«Sabemos que el Concilio, a su tiempo, y el Papa mismo han considerado el latín como la lengua oficial de la Iglesia. Sabemos que el Papa no deja de recomendar el uso del latín y del canto gregoriano. Sabemos que cuando San Pío V ha promulgado su misal en el siglo XVI, en su Constitución apostólica, ha promulgado al mismo tiempo un indulto perpetuo para todo sacerdote, autorizándole, sin restricción de tiempo, de espacio, a celebrar la misa según este rito, blindándolo de toda sanción.
Sabemos que dentro de la Iglesia católica lo que un Papa ha establecido solemnemente, tan solo otro Papa puede deshacerlo, empleando el mismo procedimiento y la misma solemnidad. Y que, en lo que atañe al misal de San Pio V no se ha hecho nada parecido ni está en perspectiva.
Y son los mismos obispos los que nos hablan de ecumenismo, de pluralismo, de tolerancia. Y es verdad que para todos los del exterior son pura miel. Pero para los de adentro, para nosotros solos, sus hermanos en la fe o el sacerdocio sacan las garras y se vuelven despiadados. Pero ¡ojo! ¡Que no se fíen!
Santo Tomás de Aquino nos afirma que la Eucaristía es el bien común de la Iglesia católica. Por eso cuando se destruye este bien común, la Iglesia entera se desintegra. Si no es tal desintegración, es lo que se desea, por eso que nos dejen en paz, que nos dejen practicar un rito milenario, donde se expresa perfectamente la fe de nuestros antepasados, la fe católica que no ha cambiado. Como escribe Henri Bergson: “No hay religión sin ritos ni ceremonias. Sin duda emanan de la creencia, pero repercuten inmediatamente sobre ella y la consolidan”. Trastornándolas, corre peligro de ser destruida».
R. P. RAYMOND LÉOPOLD BRUCKBERGER VAZELLE OP, Carta desde Francia sobre la Misa, 1975
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)