ADORACIÓN A LAS CINCO LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Adórote, ¡oh santísima llaga del pie izquierdo de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con todos mis pecados y movimientos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga del pie derecho de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con todas mis acciones y palabras. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga de la mano izquierda de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con mi vista y demás sentidos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga de la mano derecha de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella me perdones cuanto te he ofendido con el mal empleo de mi memoria, entendimiento y voluntad. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Adórote, ¡oh santísima llaga del costado de mi Señor Jesucristo, y te pido, Señor, por ella, que así como fue herido tu Corazón con el hierro de la lanza y el de tu Madre dolorosísima con el cuchillo de su dolor, así se penetre el mío en sus soberanas luces para siempre amarte y nunca ofenderte, queriendo antes morir que pecar. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
GOZOS.
Tributando aquel honor
Que a una efigie vuestra es justo,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
¡Oh Vos!, cuya Sangre pura,
Que es un río de consuelo,
Regaba el ingrato suelo
De vuestra alma en la amargura;
Pues hallamos la dulzura
En ese mortal sudor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Vos, atado y arrastrado
Por las calles de Sion,
Sin respeto o compasión
Por verdugos azotado,
De Sangre todo inundado,
Penetrado de dolor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Una caña vacilante
Por cetro os es entregada,
En las sienes colocada
La diadema penetrante,
Entre la grita insultante
De la rabia y del furor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Con salivas infernales
La cara es desfigurada,
De la cual una mirada
De esos ojos paternales
A los coros celestiales
Inflama en divino ardor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Al terrible sacrificio
Camina la eterna Luz,
Llevando la dura cruz
Al lugar de su suplicio,
Sujeto al humano juicio
El que es Juez y Defensor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Enclavado fuertemente
En aquel madero cruel
Ofrecen vinagre y hiel
A su final sed ardiente,
Mientras la plebe insolente
Os insulta sin rubor,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
¡Oh Vos!, fuente de contentos,
Rey supremo, eterno Dios,
Pues nada se muda en Vos,
Ni en los últimos momentos,
En medio de estos tormentos
De la muerte en el horror,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Hoy mismo, continuamente,
Vuestra gran bondad se muestra
A quien a esta Efigie vuestra
Acude con fe ferviente:
Sois consuelo del doliente,
Refugio del pecador,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Vos, sosiego a mi temor,
Fuerte en todo riesgo y susto,
Os adoro, Cuerpo augusto,
Víctima por nuestro amor.
Antífona: Cristo se hizo por nosotros obediente hasta la muerte y muerte de Cruz; por esto tambien Dios le exaltó y le dio un Nombre que es sobre todo Nombre.
℣. Os adoramos, Cristo, y os bendecimos.
℟. Porque por vuestra Cruz redimísteis al mundo.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que descendísteis del Cielo a la tierra desde el seno del Padre, y derramásteis vuestra Sangre preciosa para la remisión de nuestros pecados, os rogamos humildemente que en el día del juicio oigamos a vuestra diestra: venid, benditos. Vos que vivís y reinais con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Padre amorosísimo de todos los hombres: ved aquí el más ingrato de vuestros hijos, postrado ante vuestra Efigie Sacrosanta, adorando humildemente vuestras sagradas manos, obradoras de tantas maravillas, dispensadoras de tantos beneficios, traspasadas de duros clavos por mi amor, y esos brazos paternales por mí estirados en la Cruz: en ellos me arrojo en todas mis penas y tentaciones, con la confianza que un niño se arroja en los brazos de su padre: no los retiraréis para dejarme caer. En esas manos benéficas depongo todos mis cuidados; a ellas entrego las llaves de mi corazón y potencias: en ellas esté siempre el timín de mi vida, para que gobernada mi barquilla por tan sabio piloto, pase con seguridad por entre los escollos de este mar borrascoso, y llegue al fin al puerto de la eterna bienaventuranza. