Vexílla Regis

Vexílla Regis
MIENTRAS EL MUNDO GIRA, LA CRUZ PERMANECE

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER

LOS QUE APOYAN EL ABORTO PUDIERON NACER
NO AL ABORTO. ELLOS NO TIENEN LA CULPA DE QUE NO LUCHASTEIS CONTRA VUESTRA CONCUPISCENCIA

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN

NO QUEREMOS QUE SE ACABE LA RELIGIÓN
No hay forma de vivir sin Dios.

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

ORGULLOSAMENTE HISPANOHABLANTES

lunes, 23 de mayo de 2022

DE LA NEGACIÓN DE LA “COMUNIÓN” A NANCY PELOSI POR EL “ARZOBISPO” DE SAN FRANCISCO


Salvatore Joseph Cordileone Giardina, quien declara ser arzobispo de San Francisco, CA, emitió el 19 de Mayo de 2022 una notificación en la que se informaba a la presidenta de la Cámara Baja estadounidense Nancy Patricia D’Alessandro Lombardi de Pelosi (más conocida como Nancy Pelosi), representante demócrata por el estado de California.
   
   
TRADUCCIÓN:

 
ARCHIDIÓCESIS DE SAN FRANCISCO 
OFICINA DEL ARZOBISPO
  
NOTIFICACIÓN
A la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos Nancy Pelosi
  
El Concilio Vaticano II, en su Decreto sobre la Iglesia en el Mundo Moderno, Gaudium et spes, reiteró la antigua y constante enseñanza de la Iglesia de que «la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (n. 51). De hecho, los cristianos siempre han defendido la dignidad de la vida humana en todas las etapas, especialmente en las más vulnerables, comenzando con la vida en el útero. Su Santidad el Papa Francisco, en consonancia con sus predecesores, también ha sido bastante claro y enfático al enseñar sobre la dignidad de la vida humana en el seno materno.
   
Esta verdad moral fundamental tiene consecuencias para los católicos en la forma en que viven sus vidas, especialmente aquellos encargados de promover y proteger el bien público de la sociedad. El Papa San Juan Pablo II también fue bastante consistente en defender esta enseñanza constante de la Iglesia, y con frecuencia nos recordaba que «aquellos que están directamente involucrados en los órganos legislativos tienen una “obligación grave y clara de oponerse” a cualquier ley que atente contra la vida humana. Para ellos, como para todo católico, es imposible promover tales leyes o votar por ellas» (cf. Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas a la participación de los católicos en la vida política [24 de noviembre de 2002], n. 4, §1). Un legislador católico que apoya el aborto procurado, después de conocer la enseñanza de la Iglesia, comete un pecado manifiestamente grave que es motivo de gravísimo escándalo para los demás. Por lo tanto, la ley universal de la Iglesia establece que tales personas “no deben ser admitidas a la Sagrada Comunión” (Código de Derecho Canónico, can. 915).
   
Con respecto a la aplicación de estos principios a los católicos en la vida política, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió a los obispos de EE. UU. en 2004 explicando el enfoque a seguir:
«… cuando se manifiesta la cooperación formal de una persona (entendida, en el caso de un político católico, como su constante campaña y voto a favor de leyes permisivas del aborto y la eutanasia), su Pastor debe reunirse con él, instruyéndolo sobre la enseñanza de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a sí mismo para la Sagrada Comunión hasta que ponga fin a la situación objetiva del pecado, y advirtiéndole que de lo contrario se le negará la Eucaristía. Cuando “estas medidas cautelares no han producido su efecto…” y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, todavía se presenta a recibir la Sagrada Eucaristía, “el ministro de la Sagrada Comunión debe negarse a distribuirla”».
  
