En un mensaje firmado por el cardenal Secretario de Estado vaticano Pietro Parolin Miotti al presbítero chileno José Enrique Oyarzún Tapia LC, Rector del Ateneo Pontificio Regína Apostolórum, y a los participantes del XII Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión “Los lenguajes de la creación. La hermenéutica científica, filosófica y teológica del ‘Libro de la Naturaleza’ como camino de esperanza”, organizado por aquella en colaboración con la argentina Fundación “Diálogo entre Ciencia y Religión (DeCyR)”, el Movimiento Laudato si’ – Capítulo Argentina y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), León XIV Riggitano-Prévost exhortó a redescubrir en la Creación un signo de esperanza, incluso en medio de la tribulación.
Su SantidadLeón XIVsaluda cordialmente alReverendo Padre José Enrique Oyarzún Tapia LC,Rector Magnífico del Pontificio Ateneo Regína Apostolórumy a los organizadores y participantes en el XII Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión que, con el título “Los lenguajes de la creación. La hermenéutica científica, filosófica y teológica del ‘Libro de la Naturaleza’ como camino de esperanza”, se celebra en Roma, durante los días 10, 11 y 12 de septiembre, e invita a todos los congresistas a buscar caminos que permitan al hombre «elevarse sobre todas las cosas que pueden medirse para ver la medida sin medida; sobrepasar todos los seres que pueden contarse para contemplar el número que no tiene número; ensalzarse sobre todas las cosas que pueden pesarse a fin de observar el peso que no tiene peso» (S. AGUSTÍN, De Génesi ad lítteram, IV, 3, 8).De ese modo, aun sin «pronunciar palabras», la obra de Dios proclamará la gloria de su Creador, el hombre podrá escuchar su mensaje de esperanza no sólo en el resplandor de los días claros de su existencia, sino también en las noches de la angustia y la tribulación propias de la condición humana (cf. Salmo 19, 1-4).Con estos deseos, el Santo Padre, mientras invoca sobre todos ustedes el Dulce Nombre de María, Estrella de la Mañana, pide al Señor que sostenga con su gracia sus trabajos y les imparte con afecto la implorada Bendición Apostólica.Vaticano, 3 de septiembre de 2025Cardenal Pietro ParolinSecretario de Estado
La esperanza, consistente en esperar de Dios su gracia y misericordia en este mundo y la vida eterna en el otro, es virtud sobrenatural infusa por Dios en el alma, unida a la Fe y caridad; en la Parusía no estará con la Fe (virtudes para la Iglesia peregrina): Dios está cara a cara… y las cosas creadas no serán más tenidas en cuenta.
Al presentar la Creación (en mayúscula) como «fuente de esperanza», Riggitano-Prévost le concede un estatus semidivino, e incita al primer estadio de idolatría que está descrito en Sabiduría 13, 1-9 (pasaje que ellos oyen el Viernes de la 32.ª semana del “Tiempo Ordinario” de los años impares):
«Vanidad, y no más, son ciertamente todos los hombres en quienes no se halla la ciencia de Dios; y que por los bienes visibles no llegaron a entender al Ser Supremo, ni considerando las obras reconocieron al artífice de ellas; sino que se figuraron ser el fuego, o el viento, o el aire ligero, o las constelaciones de los astros, o la gran mole de las aguas, o el sol y la luna los dioses gobernadores del mundo. Que si encantados de la belleza de estas cosas las imaginaron dioses, debieran conocer cuánto más hermoso es el dueño de ellas; pues el que creó todas estas cosas es el autor de la hermosura. O si se maravillaron de la virtud e influencia de estas criaturas, entender debían por ellas que aquel que las creó las sobrepuja en poder. Pues la grandeza y hermosura de estas criaturas se puede a las claras venir en conocimiento de su Creador. Mas ellos son menos reprensibles; porque si caen en el error puede decirse que es buscando a Dios, y esforzándose por encontrarlo. Por cuanto lo buscan discurriendo sobre sus obras, de las cuales quedan como encantados por la belleza que ven en ellas. Aunque tampoco a éstos se les debe perdonar, porque si pudieron llegar por su sabiduría a formar idea o a penetrar las cosas del mundo, ¿cómo no echaron de ver más fácilmente al Señor del mundo?».
Y es de señalar que “Call me Bob” omite de su cita agustiniana el encabezado «Es cosa grande y concedida a pocos», en la cual le es reconocido a Dios, no a la Creación, el protagonismo, y que de Él es que viene el pasar de lo temporal a lo eterno.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)