Los
actos de amor, los afectos piadosos hacia la Santísima Virgen, la
imitación de sus virtudes, especialmente su humildad profunda, su fe
viva, su obediencia ciega, su continua oración mental, su mortificación
en todas las cosas, su pureza incomparable, su caridad ardiente, su
paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina: «son
éstas», dice San Luis María de Montfort, «las diez virtudes principales
de la Santísima Virgen».
Debemos unimos a Jesús por María
-ésta es la característica de nuestra devoción-; por tanto, San Luis
María de Montfort nos pide que nos empleemos a fondo para adquirir un
conocimiento de la Santísima Virgen. María es nuestra soberana y nuestra
medianera, nuestra Madre y nuestra Señora. Esforcémonos, pues, en
conocer los efectos de esta realeza, de esta mediación, y de esta
maternidad, así como las grandezas y prerrogativas que son los
fundamentos o consecuencias de ello. Nuestra Santísima Madre también es
perfecta -un molde en donde podemos ser moldeados para poder hacer
nuestras sus intenciones y disposiciones-. Esto no lo conseguiremos sin
estudiar la vida interior de María, o sea, sus virtudes, sus
sentimientos, sus acciones, su participación en los misterios de
Jesucristo y su unión con Él.
DÍA VIGÉSIMOSEXTO
Lección:
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, nums.12-38
"EFECTOS DE LA CONSAGRACIÓN TOTAL"
Si queréis comprender a la Madre, dice un santo, comprended al Hijo, pues es una Madre digna de Dios: Que aquí toda lengua enmudezca. Para demostrar que la divina María ha estado desconocida hasta ahora, y que es una de las razones por las cuales Jesucristo no es conocido como debe serlo.
Si queréis comprender a la Madre, dice un santo, comprended al Hijo, pues es una Madre digna de Dios: Que aquí toda lengua enmudezca. Para demostrar que la divina María ha estado desconocida hasta ahora, y que es una de las razones por las cuales Jesucristo no es conocido como debe serlo.
Si, pues, como es cierto, el reino de Jesucristo ha de venir al mundo, no será sino consecuencia necesaria del conocimiento del reino de la Santísima Virgen María, que le trajo al mundo la vez primera y le hará resplandecer en la segunda venida.
Confieso con toda la Iglesia que no siendo María sino una pura criatura salida de las manos del Altísimo, comparada con la Majestad infinita es menos que un átomo, o más bien nada, puesto que sólo Dios es quien es, y por consiguiente, confieso que este gran Señor, Ser soberano y absoluto, ni ha tenido ni ahora tiene necesidad alguna de la Santísima Virgen para hacer su voluntad santísima y para manifestar su gloria. Basta que Dios quiera, para que todo se haga. Digo, sin embargo, que así y todo, habiendo querido Dios empezar y concluir sus más grandes obras por la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará de conducta en el transcurso de los transcursos de los siglos, pues es Dios y no varía en sus sentimientos ni en su proceder.
María es la Reina del cielo y de la tierra por la gracia, como Jesús es Rey por naturaleza y por conquista; pues el reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón y en el interior del hombre, según estas palabras: "El reino de Dios está dentro de vosotros", del mismo modo el reino de la Santísima Virgen está principalmente en el interior del hombre, es decir, en las almas, y en las almas es en donde principalmente está más glorificada con su Hijo que en todas las criaturas visibles, y podemos llamarla con los santos, Reina de los corazones.
ORACIONES
LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, procedente del Padre y del Hijo, ten piedad de nosotros.
Espíritu de la Verdad, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo de la Sabiduría, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo del entendimiento, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo de la fortaleza, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo de la piedad, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo del buen consejo, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo de la verdadera ciencia, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo del santo temor de Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu de la caridad, ten piedad de nosotros.
Espíritu de la alegría, ten piedad de nosotros.
Espíritu de la paz, ten piedad de nosotros.
Espíritu de las virtudes, ten piedad de nosotros.
Espíritu de toda la gracia, ten piedad de nosotros.
Espíritu de la adopción de los hijos de Dios, ten piedad de nosotros.
Purificador de nuestras almas, ten piedad de nosotros.
Santificador y guía de la Iglesia Católica, ten piedad de nosotros.
Distribuidor de los dones celestiales, ten piedad de nosotros.
Conocedor de los pensamientos y de las intenciones del corazón, ten piedad de nosotros.
Dulzura de los que comienzan a servirte, ten piedad de nosotros.
Corona de los predestinados, ten piedad de nosotros.
Alegría de los ángeles, ten piedad de nosotros.
Luz de los Patriarcas, ten piedad de nosotros.
Inspiración de los Profetas, ten piedad de nosotros.
Palabra y sabiduría de los Apóstoles, ten piedad de nosotros.
Victoria de los Mártires, ten piedad de nosotros.
Ciencia de los Confesores, ten piedad de nosotros.
Pureza de las Vírgenes, ten piedad de nosotros.
Unción de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Sednos propicio. Perdónanos, Señor.
Sednos propicio. Escúchanos, Señor.
