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martes, 21 de octubre de 2025

EL REARME DEL COMUNISMO DESDE VASCONGADAS

Por Javier Navascués Pérez para INFOCATÓLICA.
  
«EL COMUNISMO CONSTITUYE, ANTE TODO, UNA ESPERANZA UTÓPICA, CASI DE NATURALEZA ESCATOLÓGICA».
Vaquero Oroquieta analiza “Bolcheviques. De ETA al Movimiento Socialista: el rearme del comunismo”.
   

Ya está disponible “Bolcheviques. De ETA al Movimiento Socialista: el rearme del comunismo”, el primer libro sobre el autodenominado Movimiento Socialista, un conjunto de organizaciones marxistas-leninistas integradas por gente muy joven que inició su andadura en el País Vasco y Navarra, a partir de su ruptura con la izquierda abertzale de procedencia, pero que también se está implantando en el resto de España… Su autor, el pamplonés Fernando José Vaquero Oroquieta, es un viejo conocido de nuestros lectores por sus otros libros aquí reseñados (Biografía no autorizada del PNVDe ETA a EH Bildu. Las pieles de la serpienteEmboscada a Navarra. Mitos, falsedades y otras tácticas del panvasquismo), quien responde, a continuación, a nuestras preguntas sobre cuestiones de actualidad.

Podemos parece haber quedado muy atrás para una nueva hornada de jóvenes de la extrema izquierda. ¿Que está pasando en los últimos años en el ámbito de la izquierda radical?
Así es. El espacio socio-político de la izquierda comunista, es decir, la izquierda de la izquierda, se encuentra “revolucionada” desde 2018 en que surgió un nuevo sujeto muy activo y en constante crecimiento orgánico. Se trata de un conjunto de organizaciones juveniles autodenominado Movimiento Socialista. De esta manera, por orden de aparición, Ikasle Abertzaleak, Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), la red de mujeres socialistas Itaia, el Consejo Socialista de Euskal Herria (EHKS), Coordinadora Juvenil Socialista (CJS), Organització Juvenil Socialista (OJS) y Coordinadora da Mocidade Socialista (CMS), en sus respectivos territorios y ámbitos, comparten la misma posición táctica y estratégica. Juzgan que Podemos, PSOE, Sumar, EH Bildu, la CUP o el BNG, son socialdemócratas y revisionistas, por lo que estarían traicionando a la clase trabajadora.

En estos años, además, han logrado constituirse en el contingente más numeroso y activo en el área de la extrema izquierda, siempre muy fragmentando y a mínimos históricos. Su objetivo final es un Estado-comuna socialista, precursor del comunismo. Pero, como no se presentan a las elecciones parlamentarias o municipales, salvo por algunas de sus incursiones callejeras, más o menos violentas, apenas son objeto del interés mediático. Y disponen de diversos medios digitales, revistas de carácter teórico, organismos sectoriales, asociaciones en numerosas universidades…

¿Qué papel ha jugado el final de ETA en todo esto?
Ha sido decisivo. Los primeros grupos de este futuro partido comunista, que pretenden sea de ámbito europeo, nacieron en Vascongadas y Navarra, por entender que la izquierda abertzale “oficial” de Sortu y EH Bildu, al apostar por la vía parlamentaria habían traicionado el bagaje revolucionario alcanzado por la clase obrera vasca tras décadas de “lucha”. Además, ante los nuevos problemas sociales emergentes, por ejemplo en relación al casi imposible acceso a una vivienda decente por parte de los jóvenes y la precarización de las condiciones laborales, la dirección de la izquierda abertzale, conforme su criterio, no habría proporcionado ni respuestas concretas ni soluciones de conjunto; pero tampoco habría respetado la “autonomía” de sus organizaciones juveniles. Y, en su búsqueda de un nuevo paradigma político, descubrieron el marxismo ortodoxo, quien les proporcionaría, en su particular lectura, un análisis de conjunto y un horizonte estratégico. Finalmente, con tales mimbres, rompieron con sus orígenes para dar lugar a una organización “autónoma” de “ruptura generacional y de clase”.

