Traducción del artículo publicado en francés por el COMITÉ INTERNACIONAL “Rore Sanctífica”.
EL APOYO DEL CARDENAL RAMPOLLA AL PADRE PORTAL, AGENTE DE LOS ANGLICANOS
La
 carta del 19 de Septiembre de 1894 del cardenal luciferino Rampolla al 
intrigante padre Fernand Portal, aliado de los anglicanos y de Lord 
Halifax
En
 una publicación que habíamos solicitado en septiembre de 2010, apareció
 un análisis del CIRS sobre el asunto de la manipulación anglicana del 
Papa León XIII en 1894-1896 por intermedio del padre lazarista Fernand 
Portal Lafabrie CM, agente de los
Anglicanos a fin de hacer reconocer la validez de sus órdenes. Maniobra 
que fracasó, publicando el Papa en Septiembre de 1896 la bula Apostólicæ
 Curæ que declaró sus órdenes inválidas.
Aquí
 está este análisis del Comité respecto al libro «La validez de las 
ordenaciones anglicanas – los documentos de la comisión preparatoria de 
la carta “Apostólicæ Curæ”» (Tomo I, 1997, Florencia, Leo S. Olschki
Editor – Fontes Archivi Sancti Officii Romani). Hemos producido un 
resumen respecto a este documento preparado por el Rev. P. André von 
Gunten OP y editado por el Vaticano en 1997, antes de ser presentado por
 el Padre Charles Morerod OP en 1998, ya muerto el Rev. P. von Gunten.
La intervención de Portal y de Lord Halifax
El
 padre Fernand Portal Lafabrie, de los sacerdotes de la Misión, y un 
noble inglés, el vizconde Lindley Wood Halifax,
lanzaron hacia 1890, un movimiento que buscaba la reunión con la Iglesia
 Católica de la Comunión Anglicana. Ellos escogieron por medio el examen
 de las órdenes anglicanas, porque, según una propuesta del padre Portal
 a Jean Guitton, se trataba de una cuestión de hecho (y no de derecho 
como la cuestión de la jurisdicción pontifical) y, decía el padre,
«pensamos que los nuevos elementos de información e interpretación eran 
susceptibles de cambiar la práctica romana».
Según
 el Rev. P. von Gunten, el padre Portal se dedicó a «suscitar el interés
 de los sacerdotes católicos sobre el tema en cuestió ».
La posición de los Anglicanos
«La correspondencia entre F. Portal y Lord Halifax, a partir de la segunda mitad de 1891, está llena de alusiones a la cuestión de la valide, de las órdenes anglicanas; el lazarista insiste con su amigo para que este redacte una memoria que explique la posición de los anglicanos. La iniciativa de Portal no tuvo un suceso inmediato. La lectura de una obra sobre el Concilio Vaticano, debida a la pluma de Mons. Eugenio Cecconi, dio ocasión al sacerdote francés de volver a la carga. El libro en cuestión cita un pasaje de Gerard Cobb: «Nosotros declaramos poseer pruebas auténticas más que suficientes para hacer cesar este veredicto respecto de las ordenaciones. ¿Qué hemos hecho para poner estas pruebas a la vista de nuestros adversarios y obtener que ellos modifiquen su juicio?Nosotros los anglicanos no hemos conservado el ministerio apostólico. He aquí en qué consistía el veredicto de los católicos».En su carta Portal dirige la pregunta de Cobb al Lord inglés: «¿Habéis hecho alguna cosa para poner estas pruebas a la vista de vuestros adversarios?». Y el lazarista va más allá: «Vuestra Iglesia debería publicar, si no de una manera oficial, al menos por órgano de alguno de vuestros mejores teólogos, una tesis estableciendo perentoriamente la validez de vuestras ordenaciones».En una carta posterior, F. Portal cita esta observación del arzobispo de Florencia a propósito de la afirmación de Cobb:‘Todos los católicos, y, no temo afirmarlo, la misma Santa Sede, estarían felices de ver iniciar una seria y leal discusión sobre una materia donde el Sr. Cobb muestra tanta seguridad; eso sería un avance precioso para la ciencia histórica, y, lo que vale más, para la salvación de las almas, porque pondría fin a una controversia histórico-dogmática abierta hace tres siglos: entonces todo anglicano de buena fe, todo ministro de este culto no tardaría en tomar una