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sábado, 17 de agosto de 2024

MES DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN – DÍA DECIMOSÉPTIMO

Traducción de la devoción dispuesta por el padre Antoine Ricard S.Th.D., Canónigo honorario de Marsella y Carcasona, y publicada en París por la Librería de los Hermanos Perisse en 1878.
   
MES DE SANTO DOMINGO, O EL MES DE AGOSTO CONSAGRADO A LA MEDITACIÓN DE LA VIDA Y LAS VIRTUDES DE SANTO DOMINGO
   

Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
17 DE AGOSTO – DÍA DECIMOSÉPTIMO DEL MES DE SAN DOMINGO: EL MONASTERIO DE MONJAS DOMINICAS
   
PRELUDIO
Imaginemos al santo fundador, predicando con fuerza y ​​dulzura, a las monjas que lo escuchan con respeto filial y se apresuran a ponerse bajo la guía del elocuente director que les ha dado el Papa.
               
PENSAMIENTOS
Los Papas Inocencio y Honorio siempre habían contemplado la idea de hacer de San Sixto un convento, para reunir a un cierto número de monjas que vivían en Roma, en demasiada libertad, sin clausura, y algunas incluso en casa de sus padres. Domingo decidió abandonar este primer asilo de su Orden, cambiándolo por el de Santa Sabina, que desde entonces había llegado a ser tan famoso, y emprendió la obra de reforma que le había encargado el Soberano Pontífice.

Fue en esta negociación larga, difícil y a menudo dolorosa que Domingo manifestó todos los dones que el Espíritu Santo le había dado. Su indomable firmeza de carácter, su paciencia inalterable en medio de las decepciones más humillantes, su humilde fidelidad a todas las órdenes de la Santa Sede, la dulzura de su alma, la autoridad persuasiva de su elocuencia, salieron a la luz durante todas las negociaciones que precedieron a la entrada de las monjas en San Sixto. La mayoría se negó a sacrificar la libertad que tenían hasta entonces de abandonar el claustro y visitar a sus padres.

Domingo encontró, en la ayuda de la Virgen María, una poderosa ayuda para superar todas estas dificultades. Había en Roma un monasterio de monjas llamado Santa María del Trastévere, por su posición. Allí se conservaba uno de los retratos de la Santísima Virgen, atribuido por la tradición al pincel de San Lucas. Éste era famoso y venerado por encima de todos los demás, porque el Papa San Gregorio Magno había detenido el flagelo de la peste llevándolo en procesión por la ciudad de Roma. Se cree también que que el Papa Sergio III la colocó en la basílica de San Juan de Letrán y regresó por sí sola a su antiguo hogar. La abadesa de este monasterio y todas las monjas, menos una, hicieron profesión de obediencia en manos de Santo Domingo, con la única condición de que llevarían consigo la imagen de la Santísima Virgen, y que si la imagen dejaba a San Sixto por sí misma regresando a su Iglesia primitiva, su voto de obediencia sería anulado. Domingo aceptó la condición, y la instalación pacífica del cuadro de San Lucas, que nunca regresó al Trastévere, consolidó la tan deseada obra de reforma de la vida religiosa entre las mujeres en Roma.
           
PRÁCTICA: Invocar frecuentemente a la Santísima Virgen en todas las empresas, especialmente cuando son difíciles.

INVOCACIÓN: Santo Domingo, que fuiste el Benjamín amado de la Santísima Virgen, ¡ruega por nosotros!

CARACTERÍSTICA HISTÓRICA: El joven resucitado.
Mientras el Beato Domingo estaba sentado con los cardenales, estando presentes la abadesa y sus hijas, entró un hombre tirándose de los cabellos y lanzando fuertes gritos. Le preguntamos qué tiene y responde: «¡Es el sobrino de monseñor Esteban, que acaba de caerse del caballo y matarse!». Ahora, el joven se llamaba Napoleón. Su tío, al oír su nombre, se apoyó débilmente en el pecho del Beato Domingo. Apoyándose, el Beato Domingo se levantó, le arrojó agua bendita y, dejándolo en brazos de los demás, corrió hacia el lugar donde yacía el cuerpo del joven, todo destrozado y horriblemente desgarrado. Ordenó que lo llevaran a una habitación separada y lo encerraran allí. Luego ordenó al hermano Tancredo y a los demás hermanos que prepararan todo para la misa. Entonces el bienaventurado Domingo, los cardenales, los hermanos, la abadesa y las monjas se dirigieron al lugar donde estaba el altar, y el bienaventurado Domingo celebró con gran abundancia de lágrimas.