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA TERCERO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, víctima por nuestros pecados, holocausto infinitamente agradable a los ojos del Padre: véisme aquí postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindiendo mis humildes adoraciones a esas espaldas divinas por mí despedazadas con crueles azotes; a esos sagrados hombros, en los que cual otro y más perfecto Isaac, llevásteis al monte Calvario el instrumento de vuestro suplicio, y en él los delitos de todo el mundo. ¡Oh Cordero adorable que todos los quitais con vuestra Sangre preciosa! No permitais que haya sido derramada inútilmente por mí; dadme un verdadero dolor de haberos ofendido; hacedme ser víctima de vuestro amor, empleando en serviros todo lo que me restare de vida; y que así como Vos cargásteis sin resistencia en vuestros hombros la Cruz en que habíais de morir por mí, acepte yo con perfecta resignación todas aquellas que Vos os digneis enviarme, como arras de vuestro amor y prendas de la gloria en que Vos mismo entrasteis por el camino de los trabajos. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA CUARTO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, amabilísimo Maestro, en cuya escuela sola se adquiere la verdadera ciencia: yo el más rudo e indócil de vuestros Discípulos, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindo mis humildes adoraciones a esa boca suavísima, en cuyos labios está derramada la gracia, y cuyas palabras son más dulces que la miel, por mí amargada con hiel y vinagre. Confieso con firme fe que esa voz que, moribunda, no perdió la fuerza de clamar altamente, encomendando al Padre vuestro espíritu, es también la misma que hace temblar los cedros del Líbano; a quien obedece la muerte, y a cuyo mandato se rinden los vientos y el mar; y que esa sed ardiente que atormenta vuestra garganta delicada, no la impide ser fuente de agua viva para los que tienen hambre y sed de justicia, por las palabras de aquella sabiduría que de Vos solo dimana. Solo en esa fuente quiero beber; solo esas palabras han de ser regla de mi vida: cualquiera otra senda es descamino, pues quien no está con Vos, está contra Vos, y quien con Vos no siembra, esparce. Concededme la gracia de cumplir estas resoluciones, ¡oh dulcísimo Maestro!, para que escuchando aquí con atenta sumisión vuestras lecciones y vuestros mandatos, oiga luego de vuestra boca esa voz consoladora con que llamais a los benditos de vuestro Padre al gozo de la eterna bienaventuranza. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA QUINTO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Pastor y Guía de las almas, yo, la más indigna de vuestras ovejas, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, adoro humildemente esos ojos amabilísimos, siempre abiertos sobre las necesidades de los nuestros, bañados en lágrimas por mis pecados; esos benignísimos oídos, siempre prontos para oír nuestros ruegos, por mí ofendidos con afrentas y baldones: recibid mis humildes alabanzas en desagravio de tantas injurias: escuchad los clamores con que llamo a las puertas de vuestra misericordia; abridmelas benignamente, y con esos ojos suavísimos que alegran el Cielo, echadme una mirada semejante a aquella que arrancó tantas lágrimas a vuestro Apostol San Pedro, para que convertido a Vos, a su ejemplo, no solo yo mismo os siga en adelante sin titubear, sino que también con mis ejemplos y mi celo, conforme a los límites de mi estado, confirme en la fe y en la virtud a mis hermanos, para que todos juntos lleguemos al gozo de aquella bienaventuranza eterna, que tan a vuestra costa nos ganásteis. