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sábado, 2 de septiembre de 2023

BERGOGLIO EN MONGOLIA: ELOGIOS A GENGIS KAN Y MENSAJE SECULAR

Las caras lo dicen todo…

Llegado a Mongolia, Francisco Bergoglio fue recibido con honores militares por el presidente del país Ukhnaagiin Khürelsükh (foto) en la plaza Sükhbaatar, y en el Palacio de Gobierno escribió este mensaje en el Libro de visitas, que por no nombrar a Jesucristo, bien puede asimilarse a un discurso del Dalái Lama o un chamán:
«Como peregrino de paz en este país nuevo y antiguo, moderno y rico de tradición, me honro en recorrer el camino del encuentro y la amistad, que genera esperanza.
   
Que el gran cielo claro, que abraza la tierra mongola, ilumine nuevos senderos de hermandad.
   
Francisco
   
2 - 9 - 2023».
   
   
El “Cielo claro” alude a Tengri (en túrquico antiguo 𐰚𐰇𐰚:𐱅𐰭𐰼𐰃, Kök Teŋri; en turco تڭری, Tanrı; en mongol ᠲᠩᠷᠢ, Тэнгэр), el dios del cielo en el tengrismo, una religión con elementos chamánicos y animistas practicada por los pueblos turco-mongoles y que consistiría principalmente en la armonía con el universo, y que en distintas etapas de la historia se sincretizó con otras creencias. En la religión folclórica mongola, Gengis Kan, el fundador del Imperio mongol, es considerado una de las encarnaciones, si no la más importante, de la voluntad de Tengri.
   
***
   
En su discurso ante el presidente de Mongolia Ukhnaagiin Khürelsükh y el cuerpo diplomático acreditado en el salón “Gran Mongolia” (Их Монгол/ᠶᠡᠬᠡ
ᠮᠣᠩᠭᠣᠯ), Bergoglio alabó una pretendida tradición de libertad religiosa remontada a los tiempos de Gengis Kan († 1227, nacido Temuyín):
«Vengo a Mongolia, entre otras cosas, en un aniversario importante para ustedes, los 860 años del nacimiento de Gengis Kan. Durante siglos, el abrazar tierras lejanas y muy distintas puso en evidencia la excepcional capacidad de vuestros antepasados de reconocer lo mejor de los pueblos que componían el inmenso territorio imperial y de ponerlas al servicio del desarrollo común. Esto es un ejemplo que se debe tomar en cuenta y reproducir en nuestros días. Quiera el cielo que, sobre la tierra, devastada por tantos conflictos, se recreen también hoy, en el respeto de las leyes internacionales, las condiciones de aquello que en un tiempo fue la pax mongóla, es decir, la ausencia de conflictos».
En su mayor expansión, el imperio mongol bajo Gengis Kan y sus descendientes abarcó 24’000.000 km²/9’300.000 ft², llegando tan lejos como Hungría. Esto se logró mediante feroces conquistas que causaron entre 37,75 y 60 millones de muertos (11% de la población mundial en ese entonces), particularmente en China, Asia central y el Irán moderno. Ciudades como Balj (Afganistán), Merv (Turkmenistán), Nishapur (Irán), Kiev (Ucrania), Vladímir (Rusia) o Samarcanda (Uzbekistán) fueron arrasadas hasta sus cimientos, y la mitad de la población húngara fue víctima de las invasiones mongolas, sin sumar que los mongoles propagaron la peste bubónica al catapultar cadáveres a las ciudades enemigas. Adicional, los mongoles fueron responsables de la desaparición de gran parte de la literatura china de la dinastía Jin (1115-1234), y las crónicas cuentan que luego del sitio de Bagdad, los libros que no fueron quemados con las bibliotecas y hospitales, fueron arrojados al río Tigris –cuyas aguas duraron meses teñidas de negro por la tinta– y hacían estos un puente que podía soportar un caballo con su jinete.
   
Aun cuando los mongoles eran tolerantes en materia religiosa (en su mayoría profesaban el chamanismo, aunque habían tribus budistas, musulmanes y nestorianas) y eximían de impuestos y cargos públicos a los ministros religiosos, trataron con desprecio a los primeros misioneros católicos. Fray Juan de Pian del Carpine OFM (legado papal de Inocencio IV) en 1246, y fray Andrés de Longjumeau OP (embajador de San Luis Rey de Francia) en 1251, fueron sometidos a humillantes pruebas antes de presentarse a Guyuk Kan y despachados por este exigiendo al Papa y a los reyes de Europa (a quienes trató de perros) someterse a su autoridad. Si bien fray Juan de Montecorvino OFM logró hacia 1271 varias conversiones y que se erigiera una diócesis en Pekín, las misiones desaparecieron poco después de la caída de la dinastía Yuan en 1368. Una misión establecida en 1922, fue desmantelada al año siguiente por el régimen pro-soviético

Después de la Revolución democrática en 1990 y la Constitución de 1992, la Iglesia ha tenido una presencia “sancionada” en Mongolia. Al ser considerado el catolicismo como religión extranjera por el gobierno mongol (el 51% de la población de Mongolia es budista tibetana), hay restricciones en el número de misioneros extranjeros, los menores de 16 años deben tener permiso de sus padres para recibir la catequesis, las profesiones de fe solo pueden hacerse en las iglesias y los clérigos no pueden usar sotana o clériman en público.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)