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jueves, 9 de abril de 2020

HIMNO “O REDÉMPTOR, SUME CARMEN”, DE LA BENDICIÓN PONTIFICAL DE LOS SANTOS ÓLEOS

S. E. Enrique Card. Pla y Deniel, Arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, consagrando el Santo Crisma en la Catedral Primada (fecha desconocida).
  
En el Pontifical Romano tradicional se estatuye que en la Misa Pontifical del Jueves Santo se hagan bendecir los Santos Óleos por parte del Obispo (que es, según la ley canónica, el único ministro autorizado para tal ceremonia), en dos momentos distintos: el Óleo de los enfermos antes del Per quam haec ómnia, Dómine, semper bona creas; y el Santo Crisma (que no es solamente bendecido sino consagrado) y el Óleo de los catecúmenos (antiguamente llamado Óleo de los exorcismos), después de la reserva de la Hostia en el Sepulcro.
  
En esta ceremonia, se hace cantar el siguiente himno, cuya autoría unos atribuyen a San Venancio Fortunato, Obispo de Poitiers (y así lo recoge Migne en su Patrología Latina), y otros a anónimo poeta irlandés que usó para el efecto el himno IX del Cathemérinon y el himno II del Peristéphanon (ambos del himnógrafo español Aurelio Prudencio), pero en todo caso proviene de la liturgia galicana para la antigua “Missa Chrismális”, y posteriormente pasó al Pontifical Romano tradicional. Por primera vez, los presentamos en latín y una traducción al español (con la mayor fidelidad al original):
  
HIMNO “O REDÉMPTOR, SUME CARMEN”
  
LATÍN
Antífona: O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium.

  
Áudi, Judex mortuórum,
Una spes mortálium,
Áudi voces proferéntum
Donum pacis prǽvium.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Arbor fœta alma luce
Hoc sacrándum prótulit,
Fert hoc prona præsens turba
Salvatóri sǽculi.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Stans ad aram imo supplex
Infulátus Póntifex,
Débitum persólvit omne,
Consecráto Chrísmate.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Consecráre tu dignáre,
Rex perénnis pátriæ,
Hoc olívum, signum vivum,
Jura contra dǽmonum.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Ut novétur sexus omnis
Unctióne Chrísmatis:
Ut sanétur sauciáta
Dignitátis glória.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Lota mente sacro finte
Aufugántur crímina,
Uncta fronte sacrosáncta
Ínfluunt charísmata.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Corde natus ex Paréntis
Alvum implens Vírginis,
Præsta lucem, cláude mortem
Chrísmatis consórtibus.
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.

    
Sit haec dies festa nobis,
Sæculórum sǽculis
Sit sacráta digna láude,
Nec senéscat témpore. 
O Redémptor, sume carmen
Temet concinéntium
.
        
TRADUCCIÓN
Antífona: Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

  
Escucha, Juez de los muertos
Y única esperanza de los mortales,
Escucha las voces que te dirigimos
Con el don previo a la paz.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

    
Este árbol crecido a los rayos de alma luz
Ha producido este óleo consagrando:
Que gustosa ofrece la presente multitud
Al Salvador del mundo.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

    
Suplicante, de pie ante el altar,
Revestido el Pontífice,
Paga toda la deuda
Consagrando el Crisma.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

    
Dígnate consagrar,
Rey de la perenne patria,
Este olivo, señal viva
De la victoria contra los demonios.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

     
Por la renovación de todo sexo
Con la unción del Crisma,
Para que sea sanada de su herida
La gloria de su dignidad.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

    
Lavada el alma en sagrada fuente,
Es purificada de sus crímenes,
Ungida su frente fluyen
Los carismas sacrosantos.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

    
Tú que naciste del corazón del Padre
Y descendiste al seno de la Virgen,
Concede tu luz y rescata de la muerte
Chrísmatis consórtibus.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.

    
Sea este para nosotros día de fiesta
Por los siglos de los siglos.
Sea consagrado de digna alabanza
Que no envejezca en el tiempo.
Oh Redentor, recibe el himno
Que armoniosos te cantamos.
   
La entonación de este himno se divide en dos momentos: Cuando se hacen conducir desde la sacristía los óleos para el Santo Crisma y el Óleo de los catecúmenos, se cantan las cuatro primeras estrofas, y las restantes, una vez consagrado y bendecido respectivamente, son regresados a la sacristía.
  
Los modernistas cuando cantan este himno en su “Misa crismal” (cuyas versiones 1955, 1965 y 1969 fueron creadas por el vicenciano masón Aníbal Bugnini), omiten la primera y la tercera estrofa después de la “Renovación de los votos sacerdotales” y antes de la “bendición de los óleos”.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)