Al esforzarme por seguir esta dirección, le agradezco el tiempo que me ha dado en el pasado para hablar sobre estos asuntos. Desafortunadamente, no he recibido tal acomodo a mis muchas solicitudes de volver a hablar con usted desde que prometió codificar la decisión Roe v. Wade de la Corte Suprema en la ley federal luego de la aprobación del Proyecto de Ley 8 del Senado de Texas en septiembre pasado. Es por eso que le comuniqué mis preocupaciones a través de una carta del 7 de abril de 2022 y allí le informé que, si no repudiaba públicamente su defensa del “derecho” al aborto o si no se abstenía de referirse a su fe católica en público y recibir la Sagrada Comunión, no me queda más remedio que hacer una declaración, de acuerdo con el canon 915, de que no debe ser admitida a la Sagrada Comunión.
   
Como no ha repudiado públicamente su posición sobre el aborto y continúa refiriéndose a su fe católica para justificar su posición y recibir la Sagrada Comunión, ese momento ha llegado. Por lo tanto, a la luz de mi responsabilidad como Arzobispo de San Francisco de estar «preocupado por todos los fieles cristianos confiados a [mi] cuidado» (Código de Derecho Canónico, can. 383, §1), por medio de esta comunicación estoy notificándole que no debe presentarse para la Sagrada Comunión y, si lo hace, no debe ser admitida a la Sagrada Comunión, hasta el momento en que repudie públicamente su defensa de la legitimidad del aborto y confiese y reciba la absolución de este pecado grave en el sacramento de la Penitencia.
  
Tenga en cuenta que estoy listo para continuar nuestra conversación en cualquier momento y continuaré ofreciendo oración y ayuno por usted.
  
También pido a todos los fieles de la Archidiócesis de San Francisco que oren por todos nuestros legisladores, especialmente los legisladores católicos que promueven el aborto procurado, para que con la ayuda y bajo la guía del Espíritu Santo, experimenten una conversión de corazón en este gravísimo asunto y la vida humana puede ser protegida y fomentada en cada etapa y condición de la vida.
  
Dado en San Francisco, a los diecinueve días del mes de mayo, en el Año del Señor 2022.
  
(Fdo.) SALVATORE J. CORDILEONE
Arzobispo de San Francisco        

(Fdo.) Mons. C. MICHAEL PADAZINSKI
Canciller
  
One Peter Yorke Way San Francisco, CA 94109 | sfarchdiocese.org | (415) 614-550
La notificación generó mucho despliegue mediático tanto por la prensa seglar como por la religiosa conciliar, como quiera que para mediados de Junio está por decidirse la suerte de la sentencia “Roe vs. Wade” de 1973 en la Corte Suprema y en medio de la campaña por las elecciones de medio término en el Congreso. Aquí en esta tribuna, nos proponemos analizar detenidamente la cuestión:
    
La prohibición (que no excomunión, como algún medio seglar la ha calificado –recordemos que para la Iglesia Conciliar, la excomunión solo existe para los que cuestionan el dogma deuterovaticano y bergogliano–) solo cobija la archidiócesis de San Francisco, donde teóricamente pertenece Nancy Pelosi. En teoría, porque su diócesis territorial es Washington DC, donde ella pasa la mayor parte de su tiempo en cuanto congresista. Allá sí puede atragantarse de la galleta y el Kool Aid cuantas veces quiera, porque su ordinario local, Wilton Daniel Gregory Duncan, no se lo ha negado (ni se lo negará). En efecto, el domingo 22 de Mayo, ella los recibió en la iglesia de la Santísima Trinidad en Georgetown (iglesia perteneciente a la archidióceis de Washington y bajo la dirección de los jesuitas) en el servicio de las 9:00h presidido por el presbítero Benjamin Hawley SJ, como se ve en el vídeo de la transmisión en vivo de ese día:
   
  
De otro lado, citar a Francisco Bergoglio para condenar el aborto, no tiene ningún asidero en la realidad, porque es documentado que él adhiere a la postura contraria: mencionemos por ejemplo que condecoró a la neerlandesa Elisabeth Maria Josepha “Liliane” Ploumen en Junio de 2017 con la Pontificia Orden Ecuestre de San Gregorio Magno en el grado Dama Comendadora, tiene amistad cercana con Emma Bonino (la “Margaret Sanger” italiana), dijo al periodista españor Carlos Herrera Crusset que esta era una lucha de segundo plano y que «no le gusta entrar en discusiones que si hasta aquí se puede, que hasta allí no se puede» (abriendo la puerta a su licitud moral) y permitió la “comunión” a los “católicos devotos” Joe Biden y Nancy Pelosi, ha dado impulso a la “canonización” de la comunista Dorothy May Day Satterley (patrona de las abortantes) y un largo etcétera.
   