determinación, no conforme a la opinión de los que piensan como el Sr. Cobb, sino totalmente de acuerdo con la verdad. Que los anglicanos produzcan pues las pruebas auténticas (documentary evidence) más que suficientes para hacer casar el veredicto tradicional emitido contra la validez de sus Ordenaciones’.Esta nueva intervención de F. Portal no fue absolutamente vana. Se avizoraba una esperanza: «Yo creo, señala Halifax, que el Obispo (de Salisbury) escribirá él mismo alguna cosa que tratará la cuestión de la materia y la forma del sacramento».Respuesta de Portal: «Yo ansío que el Obispo de Salisbury y tus amigos hagan pronto aparecer una sólida demostración de la validez de vuestras órdenes».De hecho, el 11 de Julio de 1894, se compuso una obra sobre la validez de las ordenaciones anglicanas y su traducción latina estaba casi acabada. Este trabajo [De Hierarchía Anglicána, N. del T.] era la obra de Edward Denny y Thomas Alexander Lacey. Fue publicada en 1895, con un prefacio del Obispo de de Salisbury, John Wordsworth.Fue publicado bajo los auspicios de la English Church Union cuyo presidente fue Lord Halifax.Portal, que había insistido en la necesidad de elaborar una defensa de las ordenaciones anglicanas, escribió tres artículos reunidos en forma de fascículo bajo el título: Les ordinations anglicanes (Las ordenaciones anglicanas). El opúsculo, del que se hará cuestión más adelante, salió a la prensa en Febrero de 1894. El lazarista francés se benefició de la erudición de un religioso anglicano: el padre Frederick William Puller, miembro de la Sociedad de San Juan Evangelista (S. S. J. E.).Así el anhelo de F. Portal: hacer conocer las razones que establecían, según los anglicanos, la validez de las ordenaciones anglicanas, se realizó en parte.Evidentemente, también fracasó en atraer la atención de los teólogos católicos. El opúsculo al que se refería sirvió igualmente a este fin» [págs. 21-24].
El padre Portal y las «ordenaciones anglicanas»
En su opúsculo Les ordinations anglicanes, F. Portal, bajo el pseudónimo de Dalbus [creado a partir del apellido de su abuela materna, Rosa Albus, N. del T.],
 examina tres aspectos de la cuestión: El rito del Ordinal. Tomado en sí
 mismo parece ser suficiente. La consagración de [Matthew]
Parker debía ser tomada como cierta. Se podría, como mucho, emitir una 
duda sobre la intención del consagrante, [William] Barlow. Queda un 
tercer punto. En la ordenación sacerdotal, los anglicanos suprimieron la
 entrega de los instrumentos. Esta omisión permite a Dalbus concluir la 
invalidez de las ordenaciones anglicanas.
La
 argumentación era original. Y, como señaló Auguste Marie Boudinhon, «si
 el Sr. Dalbus, publicando su artículo sobre las ordenaciones 
anglicanas, se propuso sobre todo atraer la atención de los católicos 
franceses sobre esta importante cuestión, habría que reconocer que lo 
consiguió plenamente. El movimiento de opinión, suscitado en 
circunstancias particularmente favorables, se desarrolló rápidamente».
De
 hecho, el profesor Louis Duchesne escribió una reseña favorable sobre 
este opúsculo en el «Bulletin critique». En una carta enviada a su 
autor, él dice: 
«Contigo, yo creo que no se puede contestar el carácter episcopal de Parker y de Barlow; contigo, admito que el ritual anglicano es de suyo suficiente. Pero yo veo más allá, y, de estas dos premisas, deduzco la validez de las ordenaciones anglicanas. Todo lo que se objeta respecto a las intenciones no tiene valor. En todo tiempo ha habido sacerdotes y obispos heréticos, o incluso incrédulos, si se midiese en sus creencias secretas o declaradas, el valor de sus actos eclesiásticos, no se tendría ninguna seguridad».
Así
 presenciamos una acción combinada entre el padre Portal y Lord Halifax 
para «abrir un debate» en el seno de los teólogos católicos sobre una 
cuestión por la cual la Iglesia jamás hasta entonces varió en su 
práctica: la invalidez de las órdenes anglicanas.
