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jueves, 27 de mayo de 2010

ACTO DE DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, COMPLETO Y OFICIAL

Esta oración de desagravio al Sagrado Corazón de Jesús fue escrita por el Papa Pío XI en 1928 junto con la Encíclica "Miserentíssimus Redémptor", y ordenó que esta consagración se rezase especialmente en la Misa del Sagrado Corazón de Jesús (que él elevó a Doble de 1ª Clase con Octava). Traemos el original en Latín (como fuera publicada en las Actas de la Sede Apostólica en 1928), y su traducción, porque como Católicos Sedevacantistas que somos, hemos de asumir la Verdad totalmente y difundirla, como efectivamente hemos resuelto hacer.
 
ACTUS REPARATIÓNIS AD SACRATÍSSIMI CORDIS JESU
  
Jesu dulcíssime, cujus effúsa in hómines cáritas, tanta oblivióne, negligéntia, contemptióne, ingratíssime repénditur, en nos, ante altária tua (Extra ecclesiam vel oratorium, dicatur: ante conspéctum tuum) provolúti, tam nefáriam hóminum socórdiam injuriásque, quibus úndique amantíssimum Cor tuum affícitur, peculiári honóre resarcíre conténdimus.
  
Attamen, mémores tantæ nos quoque indignitátis non expértes aliquándo fuísse, índeque vehementíssimo dolóre commóti, tuam in primis misericórdiam nobis implorámus, paráti voluntária expiatióne compensáre flagítia non modo quæ ipsi patrávimus, sed etiam illórum, qui, longe a salútis via aberrántes, vel te pastórem ducémque sectári detréctant, in sua infidelitáte obstináti, vel, baptísmatis promíssa conculcántes, suavíssimum tuæ legis jugum excussérunt.
 
Quæ deploránda crímina, cum univérsa expiáre conténdimus, tum nobis síngula resarciénda propónimus: vitæ cultúsque immodéstiam atque turpitúdines, tot corruptélæ pédicas innocéntium ánimis instrúctas, dies festos violátos, exsecránda in te tuósque Sanctos jactáta maledícta atque in tuum Vicárium ordinémque sacerdotálem convícia irrogáta, ipsum dénique amóris divíni Sacraméntum vel negléctum vel horréndis sacrilégiis profanátum, pública postrémo natiónum delícta, quæ Ecclésiæ a te institútæ júribus magisterióque reluctántur.
  
Quæ útinam crímina sánguine ipsi nostro elúere possémus! Intérea ad violátum divínum honórem resarciéndum, quam Tu olim Patri in Cruce satisfactiónem obtulísti quamque cotídie in altáribus renováre pergis, hanc eándem nos tibi præstámus, cum Vírginis Matris, óminium Sanctórum, piórum quoque fidélium expiatiónibus conjúnctam, ex ánimo spondéntes, cum prætérita nostra aliorúmque peccáta ac tanti amóris incúriam firma fide, cándidis vitæ móribus, perfécta legis evangélicæ, caritátis potíssimum, observántia, quantum in nobis erit. grátia tua favénte, nos esse compensatúros, tum injúrias tibi inferéndas pro víribus prohibitúros, et quam plúrimos potuérimus ad tui sequélam convocatúros.
 
Excípias, quǽsumus, benigníssime Jesu, beáta Vírgine María Reparatríce intercedénte, voluntárium hujus expiatiónis obséquium nosque in offício tuique servítio fidíssimos ad mortem usque velis, magno illo perseverántiæ múnere, continére, ut ad illam tandem pátriam perveniámus omnes, ubi Tu cum Patre et Spíritu Sancto vivis et regnas in sǽcula sæculórum. Amen.
  
ACTO DE REPARACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
   
Dulcísimo Jesús, cuya caridad derramada sobre los hombres se paga tan ingratamente con el olvido, el desdén y el desprecio, míranos aquí postrados ante tu altar (Fuera de la iglesia o el oratorio, decir: ante tu Presencia). Queremos reparar con especiales manifestaciones de honor tan indigna frialdad y las injurias con las que en todas partes es herido por los hombres tu amoroso Corazón.
  
Recordando, sin embargo, que también nosotros nos hemos manchado tantas veces con el mal, y sintiendo ahora vivísimo dolor, imploramos ante todo tu misericordia para nosotros, dispuestos a reparar con voluntaria expiación no sólo los pecados que cometimos nosotros mismos, sino también los de aquellos que, perdidos y alejados del camino de la salud, rehúsan seguirte como pastor y guía, obstinándose en su infidelidad, y han sacudido el yugo suavísimo de tu ley, pisoteando las promesas del bautismo.
  
A1 mismo tiempo que queremos expiar todo el cúmulo de tan deplorables crímenes, nos proponemos reparar cada uno de ellos en particular: la inmodestia y las torpezas de la vida y del vestido, las insidias que la corrupción tiende a las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las miserables injurias dirigidas contra ti y contra tus santos, los insultos lanzados contra tu Vicario y el orden sacerdotal, las negligencias y los horribles sacrilegios con que se profana el mismo Sacramento del amor divino y, en fin, las culpas públicas de las naciones que menosprecian los derechos y el magisterio de la Iglesia por ti fundada.
  
¡Ojalá que podamos nosotros lavar con nuestra sangre estos crímenes! Entre tanto, como reparación del honor divino conculcado, te presentamos, acompañándola con las expiaciones de tu Madre la Virgen, de todos los santos y de los fieles piadosos, aquella satisfacción que tú mismo ofrecisté un día en la cruz al Padre, y que renuevas todos los días en los altares. Te prometemos con todo el corazón compensar en cuanto esté de nuestra parte, y con el auxilio de tu gracia, los pecados cometidos por nosotros y por los demás: la indiferencia a tan grande amor con la firmeza de la fe, la inocencia de la vida, la observancia perfecta de la ley evangélica, especialmente de la caridad, e impedir además con todas nuestras fuerzas las injurias contra ti, y atraer a cuantos podamos a tu seguimiento.
  
Acepta, te rogamos, benignísimo Jesús, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María Reparadora, el voluntario ofrecimiento de expiación; y con el gran don de la perseverancia, consérvanos fidelísimos hasta la muerte en el culto y servicio a ti, para que lleguemos todos un día a la patria donde tú con el Padre y con el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

El Papa Pío XI, en Audiencia concedida al Cardenal de la Sagrada Penitenciaría Apostólica el 1 de Junio de 1928, concedió 5 años de Indulgencia a cuantos rezaren devotamente esta oración. Indulgencia plenaria al mes, con las condiciones de rigor, cuando se rece durante un mes. También se obtiene la Indulgencia plenaria el día del Sagrado Corazón de Jesús, el Viernes después de la Octava de Corpus.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)