Muchos pensaban que, tras el fin del terrorismo de ETA (por lo menos el terrorismo de alta intensidad), vendría un frente nacionalista independentista entre PNV y Bildu, los herederos del antiguo brazo político de ETA, pero más que eso parece que lo que ha ocurrido es que Bildu se ha integrado en el magma de la izquierda española (si no es eso una contradicción en los términos). ¿Cómo ha sido posible esta evolución?
Hay que distinguir dos planos. Por lo que respecta al “frente nacionalista”, existe una pugna tremenda entre el PNV y EH Bildu por su liderazgo, lo que les ha llevado, en este momento histórico, a considerarse mutuamente como rivales irreconciliables, más que como “compañeros de viaje”. Por otra parte, estas luchas intestinas en el mundo nacionalista no les impiden, en su conjunto, la implementación de una clara agenda de políticas públicas de todo tipo orientadas a la “Construcción Nacional Vasca”, borrando de paso los últimos resquicios de la presencia española allí.

Por lo que respecta al segundo plano, EH Bildu se ha “integrado” con la izquierda española desde una perspectiva “táctica” y ocasional, es decir, oportunista: persiguiendo, así, determinados objetivos comunes, caso de la implantación de la ideología feminista radical, LGTB y woke, y con ello, la destrucción de la familia “patriarcal” y de la sociedad civil “española”, así como el debilitamiento de las residuales estructuras estatales españolas, con vista a futuros escenarios de ruptura nacional. La izquierda abertzale comparte, en suma, con las otras izquierdas, un “mínimo común múltiplo”, pero no todos sus objetivos últimos, especialmente la independencia vasca. Por todo ello, más que “integración en el magma de la izquierda española”, deberíamos hablar de “izquierda” a secas.

¿Qué son las escisiones de ETA y de la llamada “izquierda abertzale” y que rol juegan en todo esto?
Desde el mismo momento en que ETA anunció el abandono de la vía terrorista, centrándose en la vía parlamentaria y posibilista, surgieron voces discrepantes en el seno de la izquierda abertzale, especialmente entre sus amplios medios juveniles. Estas voces darían lugar, poco a poco, a dos tendencias distintas: una primera que podríamos denominar “MLNV versión siglo XXI”, o abertzale radical, cuyas siglas más importantes, hoy, son la coordinadora Jardun, el grupo juvenil Jarki y Aske. En segundo término, cristalizará una corriente netamente comunista, mucho más numerosas que la anterior, que deja atrás su nacionalismo primigenio por entenderlo contaminado por los intereses anti-obreros de la “burguesía vasca”, a la que quiere destruir en última instancia. Es el caso del Movimiento Socialista, objeto central de mi libro, si bien también hablo de la evolución del comunismo en España desde sus orígenes a nuestros días en todas sus escisiones y actual proyección en tantos sindicatos radicales, movimientos sociales, editoriales, redes sociales, etc. Debo destacar, no obstante, que ambas escisiones no han impedido el crecimiento electoral e institucional de la izquierda abertzale; tanto en Vascongadas como en Navarra.

La deriva cada vez más hacia la polarización y el plurinacionalismo del PSOE del Gobierno español de Pedro Sánchez, ¿Cómo ha influido en todo esto?
Pues de una manera muy secundaria. Aunque no hubieran tenido lugar ambos fenómenos, impulsados por el Gobierno de Pedro Sánchez en línea con el “socialismo del siglo XXI”, las disidencias abertzales en general y el Movimiento Socialista en particular, habrían actuado exactamente igual a como lo vienen haciendo. No olvidemos que los objetivos finales del socialismo y la izquierda española, por una parte, y los de las disidencias abertzales, por otra, son muy distintos. En el caso del Movimiento Socialista, su objetivo es la destrucción del estado burgués y la implantación del comunismo; objetivos que las demás izquierdas españolas, mayormente interclasistas cuando no burguesas-progres, no comparten por entenderlos irrealizables y fuera del tiempo, especialmente tras la desaparición de la Unión Soviética. Por su parte, el MS entiende que nos acercamos a un “nuevo ciclo revolucionario”, enmarcado en una crisis final y global del capitalismo financiero, que supondría, para la clase trabajadora, la oportunidad de conquistar finalmente el poder político y económico y destruir, de paso, a la burguesía, en la que incluyen a todos los “actores progresistas”.