En
 resumen, a partir de la segunda mitad de 1891, el padre Portal, 
basándose en una cita de Gerard Cobb (en una obra de Mons. Eugenio 
Cecconi, arzobispo de Florencia, sobre el Vaticano I) pretendía disponer
 de nuevos elementos sobre el tema, mientras Lord Halifax a producir los
 elementos. Lord Halifax, en realidad de acuerdo con el padre Portal 
sobre el objetivo, parece intentar hacer mover al partido anglicano. El 
arzobispo de Florencia que había anhelado un debate esperaba un 
reconocimiento por los anglicanos de la invalidez de sus propias 
ordenaciones. El 3 de Febrero de 1892, el padre Portal escribió de nuevo
 a Lord Halifax que esta vez actúen. Le anuncia que el obispo anglicano 
de Salisbury va a producir una demostración. Este documento, publicado 
bajo los auspicios de la English Church Union, de la cual Lord Halifax 
es el presidente, salió el 11 de Julio de 1894, seguido de su traducción
 latina.
Paralelamente, el padre Portal redacta un opúsculo de tres artículos, Les ordinations anglicanes,
 bajo el pseudónimo de Dalbus. Aparece en Francia, en «La science 
catholique» entre el 15 de Diciembre de 1893 y el 15 de Enero de 1894, 
antes de ser editado en Febrero de 1894.
¿Cómo
 comprender la maniobra clerical? En este opúsculo, el padre Portal 
concluye en la suficiencia del rito anglicano del Ordinal, sin hallar 
defecto en la entrega de los instrumentos. Reconoce también el carácter 
episcopal de Barlow y Parker.
Así,
 la razón que invoca para la invalidez no es sino una. Recuérdese que en
 Sacraméntum Órdinis en 1947, Pío XII no consideró que la entrega de los
 instrumentos haga parte de la forma esencial del rito de ordenación 
presbiteral.
También,
 bajo un pseudónimo, el padre Portal defiende la invalidez, contra la 
cual él actúa bajo su verdadero nombre en la actividad de producir las 
pruebas contrarias por la parte anglicana y en concierto con Lord 
Halifax.
Y
 Louis Duchesne, en el número XV del «Bulletin critique» de 1894, 
produce una reseña favorable, y en una carta al padre Portal deja a un 
lado este contraargumento de la entrega de los instrumentos, para 
concluir en la validez del rito anglicano.
Auguste
 Marie Boundinhon, profesor de derecho canónico en el Instituto Católico
 de París, pasará al tamiz el artículo del padre Portal, en su Estudio teológico sobre las ordenaciones anglicanas
 (París, 1895). Él concluye la invalidez del rito anglicano, y descarta 
el argumento de la invalidez presentado por el padre Portal respecto de 
la entrega de los instrumentos, porque este último punto no hace parte 
de la forma esencial de la ordenación presbiteral.
El
 Rev. P. von Gunten no da las razones presentadas por Boudinhon para 
concluir la invalidez de los ritos anglicanos, y desmentir al padre 
Portal. Por el contrario, él juega en los términos que utiliza A. M. 
Boudinhon para plantear el problema, a fin de plantear las premisas un 
debate ulterior que le permitirá separar la concepción católica de la 
invalidez de una concepción de invalidez en absoluto. Se ve aquí asomar 
una intención ecuménica del Rev. P. von Gunten que no es inocente.
Un
 anglicano convertido, devenido benedictino con el nombre de de Dom Bede
 Camm, publicó en «La Revue bénédictine» de 1894 y de 1895 artículos que
 retoman los textos de Dalbus, de Duchesne, de A. M. Boudinhon y los 
artículos del padre Montevis en «Le Nouveau moniteur de Rome». Él 
recuerda la posición de la Iglesia en favor de la nulidad de las 
ordenaciones anglicanas.
En
 la misma época tuvo lugar, precisamente en Septiembre de 1894, el 
congreso de los veterocatólicos en Róterdam donde los anglicanos están 
presentes y donde se repite la nulidad de sus ordenaciones.