Pero el problema de fondo no es que Nancy Pelosi no pueda “comulgar”, sino que aun si ella mañana se convirtiera públicamente y se arrepintiera, el Novus Ordo no tendría “comunión” ni “absolución” que darle, ni “sacerdote” que se las dé, porque sus sacramentos son inválidos al adulterar la materia y la forma de los mismos. Además, y por esa misma razón, su clero no es más válido que los ministros protestantes, y no tienen autoridad ni jurisdicción ninguna. Recomendamos la lectura del artículo “Nuevos obispos, Tabernáculo vacío”, del padre Anthony Cekada.
   
Por otra parte, y sin desconocer que Pelosi es inmoral por su apoyo al aborto, la eutanasia, la ideología de género, el inmigracionismo y toda la agenda del Partido Demócrata (que se puede asegurar es la versión “legal” del Partido Comunista de Estados Unidos), Salvatore Joseph Cordileone tampoco puede erigirse en paladín de la moral. Cuando fue obispo de Oakland, intentó defender a Ratzinger de las acusaciones de complicidad al haber mantenido en el estado presbiteral a Stephen Kiesle, convicto de abuso sexual de menores. Y el 26 de Agosto de 2012, poco antes de su posesión como “arzobispo” de San Francisco (la cual tuvo lugar el 4 de Octubre), Cordileone fue arrestado por conducir en estado de embriaguez en un puesto de control policial en San Diego. Iba manejando un coche Ford Taurus con su madre Mary Rose Giardina y un sacerdote venido de Alemania, y cuando fue requerido por la policía, dijo que pudo haber tomado una copa de vino adicional por error, pero en el examen de alcoholemia que le practicaron, hallaron que el contenido de alcohol en sangre era el equivalente a cuatro tragos de whisky, teniendo que pasar la noche en la estación de policía. En una audiencia posterior, se declaró culpable de conducción temeraria, dándole tres años de probatoria y se le ordenó pagar una multa, además de ir a un panel de la organización Madres contra la Conducción en Embriaguez, y un programa de tres meses del Departamento de Vehículos del estado. Además de una contravención que pudo haber culminado en un delito, Cordileone incurrió con tal conducta en pecado mortal contra el 5.º Mandamiento de la Ley de Dios porque se puso innecesariamente en riesgo a sí mismo y a quienes lo acompañaban, y en escándalo público porque dio mal ejemplo y puso la dignidad sacerdotal (que de todos modos, NO POSEE) al escarnio y murmuración de la sociedad.
   
Así pues, Católicos tradicionales, concluimos que este episodio fue muy poco y demasiado tarde. Si acaso, una farsa política sin sentido disfrazada de religión. Y así es la moral en la Iglesia Conciliar, de Bergoglio para abajo: señalar con el dedo a otros, y excusarse a sí mismos. Pero como siempre pasa, los pseudotradicionalistas y neocones aguardan tales escenarios, desesperados por encontrar alguien que esté de acuerdo con ellos, y entregarse a ellos sin importar si sea delincuente sexual (o cómplice), malversador, o (en este caso) un borracho público. Quiera Dios nuestro Señor, y su Madre santísima, que no caigamos nunca en esa trampa.
   
JORGE RONDÓN SANTOS
23 de Mayo de 2022
Lunes de las Rogativas Menores. Fiesta de San Desiderio de Langres, Obispo y Mártir de la Fe; de San Juan Bautista de Rossi, Sacerdote y Confesor. Tránsito de fray Jerónimo Savonarola OP. Captura de Santa Juana de Arco por los borgoñones, aliados del rey de Inglaterra. Entrada de los Cien mil Hijos de San Luis a Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración es causal de no publicación.

Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.

+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)