P. ¿Qué cosa son los frutos del Espíritu Santo? R. Que son: Actus perfécti procedéntes ex speciáli motióne Spíritus Sancti, quibus homo operátur suáviter, et delectabíliter.
Llámanse frutos del Espíritu Santo, por proceder del hombre fecundado
de este divino Espíritu, mediante su virtud, que es su semilla.
P. ¿Cuántos son los frutos del Espíritu Santo? R. Que son doce, es a saber: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, y castidad. Así los numera el Apóstol ad Gálatam Cap. 5. Los tres primeros perfeccionan el alma en sus bienes, dentro de sí misma; porque mediante ellos ama a Dios con gozo y paz, sin que las pasiones la perturben, que es un felicísimo estado. La paciencia y longanimidad perfeccionan el alma dentro de sí misma, para superar las adversidades interiores, y exteriores de esta vida, y el que se le dilate el gozar de los bienes de glora. La bondad, benignidad, mansedumbre, y fe perfeccionan el alma, en orden al prójimo, comunicándole sin ira ni fraude, sino antes bien con sinceridad, benignidad, y fidelidad los bienes, así espirituales, como temporales. Últimamente la modestia, continencia, y castidad perfeccionan el alma, acerca de las pasiones y concupiscencias, regulando, así a éstas, como a las acciones exteriores, suavemente por una superior moción.
P. ¿Cuántos son los frutos del Espíritu Santo? R. Que son doce, es a saber: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, y castidad. Así los numera el Apóstol ad Gálatam Cap. 5. Los tres primeros perfeccionan el alma en sus bienes, dentro de sí misma; porque mediante ellos ama a Dios con gozo y paz, sin que las pasiones la perturben, que es un felicísimo estado. La paciencia y longanimidad perfeccionan el alma dentro de sí misma, para superar las adversidades interiores, y exteriores de esta vida, y el que se le dilate el gozar de los bienes de glora. La bondad, benignidad, mansedumbre, y fe perfeccionan el alma, en orden al prójimo, comunicándole sin ira ni fraude, sino antes bien con sinceridad, benignidad, y fidelidad los bienes, así espirituales, como temporales. Últimamente la modestia, continencia, y castidad perfeccionan el alma, acerca de las pasiones y concupiscencias, regulando, así a éstas, como a las acciones exteriores, suavemente por una superior moción.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)