¿Cómo se explica el aparente dinamismo de la extrema izquierda radical vasca (pese a la supuesta derrota de ETA) mientras la izquierda separatista catalana de ERC y la CUP parece hallarse en una profunda crisis?
Movimiento Socialista, Jarki, etc., no salen de la nada. Se forman, maduran y contrastan en un ecosistema político muy concreto y excepcional en toda Europa: la izquierda abertzale. De esta manera, en el seno y entorno de miles de familias vascas y navarras, así como en el de muchos pueblos y barrios, a los 14, 15 o 16 años, se presenta como opción vital por completo natural el “militar” en una organización política juvenil, ya sea Ernai (la “oficial”) o en GKS (los nuevos comunistas). Por otra parte, el tipo de partido, de cultura organizativa, en el caso catalán, es muy distinto: carecen de una implantación tan extensa y capilar como en el vasco-navarro. En otro plano, ERC es un partido “burgués”; CUP mantiene, por su parte, una dinámica “asamblearia” muy distinta a la centralizada característica de la izquierda abertzale. De esta manera, aquellas insatisfactorias realidades organizativas, a las que debe sumarse su estancamiento electoral y el alejamiento de sus objetivos rupturistas, arrastrarían a los más jóvenes, en este caso buena parte de las asambleas locales de Arran (juventudes de la CUP), a seguir de cerca la evolución del Movimiento Socialista, para terminar compartiendo sus análisis tácticos y estratégicos y, en consecuencia, escindirse, dando lugar a la OJS operativa en Cataluña Comunidad Valenciana y Mallorca.

Mientras en toda Europa y también en España la llamada “extrema derecha” se encuentra en auge, especialmente entre los jóvenes, la izquierda radical juvenil, aunque minoritaria, se está radicalizando cada vez más. Incluso en Estados Unidos, como hemos visto con el asesinato de Kirk. ¿Que consecuencias tendrá este hecho?
Creo que hay que matizar un poco lo que se entiende por “extrema derecha”. Si se refiere al nacional-populismo identitario, concurren en el mismo segmentos sociales muy diversos: tradicionalistas católicos, calvinistas observantes, muchísimos posmodernos asustados por la “dureza” del discurso islamista, enemigos acérrimos del eco-feminismo imperante, liberal-libertarios obsesionados con la Economía, intervencionistas nostálgicos del Estado del bienestar, nacionalistas racialistas y secesionistas (flamencos…), conservadores cabreados, etc. Seguramente es por ello que en el Parlamento Europeo, a la hora de la verdad, todos ellos no han dado lugar a un único “partido europeo”, sino, al menos de momento, hasta a tres… y con muchas discrepancias internas.

No obstante, en un esfuerzo de abstracción y de caracterización con algunos mínimos elementos doctrinarios comunes, es evidente que dicho fenómeno, tan plural como en ocasiones contradictorio, es, verdaderamente, sorprendente, afectando en mayor o menor medida a casi todo Occidente. En cualquier caso, nos encontramos en una fase histórica de decadencia y aceleración, así como de disolución de las “ideologías fuertes” y de las comunidades en aras de las “salidas individuales” y el “empoderamiento” de nuevas minorías sociales.

A lo anterior hay que sumarle una crisis social y antropológica sin precedentes, lo que lleva a muchísimos jóvenes a romper con los esquemas de sus mayores y a buscar alternativas identitarias, de “comunidad”, o “sentido”; en ocasiones, con extrema radicalidad. Es por todo ello que otros muchos jóvenes, también procedentes de ambientes anti-tradicionales y posmodernos, se enrolan en las nuevas protestas que, según estamos viendo, no son tan nuevas. En definitiva, al diluirse la antaño vulgáta de valores compartidos, sostenida por la entente socialdemocracia-derecha ex-cristiana, los viejos consensos van desapareciendo, surgiendo disidencias y violencias ante la dictadura de lo políticamente correcto.

