Artículo
 tomado de LA RAZÓN (España). Rechazamos, OBVIAMENTE, reconocer en 
Bergoglio (un tipejo de los mil demonios que NO SE MERECE EL MÍNIMO 
RESPETO ni siquiera como persona) cualquier autoridad como Papa de la 
Iglesia Católica y gobernante del Estado de la Ciudad del Vaticano, ni 
en sus antecesores desde Roncalli/Juan XXIII bis, pero el artículo como 
tal merece lectura.
LA PAZ DEL PAPA
Si el último parte de guerra, redactado y firmado hace 80 años, hubiera sido como el que sigue, Su Santidad el Papa
 ya nos habría visitado: «En el día de hoy, cautivas y desarmadas las 
tropas nacionales, el Ejército Rojo ha alcanzado sus últimos objetivos 
militares. La Guerra ha terminado. Manuel Azaña. 1 de abril de 1939».
«Visitaré España cuando haya paz». Gracias por su generosidad. Gracias 
por su respeto a los esfuerzos de un tiempo inolvidable durante el cual 
las derechas y las izquierdas olvidaron que habían combatido en una 
guerra civil dolorosísima. A Su Santidad
 le ocurre lo mismo que a Iceta, pero no lo reconoce. Que no sabe 
contenerse en la verborrea. En España, decenas de miles de religiosos, 
desde obispos a monjas de la caridad, fueron torturados y asesinados por
 el Frente Popular. Gracias por olvidarlo, aunque su olvido sea parcial y selectivo.
En España la paz, lo que se dice la 
paz, está establecida desde hace 80 años. Cuarenta años de paz en la 
dictadura y cuarenta años de paz en la España constitucional, monárquica
 y democrática. España es un ejemplar Estado de Derecho. Es razonable que Su Santidad
 no nos tenga excesiva simpatía. España, en su Historia y en la 
actualidad, ha sido infinitamente más importante para la Iglesia que Su Santidad.
 No necesitamos su visita, tantas veces repetida por Juan Pablo II y 
Benedicto XVI. Sus huellas aquí permanecen y son imborrables.
Es cierto, Santo Padre, que de cuando en cuando Vuestra Santidad
 se equivoca, y acierta. Su labor en pos de castigar los abusos sexuales
 de los malos obispos y sacerdotes, es encomiable. Encomiable y 
valiente. Pero en otras reacciones no se libera de la demagogia. Dice
 que ha llorado de dolor cuando ha visto las alambradas que separan 
Marruecos de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. Es lo único que 
se le ha ocurrido de España durante su viaje a una nación en paz que 
mantiene desde treinta años atrás una guerra permanente con los 
bereberes del Sáhara. Europa manda en esas fronteras. Si la Santa Sede 
estuviera ubicada en un enclave conflictivo, tristemente conflictivo y 
humanamente trágico, también la Santa Sede guardaría su territorio con 
alambradas. ¿Acogería el Vaticano a doscientos mil 
inmigrantes en su territorio, y les daría alimentación, nacionalidad y 
techo en la Ciudad Vaticana? Claro que resulta doloroso, pero España no 
es la culpable de esa situación.
España es una nación que visitan cada 
año 90 millones de turistas. A pesar de nuestros políticos y golpistas, 
el Estado de Derecho funciona, y vivimos en paz. Si no desea venir, es muy libre Su Santidad de rechazarnos. España, según el Papa
 Juan Pablo II «es la maravillosa tierra de María». Y de la mística, 
Santidad. Y de la soberanía de la Cruz en América. Pero no pretendo 
convencerlo. No venga, pero hágalo sin 
buscar falsas excusas. Y no se olvide de buscar a su consejero con rabo.
 Cuando lo encuentre, todo mejorará.
Con devoción y respeto.
ALFONSO DE USSÍA MUÑOZ-SECA
02/04/2019
 
 
 
 
 
 
https://www.youtube.com/watch?v=5nTSDWk2lXI
ResponderEliminarVicente Montesinos del blog Adoración y Liberación también le dedicó unas palabras.
Me encantó la introducción jaja muy buena.
ResponderEliminarA regalarle un babero al pobre Alfonso que se le cae la baba con los dos anteriores, no pude seguir, leyendo lo siento.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=OvS7CVz-Nxk
ResponderEliminarHernán Cortés, libertador. Respuesta a López Obrador. Dieter Brandau