Traducción del Comunicado N.º 37/21 del 20 de Abril de 2021, fiesta de Santa Inés de Montepulciano, publicado en italiano por el CENTRO STUDI GIUSEPPE FEDERICI. Tomado de CATÓLICOS ALERTA.
EL SOLDADO RYAN NO SALVÓ A LOS AFGANOS
Las tropas de Estados Unidos y sus aliados abandonarán Afganistán tras 20 años de guerra y un altísimo número de muertos. Los responsables de Gorla y Monte Cassino, Dresde e Hiroshima podrán ocuparse mejor de la exportación de democracia hacia Ucrania y sus alrededores.
Así, Joe Biden anunció la retirada de las tropas estadounidenses (3.000 hombres) y, en consecuencia, de las tropas de la OTAN (7.000) de Afganistán. Y eligió una sugerente fecha, el 11 de septiembre, día de las Torres Gemelas, para completar el retiro. No tiene sentido detenerse en el hecho de que, incluso aquí, el nuevo presidente sigue los pasos del anterior, tomando solo unos pocos meses de margen, septiembre contra el mayo hipotetizado por Donald Trump. Otros dos hechos importan más, que el propio Biden ha subrayado en parte. La primera es que esta guerra de 20 años fue un fracaso colosal. Para llevarlo a cabo, solo EE.UU. gastó 2 trillones de dólares (2 billones), una suma con la que Afganistán podría haberse tomado y vuelto a hacer. Para combatirlo murieron 3.541 soldados internacionales, casi 7.000 soldados afganos, decenas de miles de guerrilleros y sobre todo unos 200 mil civiles que, según las estadísticas más creíbles, el 40% fueron asesinados por quienes habían logrado liberarlos de medio mundo (incluida Italia, ed.).
¿Y cuál es el resultado? Con toda probabilidad, dentro de unos meses veremos una reedición de la guerra civil de la década de 1990, porque los talibanes han renacido y fortalecido, tanto que pueden sentarse como interlocutores autorizados en la mesa de negociaciones de paz. Está claro que para el futuro de Afganistán tienen proyectos muy, muy diferentes a los de quienes, con más o menos éxito, gobiernan a la sombra de los fusiles de la OTAN. Y con toda probabilidad, los talibanes ganarán gracias al consenso de que, sobre todo en el campo, nunca han perdido. Como en un perverso juego de la oca, por lo tanto, volveremos casi exactamente al cuadro inicial. Veinte años y 300.000 muertes después.
El otro hecho, increíble si solo nos desviamos de la visión centrada en Estados Unidos que ha dominado durante décadas, es que este retiro es una réplica de otros retiros. El de Vietnam, por ejemplo. O el de Irak, mucho más cercano a nosotros, decretado en 2011 por Barack Obama que tenía a Biden como vicepresidente en la Casa Blanca. En Irak sabemos cómo fue. George Bush hijo y Tony Blair inventaron algunas mentiras sobre armas de destrucción masiva para librar su guerra colonial. Y así se produjo una ola de violencia y destrucción responsable de muchas masacres (cerca de 15 mil soldados de diferentes nacionalidades, soldados y contratistas iraquíes, al menos 30 mil soldados del ejército de Saddam Hussein, al menos 50 mil insurgentes y varios civiles murieron. nadie ha podido o querido especificar, pero lo que suma cientos de miles de personas), de la desestabilización de toda una región y de esos resentimientos que, más tarde, abrieron el camino a Al Qaeda e Isis.
Sin embargo, cada vez, terminamos con una retirada más o menos sensacional, de la que se habla como un mérito, un gesto astuto, y no como la consecuencia inevitable de una formidable torpeza y crueldad política. El escritor estaba en Afganistán en 2001, cuando comenzó esta locura de veinte años. Seguí el avance de la Alianza del Norte y estaba claro a un kilómetro de distancia que era una guerra falsa, ganada desde el principio comprando el consentimiento de las tribus contra los talibanes. Como siempre, comprar la victoria no fue difícil. Comprar la paz, por otro lado, resultó imposible. Verás, en veinte años harán lo mismo con Siria. Y dirán las mismas cosas que dicen hoy.
*Columna publicada por Fulvio Scaglione el 16 de Abril de 2021 en el diario Eco de Bérgamo.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)