Comentando
 en 1894 una afirmación del cardenal Herbert Vaughan, el obispo 
anglicano de Sodor y Man afirmará claramente y sin reticencia que de 300
 años en adelante, la Iglesia de Inglaterra rechazó la noción que el 
presbiterado deba ser considerado como una orden de sacerdotes 
sacrificantes, y «ha cesado de propósito deliberado ordenarlos como 
tal». Como se trata de una premisa en el razonamiento del cardenal 
Vaughan, el obispo anglicano la aprobó, pero no la pone en sus 
conclusiones. Dom Camm señala que «naturalmente las gentes de la Iglesia
 Alta se inquietan poco de lo que sus obispos puedan decir». El Rev. P. 
von Gunten toma argumento de esta observación para introducir un 
comentario sobre las divergencias que existen entre la corriente 
ritualista y la opinión tradicional.
Dom
 Camm deplora igualmente que A. M. Boudhinon haya aceptado las fuentes 
históricas del padre Portal (Dalbus) sin verificarlas, y juzga el 
trabajo del padre: «Esto es muy perjudicial, porque estas fuentes están 
lejos de ser puras». Él cita cada uno de los errores del padre Portal. 
El Rev. P. von Gunten no los menciona aquí.
El
 padre François Tournebize SJ retomará esta cuestión y mostrará los 
errores del padre Portal (Dalbus), concluyendo la ausencia del 
sacerdocio en los anglicanos.
Ya los teólogos católicos ingleses habían publicado sobre estos temas: Edgar Edmund Estcourt, The question of anglican ordinations discussed (381 páginas de texto y 116 páginas de documentos); Arthur Wollaston Hutton, The anglican ministry. Its nature and value in relation to the catholic Priesthood (550 páginas. El cardenal Newman compuso el prefacio, pp. v-xvi).
El
 estudio del padre Portal (Dalbus) será enseguida retomado por Sydney 
Smith SJ en la revista «The Month» (1894), después en la obra Reasons for rejecting anglican orders,
 Londres, 1896. James Moyes hace publicar una serie de artículos en «The
 Tablet» (9 de Febrero de 1895) sobre las ordenaciones anglicanas. Él 
cita en más de una ocasión la obra del padre Portal (F. Dalbus).
Fundada en 1895 por el padre Portal, la revista «Anglo-Romaine», publica en su primer número el estudio Les ordinations anglicanes et le sacrifice de la Messe,
 par Frederick William Puller, que pertenecía a la Sociedad anglicana de
 San Juan Evangelista. Considera que «Un sacramento es nulo si el 
ministro tiene la intención positiva de excluir un elemento necesario 
del sacramento». «Ahora, para las ordenaciones anglicanas, el ministro 
tiene, o al menos ha tenido, en principio, la intención positiva de 
excluir un efecto necesario: el poder de sacrificar», expica el teólogo 
anglicano que las decisiones del Concilio de Trento no fueron 
autorizadas y promulgadas hasta la sesión XXII que se realizó el 17 de 
Septiembre de 1562, y que antes de esa fecha, otra concepción era 
posible. Según él, ese fue el caso de Thomas Cranmer, de quien dice que 
sobre todo había querido enfrentar las opiniones «erróneas y exageradas»
 sobre la cuestión del sacrificio. Él concluye que los reformadores 
ingleses rechazaron totalmente la idea del sacrificio en la eucaristía, 
pero que se oponían a ciertas doctrinas que circulaban en Europa sobre 
este sacrificio. Esta posición será objeto de varias precisiones en la 
misma revista Anglo-Romaine, entre ellas la de Michel Alfred Vacant: Albert le Grand est-il l’auteur des trente-deux discours sur l’eucharistie qui lui sont attribués?
 [Alberto Magno es el autor de los treinta y dos discursos sobre la 
Eucaristía que le son atribuidos?] (1896), después Antoine Marie 
Dummermuth OP, Exposé d’un texte attribué au bienheureux Albert le Grand
 [Exposición de un texto atribuido al beato Alberto Magno], «Revue 
Anglo-Romaine» (1896), después Nicolas Paulus, Une  prétendue ‘doctrine 
monstrueuse’ sur le sacrifice de la Messe [Una pretendida ‘doctrina 
monstruosa’ sobre el sacrificio de la Misa], «Revue Anglo-Romaine» 
(1896).
Pietro
 Gasparri, que participará en la comisión de León XIII, volverá en esta 
tesis de Puller en 1895 (Del valor de las ordenaciones anglicanas, 
París).
Luego
 Puller estará presente en Roma, mientras se reunía la comisión de León 
XIII, reencontrándose en en ese momento con P. Gasparri, miembro de la 
Commisión.
