta contribuyó a educar a los niños pobres, dejó su 
propia cocina abierta a los pobres, puso término a las fiestas lujosas (sí, A PESAR DE TODO LO QUE USTED PROBABLEMENTE HA OÍDO HABLAR) y simplificó su propio guardarropa, en un esfuerzo de llevar una elegante austeridad.
Luis XVI y María Antonieta de Francia (Reyes y Mártires), eran 
conscientes de la crisis que vivían sus súbditos, y por ello, intentaron
 remediarla de tal modo que no fuera gravoso para éstos
Desafortunadamente, los problemas 
acumulados por décadas no se pudieron superar rápidamente y los 
agitadores radicales estaban haciendo todo lo posible para engañar, 
desinformar y radicalizar la opinión pública, mientras difundían la más perversas mentiras que se podían pensar respecto de su rey y la reina. Por ejemplo, en
 un esfuerzo para pagar la guerra contra Gran Bretaña a favor de los 
Estados Unidos, el rey Luis XVI promulgó una reforma tributaria que 
elevó la recaudación, pero redujo los impuestos para los pobres. Los
 propagandistas revolucionarios jugaron su juego de desinformación 
diciendo simplemente al pueblo que el rey habría de percibir más dinero (no menos de los pobres) e
 implicando o declarando abiertamente que todo eso era para su propio 
enriquecimiento más que para pagar las necesidades del país. El rey Luis había hecho todo lo posible para ser razonable y complaciente. Al
 principio de su reinado, había estimulado los parlamentos locales y 
reconvocó los Estados Generales. Sin embargo, los agitadores sólo 
incrementaron su agitación, incitando a la multitud en un frenesí y 
culpando al rey de los males que él absolutamente no podía controlar. Finalmente,
 alguien señaló a la prisión-fortaleza de la Bastilla como el símbolo de
 la imposición del poder real absoluto que tenía que ser eliminado.
La propaganda liberal fue la causante de las calumnias contra el Rey, y 
la que agitó la masa manipulada y ciega para su proyecto subersivo. 
(CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD, ES PURA REALIDAD)
El 14 de julio de 1789 un populacho de 
París asaltó la Bastilla, que en realidad no tenía nada que ver con lo 
que habían dicho o lo que la mayoría de la gente de hoy cree que fue. Naturalmente, por
 fuera parecía muy cruel y amenazante, pero dentro, las condiciones como
 prisión no eran terribles; ciertamente no era peor que cualquier otra 
prisión de la época y probablemente mejor que la mayoría. El hecho era que prácticamente no había nadie en la Bastilla.
 La representación popular tendría que hacer creer que la Bastilla 
estaba llena de pobres, víctimas torturadas por un monarca autocrático. 
De hecho, estaba casi vacía de prisioneros. Las
 únicas personas había para ser liberadas eran cuatro falsificadores, 
dos lunáticos y un pervertido que había sido encerrado a petición de su 
propia familia. Las verdaderas víctimas fueron los desafortunados hombres que sólo hacían su trabajo de proteger la prisión. Todos
 los 120 soldados fueron brutalmente masacrados por la turba hacha en 
mano, y al gobernador le cortaron la cabeza y la clavaron en una pica. Este fue el comienzo sangriento y sin gloria del horrible baño de sangre conocido como la Revolución Francesa.
¿Qué motivo hay para celebrar el “Día de la Bastilla”? ¡UNA MENTIRA QUE 
DESENCADENÓ UNA MASACRE perpetrada por los “Ilustradores de la 
humanidad”!
El episodio es tan ridículo que casi sería una ocasión para reír si no fuera por la muerte y el horror que significó. La
 Bastilla no era una espantosa cámara de tortura llena de infelices que 
debían ser salvados por la multitud rebelde. Se trataba de un bastión 
decadente de un par de locos y unos pocos delincuentes de poca monta.
 Las verdaderas víctimas fueron los hombres que vestían el uniforme del 
rey, que fueron ferozmente atacados por una multitud que no había 
encontrado lo que esperaba. Después ellos demolieron la Bastilla y por eso que se trata de la farsa ridícula, por la que turistas
 de todo el mundo vienen a París esperando ver a la famosa Bastilla sólo
 para que les digan que ese lugar no existe desde un par de siglos. De nuevo, más
 que algo apropiado para una celebración se trata de una farsa, basada 
en una mentira acerca de un período de la historia que fue más 
sangriento que glorioso, que fue más
 de libertinaje que de libertad, más acerca de la maldad que de la 
igualdad y más acerca del fratricidio que de la fraternidad. ¿Qué podría ser mejor para un día de fiesta de la República Francesa cuando se piensa en ello?
Si hay algo por lo que se recordará por siempre a la revolución 
francesa, es por el odio, la inmoralidad y por la sed de sangre que 
caracterizó a sus ideólogos y simpatizantes
Por supuesto, el verdadero motivo de 
celebración será cuando Francia rechace las mentiras y las ilusiones de 
la Revolución y regrese a la senda de Dios, de la gloria y del Antiguo 
Régimen.
¡VIVA EL REY!






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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)