La inmigración desbordada que sufren España y Europa, especialmente de inmigrantes musulmanes, el filoislamismo de la izquierda, y el auto-odio hacia España y hacia la religión católica, ¿cómo influyen en todo este proceso?
Debemos distinguir, de nuevo, dos planos. Por lo que se refiere al impacto de la inmigración, conforme el juicio del Movimiento Socialista, al igual que el resto de la extrema izquierda, se entiende que los inmigrantes, al igual que los jóvenes autóctonos, están siendo explotados y maltratados por la burguesía capitalista y las nuevas medidas “autoritarias” de sus estados, por lo que, antes o después, se integrarán en los contingentes revolucionarios; pues les unirían las mismas condiciones de explotación y la misma subordinación en el sistema de producción capitalista, unos mismos intereses. No obstante, en sus manifestaciones y encuentros, no se observa la presencia de muchos sujetos “racializados”…

En un segundo plano, ese odio a España y a toda expresión de Tradición es común a todas las izquierdas; tributario, seguramente, de tortuosos ingredientes psicológicos, como son “matar al padre”, etc. De hecho, los jóvenes comunistas vascos son muy críticos con casi todo lo que supone el “establishment” abertzale de sus padres y familiares de más edad. Constituye, pues, un ingrediente más del cóctel ideológico de estos nuevos comunistas, pero siempre desde una interpretación conjunta específicamente marxista, que entiende que toda “lucha particular” debe “educar” y hacer “avanzar” a los trabajadores en el proceso socialista hacia el comunismo.

¿Qué valoración hace de fenómenos como el Frente Obrero, de Roberto Vaquero, notablemente popular, al menos desde el punto de vista mediático, que tratan de aunar comunismo y patriotismo español, algo que hasta ahora siempre ha sido imposible?
El Movimiento Socialista considera que toda expresión “rojiparda” o “nacional-bolquevique” no deja de ser sino un oportunismo demagógico que se sirve de cierta fraseología propagandística aparentemente marxista al servicio de los intereses de la burguesía, dividiendo en definitiva a la clase trabajadora y alejándola de “sus” verdaderos objetivos. Por ello, algunos autores del MS han calificado expresamente el Frente Obrero de organización fascista.

¿Existe algún riesgo de retorno de un terorismo similar al perpetrado por ETA décadas atrás por parte de nuevos grupos más o menos comunistas?
Es una cuestión muy delicada… que no debe permitir juicios superficiales. Desde una máxima prudencia, entiendo que, al menos de momento, conforme las categorías marxistas de las que se sirven, no concurren ni “condiciones objetivas” ni “subjetivas” que les arrastren a aquella vía sin retorno. En el pasado, cuando nace ETA, por ejemplo, la incidencia social y política del movimiento anticolonialista en Occidente, el prestigio de las organizaciones guerrilleras tercermundistas e incluso de otras formaciones terroristas en Europa (IRA, INLA, Brigadas Rojas, RAF, Acción Directa, CCC…), era impresionante. Aquel cicló histórico se agotó; aunque, en el futuro, nunca se sabe… De hecho, aseguran que se aproxima un “nuevo ciclo revolucionario”, lo que no quiere decir, en absoluto, que sus tácticas vayan a ser las mismas, hoy o mañana como ayer, pues sus teóricos son muy conscientes de los profundos cambios geopolíticos y mentales que vienen acaeciendo, de manera acelerada además, en todo el planeta. No obstante, hoy día, no optan en absoluto por la vía parlamentaria y, como admiradores del bolchevismo y su modelo insurreccional de minoría revolucionarias decididas y conscientes, si bien “conectadas” con el pueblo, les interesa muchísimo aquella experiencia de conquista del poder como demostración empírica de que si fue posible entonces, también puede serlo mañana. En todo caso, su objetivo central, ahora, es crecer, formarse, propiciar escisiones en la socialdemocracia de toda Europa y, ulteriormente, desde este “andamiaje”, lanzar un partido comunista europeo de ofensiva. Mientras tanto, cualquier equivocación o cálculo errado puede frustrarles su proyecto…

Desaparecida la Unión Soviética, ¿tiene sentido ser comunista?
El comunismo constituye, ante todo, una esperanza utópica, casi de naturaleza escatológica, a modo de “religión de sustitución”. Y si desapareció la Unión Soviética, entre otros motivos y según los teóricos del Movimiento Socialista, lo fue por no haber destruido el estado que heredaron los bolcheviques, implantando en su lugar un estado-comuna extensión del partido comunista.