Según el Rev. P. von Gunten, el 
padre Portal, consciente de haber llegado a ponerse en marcha las 
reaciones entre los teólogos, desea enseguida interesar a León XIII en 
este asunto, a fin de llegar a un resultado concreto.
Respecto
 de la revista Anglo-Romaine, nótese que ella fue fundada en 1895 por 
Portal. En la intención de su autor, ella debía contribuir a establecer 
la unión en cuerpo de la iglesia anglicana con la Iglesia católica, como
 lo subraya Portal en la introducción donde evocó igualmente la cuestión
 de las órdenes anglicanas (tomo I, 1895, pág. 8). Aparte de los 
artículos mencionados aquí, varios otros trataron también este tema. 
Subrayemos este pasaje del discurso de Lord Halifax, pronunciado en el 
encuentro de la English Church Union, el 20 de Abril de 1896:
«… por todas estas razones, hemos estado dichosos de ver que la cuestión ha sido suscitada como lo fue en Francia y presentada nuevamente en Roma. ¿Quién puede dudar que si, como consecuencia de una completa exposición de hechos, la Iglesia Romana llegue a reconocer la injusticia de la que es culpable, y admitir la validez de nuestras órdenes, un gran obstáculo a la reunión, sea finalmente superado? Este es pues como un medio de lograr este fin, la reunión de la cristiandad, fin que el Papa desea, y nada más porque nosotros tenemos algunas dudas, aun las más ligeras, en cuanto a la validez de las órdenes de la Iglesia de Inglaterra o porque nosotros demandamos un reconocimiento de parte de Roma para asegurar nuestra completa seguridad de su perfecta validez, que la cuestión de las órdenes anglicanas sea suscitada en Francia y que actualmente está en discusión en Roma».
Por 
medio de contactos romanos, el padre Portal se reunió el 12 de 
Septiembre de 1894 se reunió con el Papa León XIII. Él abordó la unión 
de la Iglesia Católica con la secta anglicana y la invalidez de las 
órdenes anglicanas. El padre Portal llega hasta a sugerir a León XIII 
que escriba una carta privada y secreta a los arzobispos de York y de 
Canterbury, invitándolos a trabajar con él para la unión de las 
Iglesias.
Tres días más tarde, el cardenal 
Rampolla, secretario de Estado, anunció a Portal que «el Papa quería 
encargar al padre Duchesne de hacer una obra sobre vuestras [N. de R.: 
de los anglicanos] ordenaciones».
Recordemos que el padre Duchesne ya se había pronunciado positivamente sobre la cuestión de la validez en el Bulletin critique
 en reacción a la obra que el padre Portal escribió bajo el pseudónimo 
de F. Dalbus. Pronto el padre Portal divulgó la noticia. El arzobispo de
 Canterbury escribió a Lord Halifax, el 15 de Octubre de 1895: «Portal 
agregó que él tenía más alta autoridad que Duchesne (cuyas ideas son 
conocidos) para verse confiar la redacción de una obra completa sobre la
 cuestión». Por su parte, Duchesne hizo parte de su misión después del 
anglicano T. A. Lacey, autor de De Hierarchía. El trabajo de Louis 
Duchesne terminó el 8 de Diciembre de 1895, llegando a León XIII el 7 de
 Enero de 1896.
COMITÉ INTERNACIONAL Rore Sanctífica.
ANEXO:
 Facsímil de la carta del cardenal satanista Rampolla y del comentario 
del padre Portal (Revue Anglo-Romaine, tomo I, n.º 9. París, 1 de 
Febrero de 1896, págs. 392-394).