De todo pecado, líbranos Señor.
De todas las tentaciones y acechanzas del demonio, líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos Señor.
Del ataque a la verdad revelada, líbranos Señor.
De la envidia de la gracia fraterna, líbranos Señor.
De toda obstinación e impenitencia, líbranos Señor.
De toda negligencia y liviandad de espíritu, líbranos Señor.
De toda impureza de la mente y del cuerpo, líbranos Señor.
De todas las herejías y errores, líbranos Señor.
De todo mal espíritu, líbranos Señor.
De la muerte súbita y eterna, líbranos Señor.
Por tu eterna procedencia del Padre y del Hijo, líbranos Señor.
Por la milagrosa concepción del Hijo de Dios, líbranos Señor.
Por tu descendimiento sobre Jesús bautizado, líbranos Señor.
Por tu santa aparición en la transfiguración del Señor, líbranos Señor.
Por tu venida sobre los discípulos del Señor, líbranos Señor.
En el día del juicio, líbranos Señor.
Nosotros pecadores, te rogamos óyenos.
Para que nos perdones, te rogamos óyenos.
Para que te dignes vivificar y santificar a todos los miembros de la Iglesia, te rogamos óyenos.
Para que te dignes concedernos el don de la verdadera piedad, devoción y oración, te rogamos óyenos.
Para que te dignes inspirarnos sinceros afectos de misericordia y de caridad, te rogamos óyenos.
Para que te dignes crear en nosotros un espíritu nuevo y un corazón puro, te rogamos óyenos.
Para que te dignes concedernos verdadera paz y tranquilidad de corazón, te rogamos óyenos.
Para que nos hagas dignos y fuertes, para soportar las persecuciones por amor a la justicia, te rogamos óyenos.
Para que te dignes confirmarnos en tu gracia, te rogamos óyenos.
Para que nos recibas en el número de tus elegidos, te rogamos óyenos.
Para que te dignes atendernos, te rogamos óyenos.
Espíritu de Dios, te rogamos óyenos.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, envíanos el Espíritu Santo.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, mándanos el Espíritu prometido del Padre.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, mándanos el Espíritu prometido del Padre.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, danos el buen Espíritu.
Espíritu Santo, óyenos.
Espíritu Paráclito, Escúchanos
Antífona: Envía tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que aleccionaste a los corazones de tus fieles con la ciencia
del Espíritu Santo, haz que, guiados por este mismo Espíritu, saboreemos
las dulzuras del bien, y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
LETANÍA DE NUESTRA SEÑORA
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Cristo, ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Madre de la Divína gracia, ruega por nosotros.
Madre purísima, ruega por nosotros.
Madre castísima, ruega por nosotros.
Madre inviolada, ruega por nosotros.
Madre incorrupta, ruega por nosotros.
Madre amable, ruega por nosotros.
Madre admirable, ruega por nosotros.
Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros.
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Virgen prudentísima, ruega por nosotros.
Virgen venerable, ruega por nosotros.
Virgen laudable, ruega por nosotros.
Virgen poderosa, ruega por nosotros.
Virgen clemente, ruega por nosotros.
Virgen fiel, ruega por nosotros.
Espejo de justicia, ruega por nosotros.
Trono de la Sabiduría, ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Vaso espiritual, ruega por nosotros.
Vaso honorable, ruega por nosotros.
Vaso de insígne devoción, ruega por nosotros.
Rosa mística, ruega por nosotros.
Torre de David, ruega por nosotros.
Torre de marfil, ruega por nosotros.
Casa de oro, ruega por nosotros.
Arca de la Alianza, ruega por nosotros.
Puerta del Cielo, ruega por nosotros.
Estrella de la mañana, ruega por nosotros.
Arca de salvación, ruega por nosotros.
Mística ciudad de Dios, ruega por nosotros.
Adoratriz perpetua de Jesús Sacramentado, ruega por nosotros.
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores arrepentidos, ruega por nosotros.
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
Corredentora del género humano, ruega por nosotros.
Medianera de todas las gracias, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Exterminadora de todas las herejías, ruega por nosotros.
Reina Inmaculada, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin mancha de pecado, ruega por nosotros.
Reina asunta a los Cielos, ruega por nosotros.
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros.
Reina del clero, ruega por nosotros.
Reina de la Iglesia, ruega por nosotros.
Reina de la familia, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Te suplicamos, Señor Dios, nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo: y, por la intercesión de la gloriosa y Bienaventurada siempre Vírgen María santísima, vernos libres de las tristezas presentes, y obtener las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
AVE MARIS STELLA
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA, POR SAN LUIS MARÍA DE MONTFORT
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Feliz puerta del Cielo.
Feliz puerta del Cielo.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo,
Al Santo Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias. Amén.
¡Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, Madre admirable del Hijo; salve, Madre, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Ésta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres Amén (así sea): Amén a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; Amén a todo lo que haces al presente en el Cielo; Amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.
ADVERTENCIA: Es importante que durante esta semana se rece con mayor atención y devoción el Santo Rosario de la Bienaventurada Virgen María.
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