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lunes, 27 de noviembre de 2023

EL CONCILIO HOLANDÉS, PRIMER FRUTO DEL VATICANO II


El Sínodo sobre la Amazonía, el Camino Sinodal alemán y el Sínodo de la Sinodalidad vaticano tienen su antecedente en el “Sínodo conjunto de las diócesis de Alemania” realizado en Wurzburgo entre 1971-1975. Pero el “abuelo” de estos es el “Concilio Holandés” llevado a cabo entre 1966 y 1970, cuya historia va de esta manera:
    
Como consecuencia de la Guerra Mundial, la comunicación entre Roma y los obispos neerlandeses (que en la época eran cinco) se interrumpió, y las fuerzas centrífugas se fortalecieron, particularmente por la interacción de líderes de distintas tendencias e ideas en el campo de detención en el Gimnasio Bjeekvliet en Sint-Michielsgestel. Tanto fue que cuando Pío XII publicó la encíclica “Humáni géneris in rebus” condenando la “Nueva Teología” y los obispos neerlandeses publicaron la carta pastoral “Mandement” llamando a una participación católica en la sociedad y la política (y por ende, rechazando el socialismo), tuvieron poco eco: la primera fue ignorada por la facultad de Teología de la novel Universidad Católica de Nimega, y la segunda fue silenciada por la cadena radial católica KRO (Katholieke Radio Omroep en neerlandés –se fusionó en 2014 con la protestante Asociación Radial Cristiana Neerlandesa NRCV–).
    
Antes de que terminara el Concilio Vaticano II (una de cuyas ideas era precisamente “la autonomía de los valores seglares” y su lema «Libertad, mas no privilegios, para la Iglesia Católica»), a instancias del cardenal progresista de Utretch Bernardus Johannes Alfrink Ossenvoort (el mismo que le apagó el micrófono al cardenal Ottaviani durante su discurso en el Concilio), los obispos holandeses iniciaron una amplia consulta hecha a todos los católicos del país, que fue denominada “Concilio Pastoral de la Provincia Eclesiástica de Holanda”

Uno de los organizadores de este evento, el fraile Walter –en el siglo Johannes Jacobus Oscar– Goddijn OFM, que pretendía ser la punta de lanza del aggiornamento conciliar en los Países Bajos, expresó que el uso de la palabra concilio no era ninguna coincidencia: «Las autoridades romanas estaban algo preocupadas de que estuviéramos usando la palabra concilio. Los expertos en derecho canónico se opusieron a la posibilidad de hablar de un concilio “provincial”, que tiene un sentido canónico. Así que quisimos conservar la palabra concilio definiéndolo como pastoral».

Dos días después de su apertura, el cardenal Alfrink explicó de qué se trataba: «El Concilio Pastoral de la Provincia Eclesiástica Holandesa, que comenzó el 27 de noviembre de 1966, es, en efecto, algo nuevo. Por analogía con el Concilio Vaticano II, su objetivo es ser menos legal y más pastoral. Los obispos han pedido a toda la comunidad eclesial una deliberación colectiva sobre lo que la Iglesia de hoy necesita en el contexto holandés».

El objetivo de la reunión era que los obispos «proporcionaran información valiosa sobre la vida de los fieles, a fin de adaptar mejor el ejercicio de su cuidado pastoral». Y que los fieles «lograran que toda la comunidad y cada individuo personalmente adquiriera conciencia de su responsabilidad cristiana por el bien de la Iglesia en el mundo de hoy».

Este Concilio Pastoral estuvo encabezado por un Comité Central compuesto inicialmente por 11 miembros (dos obispos, un sacerdote, una religiosa, cuatro laicos, de los cuales una era mujer, y tres religiosos), que luego se redujo a seis (el cardenal Alfrink, tres sacerdotes y tres laicos). Un consejo de siete miembros (tres sacerdotes y cuatro laicos: dos hombres y dos mujeres) estaba asociado con el Comité Central. Estos dos grupos ayudaron con la organización y preparación de las sesiones “conciliares”.

El cuerpo supremo del Concilio era la Asamblea Plenaria, cuya composición, después de muchas pruebas y errores, incluía a los ocho obispos de Holanda, que formaban el presidium, cinco miembros del Comité Central, que conformaron la oficina del concilio, tres sacerdotes por diócesis elegidos por el clero, siete laicos por diócesis elegidos por los concilios pastorales, diez religiosos y religiosas elegidos de diferentes órdenes o congregaciones, sin mencionar a los representantes de las otras profesiones religiosas (con votos consultivos pero no deliberativos) y quince miembros que podían de vez en cuando ser nombrados por el episcopado previa presentación del Comité Central.

El número total de participantes con derecho a voto fue de 109, todos con el mismo valor: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos eran iguales.

