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viernes, 6 de julio de 2018

SANTA MARÍA GORETTI, MÁRTIR DE LA CASTIDAD

Hoy, en la Octava de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la Iglesia conmemora también a Santa María Goretti, la virgen mártir de doce años que fue beatificada por Pío XII en 1947 y, al ser canonizada el 25 de Junio de 1950, se convirtió en la primera santa en la historia de la Iglesia en tener a su madre presente en la canonización. Imaginad el gozo de su querida madre, quien la llevó en su seno a comienzo de la última década del siglo XIX.


Ella nació en Corinaldo, Italia, en el hogar del humilde jornalero Luigi Goretti y su esposa Assunta Carlini el 16 de Octubre de 1890 y fue bautizada al día siguiente en la iglesia parroquial de San Francisco. Seis años después, el obispo Giulio Boschi, el Pastor de Senigallia, le dio la Confirmación el 4 de Octubre de 1896.

Como hija de un pobre campesino italiano en las pantanosas planicies de la Italia central, ella y su familia se mudaron a la pequeña ciudad de Ferriere en 1899 en busca de trabajo. Desesperado por buscar el sustento para su familia, Luigi Goretti llega a un acuerdo con el señor Giovanni Serenelli, quien tenía un hijo llamado Alessandro. Las dos familias vivían juntas en una construcción multifamiliar llamada La Cascina Antica, de propiedad del Conde Mazzolini.

Fortalecida con los sacramentos, María rápidamente maduró en gracia y santidad a los ojos de amigos y otros conocidos. Luego de perder a su padre por la malaria, ella desarrolló gran fortaleza y madurez. Su encantadora modestia, pronta obediencia y la seria, pero libre aceptación de cientos de tareas ingratas del hogar la distinguieron de los demás niños, que preferirían jugar en las polvorientas calles de Ferriere.
  
Quizás el punto más brillante de su vida fue su Primera Comunión, para la cual se preparó debidamente y esperó con gran anticipación. Ella parecía ir avanzando «en sabiduría, en edad y gracia ante Dios y ante los hombres». Así, dos años después de mudarse María recibió su Primera Comunión el 16 de Junio de 1901 en la iglesia de Conca, hoy llamada Borgo Montello.
 
Enceguecido por las pasiones de su tiempo y alimentando el lado oscuro de su alma con lecturas y pensamientos impíos, Alessandro Serenelli había sido un aguijón en el costado para María. Él le hacía proposiciones en varias ocasiones, y la molestaba con sugerencias impuras. Cuando ella estuvo cercana a los doce años, el joven Serenelli, quien vivía en el mismo complejo que ella y su familia, estuvo superado con fiera pasión y hacía lujuriosos avances hacia ella. Cuando ella lo rechazó el 5 de Julio de 1902, recordándole que eso era un pecado y que la castidad era tan preciosa para ella (el día de su Primera Comunión, María Goretti hizo el propósito de «morir antes que pecar»), el demonio lo venció y él se acercó con un cuchillo porque él no sería negado más. Como ella nuevamente rechazó sus avances, gritándole «¡No! ¡Eso es un pecado! ¡Dios no quiere eso!», Alessandro saltó a la acción, apuñalando a María catorce veces.
 
Ella fue llevada al hospital Orsenigo de Nettuno, y durante todo el tiempo oraba por la conversión de su asesino, perdonándole. Los médicos en Nettuno trataron sin éxito de salvar la vida de María. Después de veinte dolorosas horas de sufrimientos, durante los cuales ella perdonó y oraba por Alessandro, María entró al Cielo fortalecida con los Últimos Sacramentos. Su último pensamiento sobre la tierra descansó en una imagen de la Santísima Virgen el 6 de Julio de 1902.
 
Después que ella murió, el joven Alessandro fue arrestado temporalmente en Nettuno y, luego fue transferido a la cárcel de en espera de juicio. Él negaba vehementemente lo sucedido, pero colapsó ante el abrumador testimonio; y a causa de los antecedentes familiares (su padre era alcohólico y su madre fue internada en un hospital siquiátrico), y como era menor de edad al momento de los hechos (en ese entonces, la mayoría de edad según el Código de Zarandelli era a los 21), fue sentenciado a treinta años de prisión. Él fue enviado al presidio pateando, gritando y maldiciendo. Seis años después, en la prisión, tuvo una visión mística en la cual María aparecía sonriendo y presentándole tantos lirios como puñaladas recibiera de él. Desde ese momento, el joven, antes al borde de la desesperación, se convirtió y llevó una conducta ejemplar.
   
Luego de su liberación en 1929 (le descontaron un año por la victoria de Italia en la pasada Guerra, y otros dos por buena conducta), Alessandro fue el primer testigo a favor de la santidad de María en hablar con el Promotor de la Fe para su causa de canonización. En la navidad de 1934, le pidió perdón a la madre de María, y ella se lo otorgó, yendo ambos a comulgar en la Misa siguiente. Él ingresó dos años después como hermano lego al convento capuchino de Macerata, y pasó el resto de su vida en arrepentimiento y reparación por su acción. Él atendía el jardín y la portería del convento, y cultivaba lirios, que era su flor favorita.
  
Casi cincuenta años después de su muerte, el 24 de Junio de 1950, el Papa Pío XII proclamó a María Goretti como Santa y Mártir de la Iglesia ante medio millón de personas, proponiéndola como Patrona de la Juventud moderna y estableciendo su fiesta litúrgica el 6 de Julio. Su madre, y un Alessandro convertido, asistieron juntos a la ceremonia de canoización. Este fue el triunfo de la niña que amó a Dios y odió el pecado, prueba de los frutos de su santidad.
 
María Goretti había llevado una vida muy ordinaria. Pero a pesar de su simplicidad, su gran fe y amor a Dios la hicieron verdaderamente extraordinaria, muy en la misma forma que otra santa anterior a ella como Santa Teresita de Lisieux. Muchos milagros, tanto espirituales como físicos, han sido obrados por la intercesión de Santa María Goretti. Junto a Nuestra Señora, que en Fátima pedía evitar los pecados de la carne que arrojan a tantas almas al Infierno, Santa María Goretti es un modelo edificante para todos los jóvenes católicos para que "digan no" hasta el matrimonio y amar a Jesús más que a cualquier persona, y estar dispuestos a ofrecer a Él su vida antes que ofenderle tan gravemente.

Fuente: DAILY CATHOLIC.

ORACIÓN
Oh Dios, que le diste a tu sierva María en su tierna edad la victoria del martirio, te suplicamos que nos concedas, por su patrocinio, la constancia en tus mandatos, por la cual le diste a esta virgen la corona en el combate. Por J. C. N. S. Amén.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)