Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
Como los 135 cardenales votantes, es protestante, por lo que eso no lo descalifica.
La nueva iglesia es un mar de apostasía de la fe católica de todos modos, y él aportaría a ella la perspicacia empresarial que tanto necesita para sacarla de la bancarrota y purgarla de la criminalidad.
El martes 29 de Abril de 2025, Donald Trump se lanzó al ruedo para convertirse en el próximo Papa. «Me gustaría ser Papa», dijo. «Sería mi primera opción». Aunque la declaración del presidente estadounidense fue tomada por la mayoría a broma, Trump no es el primero en sugerirlo.
La Iglesia Conciliar necesita urgentemente un gerente financiero y un director administrativo excepcionales para sanear su inminente quiebra, ya confirmada por dos auditores de la Unión Europea. La administración vaticana se desmoronó bajo el gobierno de Francisco Bergoglio. Los empleados del Vaticano lo demandan porque este saqueó su fondo de pensiones para sus extravagantes viajes por todo el mundo. El Instituto para las Obras de Religión (Banco Vaticano) sigue bajo el control de la mafia. Los cardenales, obispones y presbíteros cometen los crímenes más viles y no rinden cuentas ante el sistema judicial del Vaticano.
Algunos podrían argumentar que Trump no está calificado para ser papa por ser protestante. Pero también lo es cada uno de los 135 cardenales apóstatas que votarán en el próximo cónclave, así como los pretendientes papales tras el Anticoncilio Vaticano II, a pesar de que se hicieron pasar por “católicos”. Todos ellos se adhieren a al menos una herejía protestante, y basta con una herejía para ser excomulgado según la máxima canónica de la Iglesia: «Hæréticus in uno, hæréticus in ómnibus»; «un hereje en una cosa es un hereje en todas». De hecho, todos participan de la herejía modernista, definida por el papa San Pío X como «ómnium hæréseon colléctum», la «suma de todas las herejías» [Parte de la información para este Comentario proviene de MSN News].
Católicos tradicionales, una cosa es segura: Donald Trump no podría haber hecho un trabajo peor que los supuestos papas desde el Anticoncilio Vaticano II: el masón Juan XXIII bis Roncalli, el socialista Pablo VI Montini, el malogrado Juan Pablo I Luciani, el paganista Juan Pablo II Wojtyła, el confederado nazi Benedicto Ratzinger y el marxista Francisco Bergoglio. Todos ellos presidieron los crímenes más viles y pervertidos bajo el pretexto de una falsa autoridad: delitos de sodomía, en particular contra menores, que constituyen uno de los Cuatro Pecados Bíblicos que Claman al Cielo por Retribución. Para estos antipapas criminales, Cristo ha dispuesto el castigo más severo: «Que se les ate al cuello una piedra de molino y se les ahogue en lo profundo del mar» (San Mateo 18, 6).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)