En una asamblea de este tipo, donde los números hacen la ley, la cuestión de la autoridad fue la primera en ser tratada. En un informe enviado por el cardenal Alfrink a Pablo VI Montini se explicó lo siguiente: «Como se esperaba, el Concilio Pastoral dedicó su primera Asamblea Plenaria a la cuestión de la autoridad. Esta reunión enfatizó el deseo de una autoridad que sepa dialogar y poner en práctica el pensamiento comunitario, que se basa menos en el predominio de la función y más en las cualidades personales, lo cual invita a la corresponsabilidad y libertad de todos y cada uno inspirándolos y apelando a los compromisos personales en lugar de sofocarlos con formalismos clericales». Este es el método, sumamente democrático, que se seguiría.

En Holanda, así como en Roma, se planteó la cuestión sobre el valor que debía atribuirse a los documentos aprobados por la Asamblea Plenaria. El cardenal Alfrink explicó esto durante el discurso de apertura de la Tercera Sesión. A los que se opusieron a él expresando que «era impensable el hecho de decidir todos juntos», el cardenal respondió: «No me atrevo a decir que esta declaración exprese una idea exacta de las cosas. ¿No es, por el contrario, nuestra intención tener éxito en la comunidad, reflexionar y hablar juntos, sacar conclusiones, tomar decisiones? En estas circunstancias, la forma concreta en que una decisión finalmente tomará su forma estrictamente legal es, en mi opinión, secundaria».
   
El primer producto de este “Concilio” fue el “Nuevo Catecismo para adultos” (más conocido como el “Catecismo Holandés”, creado por el Instituto Superior Catequético de Nimega (originalmente ubicado en la meridional Maastricht, lugar que nunca le agradó a los jesuitas modernos –¿los molestaba el recuerdo de San Pedro Canisio, que de vivir en esa época los maldeciría como los herejes que eran?–). Esta compilación fue dirigida por los sacerdotes-presbíteros Petrus Johannes Albertus Maria “Piet” Schoonenberg SJ (†1999) y Edward Heinricus Cornelis Florentius Alfonsus Schillebeeckx Calis OP (†2009), y contenía afirmaciones como la siguiente:
«Se debe actuar con libertad en esta materia. Como es bien sabido, hay varios métodos de regulación o limitación de los nacimientos. Característica común de todos ellos es que permiten la unión sexual sin que se siga la concepción. El Concilio Vaticano II no se pronunció en concreto de ninguno de estos métodos en el capítulo correspondiente de su constitución sobre “La Iglesia y el mundo”. Esta es una posición distinta de la que adoptó hace treinta años el papa Pío XI y que fue continuada por su sucesor. Podemos reconocer en esto una evolución evidente en el seno de la Iglesia, evolución que, por lo demás, se ha cumplido también fuera de la comunidad eclesial» (Traducción española, Herder 1969, pág. 385).
Ante las denuncias por parte de 25 fieles y sacerdotes sobre el carácter neomodernista del “Catecismo Holandés” (repetía los mismos errores condenados por San Pío X, pero con argumentos más sofisticados, y que hacía parecer ortodoxo al Catecismo protestante de Heidelberg), particularmente en temas como
  • La virginidad perpetua de María
  • El pecado original
  • La Eucaristía
  • El modo de presentar el protestantismo
  • El control de la natalidad
  • La creación del alma y su carácter espiritual e inmortal
  • La existencia de los ángeles
«En esta publicación se dicen muchas cosas que o son completamente contrarias a la fe, o enuncian las verdades de la fe en modo ambiguo, a fin que cada uno pueda comprenderlo a su manera.
    
En general, muchos dogmas son expuestos en una dirección totalmente contraria a aquella que la Iglesia siempre ha enseñado y comprendido, y esto no obstante el anatema del [Concilio] Vaticano I».
Montini reunió en Febrero de 1967 a varios cardenales para analizarlo, encontrando muchos más errores de los señalados por los denunciantes. Del 8 al 10 de Abril, Alfrink envió una delegación conformada por Schillebeeckx, Schoonenberg y el director del Instituto Superior Catequético de Nimega Willem Bless SJ para reunirse con una delegación vaticana conformada por los belgas Édouard Dhanis SJ (el mismo que rechazó las apariciones de Fátima) y Benedict Lemeer OP, y el neerlandés Jan Visser C.Ss.R. en Gazzada (Italia). En el otoño, la comisión cardenalicia conformada por Charles Journet Bondat (suizo, Curia Romana), Josef Richard Frings Sels (Colonia, Alemania), Joseph-Charles Lefèbvre Decaestecker (Burgos, Francia), Ermenegildo Florit Sello (Florencia, Italia), Michael David Browne Fitzgerald OP (irlandés, Curia Romana), y Lorenz Jäger Enke (Paderborn, Alemania), bajo la dirección del cardenal y teólogo moralista Pietro Palazzini, redactaron una serie de correcciones que debían incluirse como apéndice, pero el Instituto Superior de Catequesis en Nimega se negó a aceptarlas, y Montini nunca más intervino sobre el asunto.
   
