En la mañana de hoy 9 de Abril de 2021, en el castillo de Windsor, falleció Felipe de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y Battenberg/Mountbatten, en arte Príncipe Consorte Felipe, duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón Greenwich, a la edad de 99 años.
Nació del príncipe Andrés de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y de Alicia de Battenberg en Corfú, Grecia, el 10 de Junio de 1921. En 1939, Felipe se enlistó en la Marina Real Británica y renunció en 1947 a sus títulos reales de Grecia y Dinamarca para casarse con Isabel de Windsor (antes Sajonia-Coburgo-Gotha), que asumiría como Isabel II de Inglaterra seis años después, el 2 de Junio de 1953, en ceremonia presidida por el arzobispo de Canterbury Geoffrey Francis Fischer Richmond (que era francmasón), naciendo la dinastía Mountbatten-Windsor (aunque este apellido es legalmente para los descendientes masculinos que no tengan el título de Alteza Real o Príncipe).
Felipe de Edimburgo nunca profesó la Fe Católica, porque fue bautizado en la Iglesia Ortodoxa Griega, y para casarse con Isabel II abjuró para convertirse al anglicanismo. De otro lado, él perteneció a la masonería (como los reyes británicos Eduardo VII, Eduardo VIII –nieto de Eduardo VII; tras renunciar al trono para casarse con la divorciada estadounidense Bessie Wallis Warfield-Simpson, fue nombrado Duque de Windsor– y Jorge VI –hermano de Eduardo VIII y padre de Isabel II–, y su abuelo el rey Jorge II de los Helenos, Felipe se inició en la Logia N.º 2612 de la Marina el 5 de Septiembre de 1953; su primo Eduardo, duque de Kent, que se inició en la Logia Royal Alpha N.º 16 el 16 de Diciembre de 1963, es el Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra como lo fue su padre el príncipe Jorge, duque de Kent, –que se inició en la Logia N.º 2612 de la Marina el 12 de Abril de 1928– entre 1939 y 1942), y apoyó el exterminio de la población mundial (dijo en 1988 en una entrevista a la Deutsche Press Agentur: «En caso de que me pudiera reencarnar, me gustaría hacerlo como un virus mortal, para ayudar a resolver el problema de la sobrepoblación». Como dato curioso, era adorado como un dios por la tribu Yaohnane de la isla Tanna, en Vanuatu (antigua Nuevas Hébridas), que lo veían como hijo de una deidad. Y por lo que se deduce de sus obras, NUNCA ABJURÓ DE SUS ERRORES.
QUE SU ALMA ARDA EN EL INFIERNO POR TODA LA ETERNIDAD.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)