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SEXTO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Soberano Monarca del mundo: yo el más rebelde de vuestros vasallos, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, adoro humildemente esas sienes divinas, por mí coronadas de penetrantes espinas. ¡Oh Rey de gloria, por quien reinan los Soberanos, y por quien los Legisladores dictan los justos decretos! ¿Es esta, pues, vuestra diadema pomposa? ¿Es vuestro manto Real esa púrpura de escarnio, y vuestro cetro la caña con que hieren nuevamente vuestra delicada cabeza? Sí, Dios mío, yo oso decirlo; estas son las insignias más dignas de vuestra Suprema Majestad, pues ellas, más altamente que los Cielos y el Firmamento, anuncian la gloria de vuestra bondad, de vuestra justicia y de vuestra misericordia: en este estado de humillación doblo ante Vos mis rodillas, no para insultaros en vuestros dolores, como lo hicieron vuestros enemigos, sino para admirar la obra maestra de vuestro amor, y saludaros como Rey, no solamente de los Judíos, sino de todos los hombres y de todos los Ángeles. Extended vuestro Reino por todo el mundo; pero sobre todo establecedlo con firmeza en mi corazon, para que rendido siempre a vuestro dulce cetro, jamás os ofenda con la menor infidelidad. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Amigo tierno y Esposo amantísimo de las almas; postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindo mis humildes adoraciones a vuestro divino Corazón, fuente de gracia y trono de amor, por mí atravesado con una lanza, y manando Sangre y agua para lavar mis mancillas. Estas son las fuentes del Salvador en que hemos de apagar nuestra sed; es río de deleites que embriaga suavemente a las almas puras. Ese Corazón sagrado es puerto seguro en las borrascas de la vida; es castillo inexpugnable en donde nos hemos de hacer fuertes contra los enemigos de nuestra salvación, y es puerta abierta para entrar al santuario de vuestra Divinidad. ¡Oh fragua de amor, cuyas llamas no pudieron apagar las muchas aguas de las tribulaciones! A Vos acudo a buscar remedio para mi extrema frialdad. ¡Oh Esposo de sangre y amador verdadero, que disteis vuestra vida por vuestros amigos! Ya que tantos gastos hicisteis para ganar nuestros corazones, acabad con vuestra gracia lo que comenzasteis con vuestros tormentos, encendiéndome a mí y a todos los hombres en un amor tan ardiente hacia Vos, que solo en Vos busquemos nuestro descanso, que siempre os sirvamos con fervor, y criatura alguna nos separe jamás de Vos. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec: postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, adoro humildemente vuestra Sangre preciosísima, la cual, mientras ese Cuerpo divino descansaba en el sepulcro, estaba esparcida por el suelo en los varios teatros de vuestros suplicios; esa Sangre, con la cual entrasteis una vez en el Santuario para fundar una eterna redención; esa Sangre, que sola nos preserva del Ángel exterminador y nos purifica de las obras muertas para que sirvamos al Dios vivo. Mirad, oh Padre Eterno, esa Sangre de vuestro Unigénito: oíd su voz que clama al Cielo, no pidiendo venganza, como la de Abel, sino solicitando misericordia y piedad para todos los hombres. Por todos sin excepción fue derramada: haced pues que todos nos aprovechemos de tan gran beneficio: encaminad a los errados; ablandad los corazones endurecidos; convertid a los pecadores; dad perseverancia a los justos, y conducidnos a todos a la vida eterna. Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA NOVENO
Por la señal…
Acto de Contrición y los responsos.
Dulcísimo Jesús, Libertador de los hombres y Triunfador del infierno: Vos, que vencido el aguijon de la muerte abrísteis a los creyentes el Reino de los Cielos: vedme aquí, postrado ante esta sagrada Efigie vuestra, rindiendo mis humildes adoraciones a vuestra Alma Sacratísima, que sin embargo de que continuamente gozaba de la Bienaventuranza, y veía a Dios cara a cara, estuvo extremadamente angustiada y triste hasta la muerte por mi amor, y que mientras ese Cuerpo adorable descansaba en el Santo Sepulcro, bajó a los infiernos a abrir las prisiones de vuestros fieles siervos del Antiguo Testamento. Suplícoos, Señor, por aquella bondad infinita que os movió a ir en persona a romper sus cadenas y alegrarles con la dichosa nueva de su redención, que quebrantéis los grillos de los vicios y malas inclinaciones que me aprisionan, y alegréis mis huesos humillados con estas dulces palabras: «Tus pecados te son perdonados». Amén.
Rezar tres Credos y Gloria Patri. Las demás oraciones y los Gozos se dirán todos los días.