En definitiva: nunca ha existido comunismo. Como premisa de todo lo anterior, estos nuevos comunistas entienden la Historia con una perspectiva materialista, economicista y lineal, aunque con avances y retrocesos, de manera que el fracaso del “ciclo de octubre”, o “tantas derrotas sufridas por la clase obrera” tal y como afirman en sus mítines, no desmiente –desde su particular mirada, que pretenden científica– la necesidad histórica y el desenlace inevitable de las relaciones de producción en una toma del poder político y económico por parte de la clase trabajadora en todo el mundo. Así, todo lo analizan desde un punto de vista de “proceso socialista”; también fenómenos híbridos como el de China o Vietnam, con sus idas y venidas, con sus retos actuales, etc.

En suma, los comunistas españoles y los de otros lugares del mundo –no olvidemos que persisten partidos comunistas muy potentes, caso del KKE griego, además de países proclamados como socialistas (China, Vietnam, Cuba, etc.) liderados por partidos comunistas nacionales–, entienden que aquella predicción marxista que dice que “la historia se repite dos veces: primero como tragedia y después como farsa” no afecta al proceso de edificación del socialismo.

El comunismo implantó regímenes de terror allí donde triunfó. A estos jóvenes bolcheviques, ¿no les preocupa los genocidios perpetrados por el comunismo?
No, en absoluto. Han afirmado, en varios de sus textos, que no les corresponde y no procede plantear “juicios morales” a las experiencias comunistas fracasadas… Analizan aquellos procesos en clave de “proceso socialista”, tal y como ya dijimos. La moral usual es un “subproducto burgués”; la suya es una moral revolucionaria.

¿Cómo valoran la religión?
En el caso del MS apenas le dedican tiempo y espacio… Así, por ejemplo, creo recordar ahora mismo, que respecto a la realidad de la explotación sufrida por los inmigrantes, alguno de sus autores también menciona de pasada la cuestión religiosa… Esta aparente ausencia de discurso, seguramente, sea debida a que en sus espacios familiares y de socialización el catolicismo ha desaparecido por completo. Desde sus presupuestos teóricos, con toda seguridad, interpretan la religión, genéricamente, como una coartada ideológica de los poderosos para sojuzgar a los pobres. Pero el catolicismo de sus abuelos ya no constituiría una “oferta atractiva” para casi nadie ni, por tanto, presenta una resistencia real o una alternativa frente al proyecto comunista. No veo, eso sí, ninguna mirada crítica, o de otro tipo, específica ante el Islam, el lugar de la mujer musulmana, los mecanismos de reproducción patriarcal en su modelo de familia, el papel de sus comunidades, que algunas voces aisladas comunistas, al menos en redes sociales, las alinean con la extrema derecha, etc.

¿Qué posición mantienen ante la guerra en Gaza y las movilizaciones en apoyo a la “flotilla”?
Son partidarios de la destrucción del Estado de Israel, por considerarlo un peón colonialista de la burguesía occidental y, en consecuencia, son enemigos intransigentes de la tradicional solución de “dos estados” entre las izquierdas social-demócratas. De esta manera, han participado decididamente en buena parte de las manifestaciones producidas en toda España “contra el genocidio en Gaza”, también en los incidentes en torno a la Vuelta Ciclista a España con tal motivo; pero siempre con sus propias pancartas y explicando su particular juicio político con una intencionalidad pedagógica. Y es que pretenden que todas sus “luchas particulares” no se agoten en sí mismas, sino que redunden en la causa del comunismo acumulando fuerzas.

— Muchas gracias.

— Gracias a ti, gracias a los lectores.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)