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martes, 30 de enero de 2024

BERGOGLIO: «SOLO “PEQUEÑOS GRUPOS IDEOLÓGICOS” SE OPONEN A “Fidúcia Súpplicans”»


En una entrevista dada al periodista Domenico Agasso para el oligárquico turinés La Stampa el 29 de Enero, Francisco Bergoglio, entre los mismos temas coyunturales de siempre (la guerra en Gaza y Ucrania –donde insistió en el «derecho a la autodefensa», dándole un rodeo a la doctrina de la guerra justa–, la inteligencia artificial, la fiesta de San Juan Bosco), volvió a insistir en favor de su declaración “Fidúcia Súpplicans”, la cual había defendido en su discurso a la Curia el 24 de Enero (y cuyo fragmento Tucho mandó subir al sitio web de su dicasterio):
DOMENICO AGASSO: Usted en Lisboa, el verano pasado, frente a millones de jóvenes gritó con fuerza que la Iglesia es para «todos, todos todos»: ¿hacer la Iglesia abierta a todos es el gran desafío de su pontificado?
FRANCISCO BERGOGLIO: Es la clave de lectura de Jesús. Cristo llama a todos a entrar. Todos. Efectivamente hay una parábola: la del banquete de bodas al que nadie se presenta, y luego el rey envía a los sirvientes «a los cruces de caminos y a todos los que encuentren, llámenlos a las bodas». El Hijo de Dios quiere hacer entender que no quiere un grupo selecto, una élite. Entonces alguien tal vez entra «de contrabando», pero en ese momento es Dios quien se ocupa, quien le indica el camino. Cuando me preguntan: «¿Pero pueden entrar también estas personas que están en tal situación moral inadecuada?», yo aseguro: «Todos, ha dicho el Señor». Preguntas como ésta me llegan sobre todo en los últimos tiempos, después de algunas de mis decisiones…
   
D. A.: En particular la bendición de las «parejas irregulares y del mismo sexo»…
F. B.: Me preguntan cómo así. Yo respondo: el Evangelio es para santificar a todos. Cierto, siempre que haya buena voluntad. Se necesita dar instrucciones precisas sobre la vida cristiana (subrayo que no se bendice la unión, sino las personas). Pero pecadores somos todos: ¿por qué entonces hacer una lista de pecadores que pueden estar en la Iglesia y una lista de pecadores que no pueden estar en la Iglesia? Esto no es el evangelio.
   
D. A.: Durante la muy seguida entrevista televisiva con Fabio Fazio en el programa Che Tempo Che Fa, habló sobre el precio de la soledad que debe pagar después de un paso como este: ¿cómo se vive el clamor de los que se rebelan?
F. B.: Quienes protestan con vehemencia pertenecen a pequeños grupos ideológicos. Un caso aparte son los africanos: para ellos la homosexualidad es algo “feo” desde el punto de vista cultural, no la toleran. Pero, en general, confío en que gradualmente todos se tranquilicen con el espíritu de la declaración “Fidúcia súpplicans” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: quiere incluir, no dividir. Invita a acoger y luego a confiar las personas, y a confiarse, a Dios.
   
D. A.: ¿Sufre por la soledad?
F. B.: La soledad es variable como la primavera: en esa estación puede transcurrir un día hermoso, con el sol, el cielo azul y una brisa agradable; 24 horas después quizás el clima se oscurezca. Todos experimentamos la soledad. El que diga «no sé qué es la soledad» es una persona a la que le falta algo. Cuando me siento solo, sobre todo rezo. Y cuando percibo tensiones en mi entorno, pruebo con calma entablar diálogos y discusiones. Pero sigo adelante, día tras día.
   
D. A.: ¿Teme un cisma?
F. B.: No. Siempre en la Iglesia ha habido pequeños grupos que expresaban reflexiones cismáticas… hay que dejarles hacer lo suyo y pasar… y mirar hacia delante.
Como no podían faltar, las referencias a su estado de salud («Algunos achaques, pero estoy mejorando»), la posibilidad de renunciar («Todo pontífice tiene esa posibilidad, pero yo no me inquieto»), y los viajes (Bélgica, Timor Oriental, Papúa Nueva Guinea e Indonesia en Agosto, Argentina –«La hipótesis está “entre paréntesis”: aún no ha comenzado la organización de la visita»–; en Italia, Verona en Mayo y Trieste en Julio), el presidente argentino Javier Milei (con el que se encontrará el 11 de Febrero para la “canonización” de la Madre Antula –María Antonia Paz y Figueroa–), y algunas anécdotas y recuerdos de su “elección” («Ahí empezó mi condena, jajaja»).
   