    TRADUCCIÓN 
Carta de S. E. el cardenal Rampolla a M. Portal, sacerdote de la Misión, profesor en el Seminario Mayor de Cahors (autor de Las Ordenaciones Anglicanas)Roma, 19 de Septiembre de 1894,Reverendo Sr.,Has sido bien ambale pensar en ofrecerme el opúsculo sobre las ordenaciones anglicanas publicado poco después que bajo el nombre de Dalbus, y has dado vuestro don mucho más agradable que lo has acompañado de noticias muy interesantes relativamente a la cultura teológica y a las disposiciones actuales de los miembros más destacados de la Iglesia anglicana, los cuales, como dices, hacen votos por la unión suspirada con impaciencia por el día en que todos los que creen en la redención se unan como hermanos en una sola comunión.Estoy dichoso de decirte que, a pesar de las graves ocupaciones de mi cargo, he leído con mucho interés esta obra, de la cual se habló mucho. Y debo declarar que he sentido un gran placer en ver una cuestión tan delicada tratada con una serena imparcialidad de juicio y en un espíritu únicamente llevado a hacer resplandecer la verdad en la caridad.Aunque absteniéndome de entrar en la misma cuestión, no me es posible no aprobar la conclusión del autor, puesto que ella es enteramente conforme a los sentimientos expresados por el Santo Padre en su carta apostólica dirigida a los príncipes y a los pueblos del universo.Dalbus creía que el movimiento intelectual comenzado en Oxford y que se va desarrollando en la comunión anglicana entre los hombres de un espíritu elevado, muy eruditos en la ciencia de las antigüedades, de las cristiandades y buscadores leales de la verdad, hará desaparecer finalmente los viejos prejuicios, y las sombras sean disipadas, volverá a la unidad visible de la Iglesia de Jesucristo la hija de Roma, la noble raza de los ingleses, que Gregorio Magno inició por el bautismo en la vida cristiana y política. Por allá, el pueblo inglés devendrá completamente digno de los altos destinos que la Providencia les ha reservado.No puede elevarse ninguna duda sobre la bienvenida afectusa que esta nación encontrará pronto de su antigua madre y maestra, si este feliz regreso se produce; porque nada sabría igualar el ardor con el cual el Soberano Pontífice que actualmente gobierna la Iglesia de Dios, desea restablecer la paz y la unidad en la gran familia cristiana, y reunir como en un solo haz todas las fuerzas del cristianismo para oponerlas eficazmente al torrente de impiedad y de corrupción que al día de hoy se desborda en todas partes. Ciertamente, Su Santidad no escatima ningún trabajo, ni solicitud ni esfuerzo para allanar el camino, para llevar, donde sea necesario,la luz, fortificar las voluntades que, amando el bien que ellas conocen, no sabrían aún resolverse a abrazar.De poderse, un intercambio amical de ideas y un estudio más dedicado y más a profundidad de las antiguas creencias y prácticas de culto sería más útil para preparar el camino a esta unión tan deseada. Todo esto deberá hacerse sin ninguna mezcla de amargura y de recriminación o preocupación de interés terrestre, teniéndose en una esfera donde se respiraría únicamente el espíritu de humildad y de caridad cristiana, y un sincero deseo de paz y de ferviente amor por la obra inmortal del Amor de un Dios que oró para que todos los suyos sean una sola cosa en él y no dudó en cimentar esta unión de toda su sangre.Que los miembros de la comunión anglicana tengan la convicción, fuerte y profunda, como debe ser, que la unidad de la Iglesia es la voluntad expresa de Jesucristo, que las divisiones y la variedad de las creencias religiosas son el origen de un estado de cosas que repugna a la razón y disgusta a Dios, y que los que concurren a mantener un estado semejante de cosas se hacen culpables ante Dios y la sociedad de privarlos del más grande bien, y la esperanza del retorno de Inglaterra al centro único de la unidad no será vano.