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sábado, 30 de junio de 2018

EL VALOR CRISTERO Y LA TRAICIÓN DEL CLERO MEXICANO

El 30 de Junio se cumple un aniversario más de la apertura del culto público en México luego de casi tres años de proscripción por parte del régimen masónico de Plutarco Elías Calles (alias del judío sefardí Francisco Plutarco Elías Campuzano). Para recordar este hecho, queremos compartir las palabras que Don Francisco Campos (cristero de Santiago Bayacora, Durango) enviara al historiador Jean Meyer Barth y que éste reproduce en el primer volumen de su libro La Cristiada:
«El 31 de Julio de 1926, unos hombres hicieron porque Dios nuestro Señor se ausentara de sus templos, de sus altares, de los hogares de los católicos, pero otros hombres hicieron porque volviera otra vez; esos hombres no vieron que el gobierno tenía muchísimos soldados, muchísimo armamento, muchísimo dinero para hacerles la guerra; eso no vieron ellos, lo que vieron fue defender a su Dios, a su Religión a su Madre que es la Santa Iglesia; eso es lo que vieron ellos. A esos hombres no les importó dejar sus casas, sus padres, sus hijos, sus esposas y lo que tenían; se fueron a los campos de batalla a buscar a Dios nuestro Señor.

Los arroyos, las montañas, los montes, las colinas, son testigos de que aquellos hombres le hablaron a Dios nuestro Señor con el santo nombre de “¡VIVA CRISTO REY!, ¡VIVA LA SANTÍSIMA VIRGEN DE GUADALUPE!, ¡VIVA MÉXICO!”. Los mismos lugares son testigos de que aquellos hombres regaron el suelo con su sangre, y no contentos con eso, dieron sus mismas vidas porque Dios nuestro Señor volviera otra vez. Y viendo Dios nuestro Señor que aquellos hombres de veras lo buscaban, se dignó venir otra vez a sus templos, a sus altares, a los hogares de los católicos, como lo estamos viendo ahorita, y encargó a los jóvenes de ahora que si en lo futuro se llega a ofrecer otra vez, que no olviden el ejemplo que nos dejaron nuestros antepasados».
  
Sin embargo, él mismo refiere que la entrega de las armas fue por órdenes de un clero ingrato (hubo muchos sacerdotes en contra de la guerra, y algunos -sobre todo los jesuitas- se declararon abiertamente hostiles a los cristeros), y a raíz de los arreglos con el masón Emilio Portes Gil (Secretario de Gobernación y títere del régimen elías-callista), los gobiernistas empezaron a vengarse de los que les tenían derrotados en la guerra (cualquier parecido con la actualidad ES PURA REALIDAD):
«De ganada, la perdimos; en el 21 de Junio de 1929 se hicieron los mentados arreglos del conflicto religioso, y los señores que intervinieron en dichos arreglos no debían de haber admitido a que entregáramos las armas, porque estas armas costaron muchas vidas, mucha sangre, nosotros expusimos nuestras vidas para quitar esas armas y no es posible ni justo que después de tanto sacrificio y trabajo como los que pasamos, vayamos a entregar nuestras armas; pero por obedecer órdenes sacerdotales fuimos a entregar las armas y les dijimos a nuestros enemigos: “Aquí están las armas que les quitamos en el campo de batalla, ya que Uds. no nos las pudieron quitar ahora nosotros se las venimos a traer, a nosotros no nos sirven ya, pero en lo futuro otros se las volverán a quitar y entonces ya nos se las darán”; y nuestros enemigos sedientos de venganza luego empezaron la guerra contra los indefensos jefes cristeros. Y nosotros, ya libres del compromiso que teníamos en contra del gobierno defendiendo nuestra religión; me fui a Durango en busca de mi familia... me vino la idea de hacer un escrito como en clase de historia, compré una libreta y me puse a hacer esta que es la que Ud. está leyendo ahorita». (Carta a Jean Meyer, 2 de agosto de 1967)

1 comentario:

  1. Francisco Plutarco Elías Campuzano (quien adoptó el apellido Calles en honor de un tío materno que le pagó su educación) era en sus últimos años espiritista; y como consecuencia de su odio visceral a la Iglesia Católica (hasta quiso fundar una iglesia nacional bajo la figura del cismático y masón José Joaquín Pérez Budar, el “Patriarca Pérez”), enfermó de la vesícula biliar en diciembre de 1934, fue expulsado del país el 10 de Abril de 1936 por su sucesor Lázaro Cárdenas del Río (masón también e izquierdoso, pero al menos no se metió con la Iglesia), y cuando murió olvidado y repudiado de todosel 19 de octubre de 1945 a las 14:40h se dio un avistamiento en vuelo de una gran parvada de buitres (zopilotes) como nunca antes se había visto en el DF.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)