Mira que vengo pronto: mantén lo que tienes,
no sea que otro se lleve la corona.
(Apocalipsis 3, 11)
Santa Cecilia, mártir
Santa Cecilia, de la ilustre familia de los Cecilios Metelos, gustaba de los cánticos sagrados y acompañábase con un instrumento cantándolos. Se preparó para el matrimonio con tres días de mortificaciones; después declaró a Valeriano su esposo, patricio pagano, que tenía a un ángel como guardián de su virginidad. Por el deseo de verlo se convirtió Valeriano, y en efecto, lo vio, llevando dos coronas, una para el mismo Valeriano y otra para su virginal esposa. Cecilia, urgida por el prefecto Almaquio, para que dijera dónde estaban sus tesoros: “Están -le dijo- en seguridad en manos de los pobres”. Sufrió el martirio con su esposo y Tiburcio su cuñado.
MEDITACIÓN SOBRE EL BUEN USO DE LAS GRACIAS DE DIOS
I. Dios da a cada uno las gracias necesarias para alcanzar el grado de santidad a que Él lo destina. Si aprovechamos estas gracias, obtendremos otras mayores. San Valeriano escuchó los consejos de Santa Cecilia; como recompensa, Dios lo llamó al bautismo y, después, al martirio. ¿Cuántas gracias rechazas tú? Nos quejamos de que nos falta la gracia, pero podría decirse con más razón que somos nosotros quienes faltamos a la gracia (San Bernardo).
II. Existen gracias correspondientes a la vocación que Dios quiere que abracemos. Para recibirlas, hay que seguir el llamado del Señor; con la ayuda del cielo, las más grandes dificultades se desvanecen. Esto hace que tantas santas almas estén alegres y contentas en medio de las austeridades de la penitencia, mientras los mundanos, que han entrado a un estado de vida por capricho o interés, gimen y son desdichados en el seno de las riquezas y de los placeres.
III. Si no correspondes a las gracias que Dios te concede, dará a otro las gracias eficaces que te estaban destinadas. Así, San Matías ocupó el lugar del traidor Judas y obtuvo su corona. ¡Qué pena para este pérfido ver, desde el fondo del infierno, el lugar que hubiera ocupado en el cielo entre los Apóstoles, si hubiera correspondido a su vocación! ¡Ah! cuán admirable es Dios cuando nos atrae hacia Él: mas, ¡cuán terrible cuando nos abandona! (San Agustín).
El buen uso de las gracias.
Orad por las vírgenes.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos regocijáis con la solemnidad de la bienaventurada Cecilia, vuestra virgen y mártir, haced que al ofrecerle el tributo de nuestros homenajes, imitemos la santidad de su vida. Por J. C. N. S. Amén.
LUZ Y SAL HERMANOS, MI NOMBRE CONSTANTINO, TENGO 37 AÑOS Y ME DEDICO AL MEDIO MUSICAL.
ResponderEliminarDESDE UN PAR DE AÑOS A ESTE DIA, ESTOY EN UN CAMBIO MUY FAVORABLE EN MI VIDA Y LA DE MI FAMILIA ¡GLORIA A DIOS! LES COMPARTO MI TESTIMONIO PORQUE YO TENIA UN ESTILO DE VIDA EQUIVOCADO, CON EXCESOS Y AUSENCIA DE DIOS EN MI VIDA,TODO ELLO ME LLEVA A UN SIN FIN DE PROBLEMAS Y SITUACIONES DE RIESGO A MI VIDA Y LA DE MI FAMILIA.
ESTA OPORTUNIDAD QUE ME DA DIOS EN SU INFINITA MISERICORDIA, LA VIVO AL MAXIMO ACTUALMENTE EN EL INSTITUTO DE FORMACION PARA LAICOS AL SERVICIO DE LA PASTORAL PARROQUIAL, CON LA GRACIA DIVINA ACOMPAÑADO POR MI ESPOSA Y MIS TRES HIJOS.
HOY DIA MI ORACION A LA VIRGEN Y MARTIR SANTA CECILIA Y QUE MIS COMPAÑEROS MUSICOS NO CONFUNDAN" LA FORMA DE AGRADECER ESTE DON TAN GRANDE. SEAN FELICES Y DÉMOS GRACIAS A DIOS.
VIRGEN DE SANTA CECILIA
ResponderEliminar“Te he buscado tanto tiempo, el arte vela tu adviento”
Virgen de Santa Cecilia,
los músicos, tu familia,
Reina de las ocho notas,
de las armonías devotas.
Patrona de los poetas,
de ciegos, pautas inquietas,
toca tu órgano bendito,
cantante, te necesito.
De Roma, viene tu esencia,
hónranos, con tu presencia,
Valeriano, a ti, te aguarda,
es tu ángel de la guarda.
Sufriste un cruel martirio,
yo, te quiero, hasta el delirio,
clave de sol, tu sepulcro,
soy tu intérprete más pulcro.
Del cielo, por ti, se asoman,
querubines, te coronan,
musicaliza mi vida,
la cadencia en ti se anida.
Día veintidós de noviembre,
la tonalidad sea timbre,
fiel solfeo, un virtuosismo,
eres la musa del ritmo.
Mi corazón es tu altar,
enséñame a combinar
el sonido con el tiempo,
prometo aprender, atento.
Déjame una melodía,
que la canción se haga día,
llevo música por dentro,
partitura, muy adentro.
Filarmónicos latidos,
estimula mis sentidos,
de un compás brote el talento,
la sinfonía está en el viento.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 22 de noviembre del 2015
Dedicado a la máxima cantante, a la inmensa e intensa, Polly (Paulina Peña) y al mejor bajo del mundo, Marco Antonio del Muro.
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