En 1970, el Concilio decidió, siguiendo a Schoonenberg, disociar el sacerdocio del celibato obligatorio, no obstante que Montini publicase el 24 de Junio de 1967 la encíclica “Sacerdotális cœlibátus” y, sobre todo, que el 18 de Junio de 1968 el sacramento de las Órdenes Sagradas fuese alterado por la constitución “Pontificális Románi recognítio”. Como resultado, las relaciones entre el Vaticano y los Países Bajos se deterioraron (solo la intervención de Alfrink evitó el cisma); y el número de ordenaciones bajó de 318 en 1965 a solo 16 ¡dieciséis! en 1977. Por contrapartida, más de dos mil sacerdotes neerlandeses pidieron la laicización en ese mismo período.
  
Actualmente, ¿cuáles son las consecuencias del “Concilio Pastoral de la Provincia Eclesiástica de Holanda” y su “Catecismo Holandés”?
  • Solo el 9% de los “católicos” en los Países Bajos asisten al servicio dominical. Y de 2,7 millones de católicos «practicantes» en 1970, sólo quedarán 63.000 en 2030.
  • Cada presbítero “simula” el Novus Ordo como le dé la gana. ¿Y creen en la Presencia Real? Nones. Inclusive, no hablan del “Canon de la Misa”, sino de “Oración de la mesa” (tafelgebed), como sucedió una vez que transmitieron por televisión una Misa papal. El periodista neerlandés dijo comentando después del Sanctus: «Ahora llegamos a esa parte de la Misa que en Roma es llamada el “Canon”, pero que nosotros en Holanda llamamos “Oración de la mesa”». ¡CHÚPATE ESA, BANANO!
  • Ni siquiera la Misa Tradicional es permitida o vista con buenos ojos. La Sociedad de la Misa Latina en Países Bajos buscaba que se aceptase el Novus Ordo en latín y con canto gregoriano (por eso la GRAN DIFERENCIA ENTRE “MISA EN LATÍN” Y MISA TRADICIONAL), haciéndose la vista gorda ante el modernismo impulsado por la jerarquía neerlandesa. Por eso la filial neerlandesa de la Federación Internacional Una Voce halló dificultades para tener una iglesia o capilla. Actualmente, la Fraternidad San Pío X tiene la iglesia de San Vilibrordo en Utretch y la capilla Nuestra Señora del Rosario en Leiden.
  • Entre 1970 y 2008, 400 iglesias católicas fueron demolidas o convertidas para otros usos. Por ejemplo, la iglesia de San Santiago en Utretch fue vendida a una inmobiliaria que la convirtió en una vivienda de lujo, y la iglesia de San Ignacio en Ánsterdam (cerrada en 1971) fue comprada por la Fundación Islámica de los Países Bajos y convertida en la Mezquita Fâtih (Conquistador), en honor al sultán turco Mehmet II.
  • Y como la guinda en el pastel, Países Bajos es el primer país del mundo en legalizar la eutanasia, al aprobar la “Ley de Prueba de la Terminación de Vida y Revisión del Suicidio Asistido” el 1 de Abril de 2002, y recién el 13 de Abril, se extendió el Protocolo de Groninga de 2005 a los niños entre 1 y 12 años. En el 2022, se llegó al macabro récord de 8.720 muertes por eutanasia (aunque la cifra puede ser mayor, porque hasta un 23% de casos no se reportan). ¿A que no adivináis quién presentó el proyecto y quiénes lo aprobaron? El denominado “católico” ministro de Justicia Albert Hendrik “Benk” Korthals Hamming y los diputados democristianos.
Conclusión: la Iglesia Conciliar de los Países Bajos está más próxima a morir que su símil de Alemania.
   
Para la redacción de este artículo, se emplearon “La Iglesia en los Países Bajos” de Johannes Petrus Maria “Jan” van der Ploeg OP, Il dossier del Catechismo olandese, (Mondadori, Milán, 1968), y “El camino sinodal hacia una Iglesia nacional alemana (2): el concilio holandés” de Actualtités FSSPX.
   
JORGE RONDÓN SANTOS
27 de Noviembre de 2023.
Lunes de la XXIV Semana después de Pentecostés. Fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Natalicio del BG. Juan Facundo Quiroga “El Tigre de los Llanos”. Tránsito de Blanca de Castilla, reina consorte de Francia y madre de San Luis Rey de Francia. Convocatoria de la I Cruzada por el Beato Urbano II en el Concilio de Clermont; fundación de San Francisco de Cumaná (Venezuela).

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)