«Una nación, como dijo Bossuet, una nación tan sabia, no morará mucho tiempo en este deslumbramiento: el respetoque ella observa por los Padres, y sus curiosas y continuas investigaciones de la antigüedad la condujeron a la doctrina de los primeros siglos. Yo no puedo creer que ella persista en el odio que ha concebido contra la cátedra de Pedro, de la que recibió el cristianismo». ¡Quiera Dios que estas palabras de un hombre ilustre hayan sido proféticas! Y se podría agregar ahora, después de los siglos que, ciudadanos de un país libre, los ingleses no pueden no desear que el reino de la justicia, el orden y de la paz se restablezca en todo el universo, y tal es justamente el voto muy ardiente del soberano Pontífice León XIII. Pueda este voto, acogido con fervor y secundado con la sinceridad, mostrar la aurora de un renacimiento religioso general, del que la sociedad moderna tiene una gran necesidad, y ponga a la nación inglesa a la cabeza de este saludable regreso del mundo a la vida cristiana.Recibe, reverendo señor, mis agradecimientos por tu gracioso envío del artículo, con la seguridad de mi distinguida estima,Mariano cardenal RampollaEsta carta me fue entregada en Roma, donde yo había sido llamado, el 19 de Septiembre de 1894. No la publiqué enseguida, aunque estuve autorizado, por razones personales, y más tarde por estas mismas razones no publiqué sino una parte. Actualmente, no existen más estas razones.No es necesario hacer resaltar la importancia de esta carta. Ahora tengo que señalar la siguiente parte a la atención de los lectores: «De poderse, un intercambio amical de ideas y un estudio más dedicado y más a profundidad de las antiguas creencias y prácticas de culto sería más útil para preparar el camino a esta unión tan deseada. Todo esto deberá hacerse sin ninguna mezcla de amargura y de recriminación o preocupación de interés terrestre, teniéndose en una esfera donde se respiraría únicamente el espíritu de humildad y de caridad cristiana, y un sincero deseo de paz y de ferviente amor por la obra inmortal del Amor de un Dios que oró para que todos los suyos sean una sola cosa en él y no dudó en cimentar esta unión de toda su sangre».Este intercambio amical de ideas, en otras palabras, estas conferencias hechas en un espíritu cristiano y sobre las bases antiguas de las creencias tendrán lugar cuando las autoridades de la Iglesia Anglicana tengan a bien consentir.Fernand Portal
La
 carta de Rampolla (que era miembro de la sociedad secreta Ordo Templi Oriéntis) a Portal (sacerdote intrigante, relé de los anglicanos y de 
Lord Halifax –este último muy cercano a la Corona británica– en el seno 
de la Iglesia, amigo de Teilhard de Chardin, consejero de Georges 
Clemenceau y padre espiritual de Jean Guitton e Yves Congar) es digna de
 ser analizada como parte del proyecto de demolición que los enemigos de
 la Iglesia han urdido valiéndose precisamente de clérigos apóstatas y 
modernistas.
Rampolla decía en 1895: 
«el movimiento intelectual comenzado en Oxford y que se va desarrollando en la comunión anglicana entre los hombres de un espíritu elevado, muy eruditos en la ciencia de las antigüedades, de las cristiandades y buscadores leales de la verdad, hará desaparecer finalmente los viejos prejuicios, y las sombras sean disipadas, volverá a la unidad visible de la Iglesia de Jesucristo la hija de Roma, la noble raza de los ingleses».
Los
 “viejos prejuicios” son las exigencias de la teología católica que 
rechaza como falsa la subversión litúrgica anglicana, y las “sombras 
[que deben disiparse]” son las condenas de los Soberanos Pontífices y 
los teólogos que preservaron la pureza de la Fe Católica contra el 
protestantismo. 
Agrega
 renglones después que el Papa deseaba «reunir como en un solo haz todas
 las fuerzas del cristianismo para 
oponerlas eficazmente al torrente de impiedad y de corrupción que al día
 de hoy se desborda en todas partes». A casi siglo y medio, cuando el 
Vaticano modernista llamaba a los ortodoxos y los anglicanos moderados a
 unirse al «combate pro-vida» o a la lucha contra «el relativismo y la 
secularización de Europa», ese es el argumento más socorrido.
Por otra parte, ¡Rampolla anhelaba un «renacimiento religioso general» 
con «la nación inglesa a la cabeza de este saludable retorno del mundo a
 la vida cristiana»! Pero un siglo después, se ve el triunfo de los 
círculos de influencia anglosajona (el movimiento Round Table, el Real 
Instituto de Asuntos Internacionales, el Consejo de Relaciones 
Exteriores, el Club Bilderberg, la Comisión Trilateral, etc.) y el clan 
Rothschild asentado en Londres, y Benedicto XVI Ratzinger como el realizador más fiel de los planes de Rampolla. Por ejemplo, es sorprendente saber que el lenguaje de la misiva anterior citada es semejante a Anglicanórum Cœ́tibus,
 donde Ratzinger crea los Ordinariatos Anglicanos como (cabe recordar 
que en su momento Bernard Fellay felicitó con un descaro comparable a la
 ignorancia o la estupidez la publicación de este –aun cuando Marcel 
Lefebvre, en su sermón de Lille del 29 de Agosto de 1976, recordó que las 
órdenes anglicanas fueron declaradas nulas por León XIII–). 