Pero cuando llegó a la elevación del cuerpo del Señor y lo sostuvo en sus manos, según la costumbre, él mismo fue elevado de la tierra un codo, viéndolo todos y quedando en estupor. Terminada la misa, volvió al cuerpo del difunto, él, los cardenales, la abadesa, las hermanas y todos los que allí estaban, y cuando estuvo cerca del cuerpo, dispuso los miembros uno por uno con su mano santísima; luego se postró en tierra, orando y llorando. Tres veces tocó el rostro y los miembros del difunto para devolverlos a su lugar, y tres veces se postró. Cuando se levantó por tercera vez, hizo la señal de la cruz sobre el muerto y, poniéndose del lado donde estaba la cabeza, las manos extendidas hacia el cielo, el cuerpo a más de un codo del suelo, gritó en voz alta: «¡Oh joven Napoleón, te digo en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, levántate!». Inmediatamente, a la vista de todos los que tan asombroso espectáculo había atraído, el joven se levantó sano y salvo y dijo al bienaventurado Domingo: «Padre, dadme algo de comer». El Beato Domingo le dio comida y bebida y lo retornó feliz y sin ningún rastro de daño al cardenal su tío (Relación de Sor Cecilia).
            
LETANÍA DE NUESTRO PADRE SANTO DOMINGO
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
   
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
   
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
   
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
   
Magno Padre Santo Domingo, ruega por nosotros.
Lumen de la Iglesia, ruega por nosotros.
Luz del mundo, ruega por nosotros.
Antorcha del siglo, ruega por nosotros.
Predicador de la gracia, ruega por nosotros.
Rosa de paciencia, ruega por nosotros.
Sedientísimo por la salvación de las almas, ruega por nosotros.
Deseosísimo del martirio, ruega por nosotros.
Gran director de las almas, ruega por nosotros.
Varón evangélico, ruega por nosotros.
Doctor de la verdad, ruega por nosotros.
Marfil de castidad, ruega por nosotros.
Varón de corazón verdaderamente apostólico, ruega por nosotros.
Pobre en bienes temporales, ruega por nosotros.
Rico en la pureza de vida, ruega por nosotros.
Tú que cual antorcha ardías de celo por los pecadores, ruega por nosotros.
Trompeta del Evangelio, ruega por nosotros.
Heraldo del Cielo, ruega por nosotros.
Modelo de abstinencia, ruega por nosotros.
Sal de la tierra, ruega por nosotros.
Resplandeciente como el sol en el templo de Dios, ruega por nosotros.
Tú que te apoyaste en la gracia de Cristo, ruega por nosotros.
Revestido de estola real, ruega por nosotros.
Flor de flores elevada en el jardín de la Iglesia, ruega por nosotros.
Tú que regaste la tierra con tu piadosa sangre, ruega por nosotros.
Trigo recogido en los silos del Cielo, ruega por nosotros.
Resplandeciente en el coro de los Vírgenes, ruega por nosotros.
Jefe y padre de la Orden de Predicadores, ruega por nosotros.
Para que en la hora de la muerte seamos recogidos contigo en el Cielo, ruega por nosotros.
   
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
    
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
   
℣. Señor, escucha mi oración.
℟. Y llegue mi clamor hacia Ti.
   
ORACIÓN
Te suplicamos, Dios Omnipotente, nos concedas a cuantos padecemos bajo el peso de nuestros pecados, alcanzar el patrocinio de tu confesor nuestro bienaventurado Padre Santo Domingo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠ , y del Espíritu Santo. Amén. 

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)