La Beata Rosa Venerini fue una laica originaria de la provincia italiana de Viterbo. En su niñez y juventud tuvo un carácter alegre y una gran devoción a Cristo. Nació el 9 de febrero de 1656, tercera de los cuatro hijos de Godofredo Venerini y Marcia Zampichetti.
De joven, vivió un conflicto. Un joven enamorado quería casarse con ella, pero su deseo era consagrarse a Dios. Su vida cambia radicalmente cuando una serie de acontecimientos culminan con la muerte de su pretendiente y, más tarde, de sus padres. Rosa luego se hace cargo de la educación de los dos hermanos. Aun con esta responsabilidad, no abandona su deseo de consagrarse a Dios. Comenzó a invitar a las jóvenes del barrio a rezar el Rosario.
Fue conviviendo con esta gente que Rosa descubrió el grave estado de ignorancia religiosa e intelectual que afectaba a la juventud de la época. Entonces decidió que sería su deber luchar contra ello, enseñsndo la Catequesis. Un sacerdote jesuita, Ventura Bandinelli, reconociendo su vocación natural por la religiosidad y la enseñanza, le abrió las puertas de la vida religiosa. Rosa no perdió la oportunidad y dio el primer paso, yéndose a vivir a una comunidad. Junto con dos amigas llamadas Jerónima Coluzzelli y Porcia Bacci, y con el apoyo del obispo de Viterbo Urbano Sacchetti, creó la primera escuela primaria para niños en 1685. Su gran obra había comenzado.
Sin embargo, la oposición no tardó en aparecer. Algunos sacerdotes sintieron que el trabajo de Rosa socavaba su autoridad en la enseñanza religiosa. Los nobles estaban en contra de la educación gratuita para los pobres. Rosa afrontó una batalla en nombre de Dios y de un ideal. Afortunadamente, el obispo de Montefiascone, cardenal Marcantonio Barbarigo, intervino y la invitó a fundar una nueva escuela en su diócesis. Allí se dirige Rosa Venerini, acompañada de una colaboradora muy especial: la futura Santa Lucía Filippini.
Las escuelas luego se expandieron y llegaron a muchas ciudades, incluida Roma. Pero los problemas volverían a aparecer. Rosa tiene que enfrentar dolorosas discusiones, ambiciones y divisiones dentro de su institución, problemas causados por la envidia y la codicia de la gente. La santa sufría, pero no se rindió, fortalecida por el espíritu de oración. «Me siento tan clavada a la voluntad de Dios que no me importa la muerte o la vida, quiero lo que Él quiere, quiero servirle tanto como a Él guste y nada más».
El 24 de Octubre de 1716, la visita del Papa Clemente XI fue un reconocimiento al valor de su obra: «Señora Rosa, vos estáis haciendo lo que nosotros no podemos hacer. Os agradecemos mucho, porque con estas escuelas, santificaréis Roma». El apoyo del Papa fue un factor importante en el desarrollo de su institución, que no era una congregación y ahora se llama “Maestras Pías Venerini”. Demostró capacidad pedagógica y administrativa e hizo posible la capacitación de maestras, su sistema se extendió en Europa.
El final de su vida estuvo marcado por una enfermedad que la consumió durante cuatro años. Falleció en Roma, el 7 de mayo de 1728; fue sepultada en la iglesia del Santísimo Nombre de Jesús en la Argentina. En 1909 se fundó la primera Casa en Estados Unidos. El reconocimiento canónico de estos maestros recién llegó en 1941, cuando finalmente se convirtieron en una congregación. El 4 de mayo de 1952, el Papa Pío XII la proclama beata y actualmente su cuerpo se encuentra en una pequeña urna colocada al pie del altar de la capilla de la Casa madre en Roma, en la vía Giuseppe Gioacchino Belli. Tiempo después de su muerte, surgió el Instituto de las Hermanas Venerini.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad civil, administrativa, penal y canónica por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración constituyen causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)