Centrémonos en las preguntas sobre FS y analicemos sus respuestas: 
  1. Bergoglio debe hacérsele un ocho cuando se acerca a la parábola del banquete de bodas (San Mateo XXII, 1-14), que en el Novus Ordo es el evangelio coreespondiente al Domingo XXVIII del “Tiempo Ordinario” ciclo “A”, porque 1.º Muestra que los judíos rechazaron la predicación de Nuestro Señor y Lo dieron muerte, por lo que Dios les da muerte y destruye su ciudad, declarándolos indignos del Reino; 2.º Al sujeto que se presentó sin el vestido de bodas (¿Por qué de súbito nos acordamos de cierta “ordenación sacerdotal” del IBP en Colombia el año pasado? *intercambio de miradas cómplices, carraspeos*), Dios lo hizo arrojar atado de pies y manos a las tinieblas exteriores [= Infierno]; y 3.º La conclusión que da Nuestro Señor Jesucristo destruyó anticipadamente el universalismo rahner-bergogliano: «Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos».
  2. Bergoglio SÍ maneja una lista de quiénes pueden entrar y quiénes no a su iglesia: ¿Rupnik? Bienvenido. ¿Los de las Dubia de 2016? A Burke no lo recibieron hasta Diciembre de 2023 (con amenazas de por medio), y Meissner y Caffarra murieron esperando. ¿Los Soros? Sí. ¿Joseph Zen? Que espere bajo lluvia. ¿Justin Welby celebrando la Cena anglicana? Adelante. ¿Los que celebran la Misa de 1962? ¡FUERA, LA PUTA QUE LOS PARIÓ!
  3. Si fuera solo en África: Hungría, Eslovaquia, Polonia, las islas del Caribe y la Guayana Francesa, y la Iglesia Grecocatólica Ucraniana también rechazan FS (y no son de África). Por contraste, los Países Bajos lo toleran, pero no porque es bueno. Y en el caso del África, pesa mucho el recuerdo de los bienaventurados Carlos Luanga y sus compañeros mártires (y añadir al de Marcos Kakumba y otros 22 anglicanos) quienes prefirieron morir antes que ceder a las pretensiones homosexuales del rey Mwanga II de Buganda (que dicho sea de paso, ERA MUSULMÁN). Reducir ese rechazo a un simple «elemento cultural» como Bergoglio pretende, es hasta racista, y no es la primera vez que lo hacen. Para muestra, cuando el cardenal Walter Kasper Bacher en 2016 dijo textualmente «No podemos resolver los problemas de los africanos [con la homosexualidad], pero ellos no pueden decirnos qué hacer», o la declaración del cardenal Fridolin Ambongo de Kinshasa (que tiene la trampa de que si un presbítero africano está en Europa o Estados Unidos, no puede negarse a “bendecir” como sí se negaría en África. Irónicamentez Ambongo era cercano a los ricos obispones-funcionarios alemanes).
  4. Nada que decir a tanta cursilería, excepto que parece que si ora por tranquilidad, no la consigue porque es de los que «piden con mala intención, para satisfacer sus pasiones» (cf. Santiago IV, 3) y como está escrito: «Dios resiste a los soberbios, y da su gracia a los humildes» (Proverbios III, 34; Santiago IV, 6; 1.ª Pedro V, 5). A quien venga con «Vosotros no sois Dios para ver el corazón», respondemos diciendo: «Por el semblante se conoce el hombre, y sus obras, palabras y gestos muestran lo que es».
  5. Bergoglio no teme al cisma, PORQUE ÉL LOS PRODUCE, y desde sus días de provincial de Argentina (que por eso lo mandaron a Córdoba), y él mismo había sido el agente de Arrupe en la Congregación General de 1975 contra sus correligionarios españoles Luis María Mendizábal Ostolaza, José María Alba Cereceda, José Ramón Bidagor Altuna y Rodrigo Molina Rodríguez; y el venezolano Tomás Morales Pérez que rechazaron la “Teología de la Liberación” adoptada en el Simposio de El Escorial de 1972.
En resumen, el pequeño grupo ideológico es el de Bergoglio y su clica (Tucho, Arnaldo Matteo, James Martin, Alemania, Radio María España, José Antonio Fortea, Alejandro Bermúdez Rosell, los fanáticos de Cortés Pliego y demás mostrencos paralelopípedos de baja estofa), al servicio del demonio. A Dios gracias, ÉL NO ES PAPA, NUNCA LO FUE Y NUNCA LO SERÁ, y su secta NO ES, NUNCA FUE, Y NUNCA SERÁ LA IGLESIA CATÓLICA.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)