Así
 pues, Rampolla, Portal, Gasparri (pupilo de Rampolla, Secretario de 
Estado de Benedicto XV y Pío XI, y asesino de los Cristeros mexicanos) y
 Lord Halifax querían que se reconociese la validez (o cuando menos, que
 se reordenase sub conditióne) del clero anglicano (112 años después, Fellay pedirá lo mismo para el clero conciliar cuando dijo que deben aceptarse a prióri como «probablemente válidas» las ordenaciones en el nuevo rito). Pero sus esperanzas se frustraron, pues Dios en su providencia dispuso lo contrario: Basado en el votum del cardenal Johann Baptist Franzelin Wieser SJ en Marzo de 1875 sobre la forma de ordenación en los coptos, y con la ayuda del cardenal Herbert Vaughan Rolls, León XIII proclamó ex cáthedra y solemnemente que las órdenes anglicanas eran ABSOLUTAMENTE INVÁLIDAS Y SIN EFECTO ALGUNO. Apostólicæ Curæ fue en verdad «una victoria milagrosa, como la de Lepanto, del Sacerdocio sacrificial católico».
Rampolla
 fue vetado en el cónclave de 1903, y separado de la Secretaría de 
Estado por San Pío X. Al morir, se halló que Rampolla era miembro de la 
sociedad secreta del Ordo Templi Oriéntis. Portal, en cambio, fundó la Revue Catholique des Églises
 en 1904, que dirigió hasta que fue separado de la docencia en la 
Universidad de San Vicente de Paúl en 1908 acusado de modernismo, 
prohibiéndole publicar y de hablar en público. El 29 de Diciembre de 
1918, se hizo consagrar secretamente obispo
 por el obispo caldeo Mar Antonio Lefébvre, y nuevamente el 7 de 
Noviembre de 1920 por el patriarca de Babilonia de los Caldeos Mar José 
VI Manuel II Tomás, con la asistencia de Mar Antonio Lefebvre. En 1925, 
Fernand Portal (Mar Santiago) fue co-consagrante con Edward Robert Smith
 y Mar Antonio Lefebvre del episcopaliano Arthur Wolfort Brooks (Mar 
Juan Manuel), fundador de la Iglesia Episcopal Apostólica y de la 
Iglesia Ortodoxa Veterocatólica en Inglaterra. Entre tanto, participó en
 las conversaciones de Malinas iniciadas por el cardenal Mercier hasta 
su muerte en 1926.
COMO
 SE VE, LA IDEA DE RECONOCER LA VALIDEZ DE LAS ÓRDENES ANGLICANAS VENÍA 
DE MUCHO ANTES DEL GRUPO DE MALINAS Y SU PROPUESTA DE REVISAR  Apostólicæ Curæ: VENÍA DE UNA JERARQUÍA INFILTRADA POR LA MASONERÍA.
JORGE RONDÓN SANTOS
21 de Diciembre de 2021 (Año Mariano “Espada de Lepanto”).
Martes
 de la IV Semana de Adviento Romano (VI de Adviento Ambrosiano e 
Hispano). Día 5.º de las “Antífonas de la O”. Fiesta de Santo Tomás 
Apóstol; de San Miqueas Profeta; de San Severino de Tréveris, Obispo y 
Confesor; y del Beato Domingo Spadafora OP, Sacerdote y Confesor. 
Nacimiento de Santo Tomás Becket, Arzobispo de Canterbury y Mártir de la
 Fe. Tránsito de Recaredo, Rey de la Hispania Goda; y de San Pedro 
Canisio SJ, Sacerdote, Segundo Apóstol de Alemania y Doctor de la 
Iglesia. Aniversario de la Batalla de Linuesa. Hallazgo de la imagen de 
la Virgen del Mar en la playa de Torregarcía (Almería). 
 
 
 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios deberán relacionarse con el artículo. Los administradores se reservan el derecho de publicación, y renuncian a TODA responsabilidad civil, administrativa, penal y canónica por el contenido de los comentarios que no sean de su autoría. La blasfemia está estrictamente prohibida, y los insultos a la administración constituyen causal de no publicación.
Comentar aquí significa aceptar las condiciones anteriores. De lo contrario, ABSTENERSE.
+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)