«¡Aprende,
 miserable, que yo soy servidor de Nuestro Señor Jesucristo y que no 
adoro a los demonios!» (San Blas al prefecto Agricolao. Actas del 
Martirio).
Renombrado
 por sus dones como taumaturgo, San Blas particularmente salvó la vida a
 un niño que tenía atravesada la espina de un pescado en su garganta. 
Por esta razón, es invocado para curar los males de la garganta.
Una
 primera referencia a la bendición aparece en el segundo de los 
Dieciséis Libros sobre Medicina (en griego Βιβλία Ἰατρικά Ἑκκαίδεκα) del
 médico bizantino Aecio de Amida (actual Diyarbakır, Turquía), donde 
destaca que San Blas asiste especialmente en el tratamiento de los 
objetos atorados en la garganta. En el siglo XII, el teólogo y 
liturgista Jean Beleth afirma que San Blas es invocado para los males de
 dientes y para las enfermedades de los animales. San Blas es uno de los
 Catorce Santos Auxiliadores.
El
 Ritual Romano prevé el 3 de Febrero una bendición especial de dos 
cirios en su honor, cirios que el sacerdote impone sobre la garganta de 
los fieles que lo deseen y para este fin se arrodillan frente al altar 
después de la Misa. Es la costumbre que los dos cirios cruzados sobre la
 garganta de los fieles estén atados por una cinta roja.
Bendición de la garganta con el cirio de San Blas 
Normalmente,
 los cirios son encendidos, pero puede abstenerse de ello. 
Adicionalmente, existe en algunos lugares de Europa central un soporte 
en forma de cruz que permite tener los cirios encendidos y reciben la 
cera que se derrite.
Candelabro para cirios de San Blas
Una
 segunda bendición de los alimentos para sanar los males de garganta, 
que se encontraba en numerosos rituales antiguos, fue introducida en el 
Ritual Romano mediante decreto de la Sagrada Congregación de Ritos del 
25 de Septiembre de 1883 (con algunas modificaciones en el texto de la 
oración).
En el Martirologio Romano se lee lo siguiente:
Tértio Nonas Februárii: Sebáste, in Arménia, pássio sancti Blásii, Epíscopi et Mártyris; qui, multórum patrátor miraculórum, sub Agricoláo Prǽside, post diútinam cæsiónem, atque in ligno suspensiónem, ubi férreis pectínibus carnes ejus dirúptæ sunt, post tetérrimum cárcerem et in lacum demérsionem, unde salvus exívit, tandem, jubénte eódem Júdice, una cum duóbus púeris, cápite truncátur. Ante ipsum vero septem mulíeres, quæ guttas sánguinis, ex ejúsdem Mártyris córpore defluéntes, dum torquerétur, colligébant, proptérea, deprehénsæ quod essent Christiánæ, omnes, post dira torménta, gládio percússæ sunt. [El día 3 de Febrero, en Sebaste de Armenia, pasión de San Blas (sobre el año 316), Obispo y Mártir, y hacedor de muchos milagros. Bajo el presidente Agricolao fue flagelado mucho, y luego colgado a una viga, donde su carne fue rasgada con peines de hierro, y tras ser arrojado a una prisión oscurísima y a un lago, del que salió a salvo, por orden del mismo juez, junto con dos muchachos, fue decapitado. Ante él siete mujeres, que luego de su tortura, recogían las gotas de sangre que fluían del cuerpo del mismo Mártir, y arrestadas que fueron tras colegir que eran Cristianas, luego de duros tormentos, fueron pasadas a espada].
BENEDÍCTIO CANDELÁRUM IN FESTO SANCTE BLÁSII, EPÍSCOPI ET MÁRTYRIS
℣. Adjutórium nostrum
in nómine Dómini. 
℟. Qui
fecit cœlum et terram.
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
Omnípotens
 et mitíssime Deus, qui ómnium mundi diversitátes solo verbo creásti et 
hóminum reformatiónem illud idem Verbum, per quod facta sunt ómnia, 
incarnári voluísti: qui magnus es et imménsus, terríbilis atque 
laudábilis, ac fáciens mirabília: pro cujus fídei confessióne gloriósus 
Martyr et Póntifex Blásius, diversórum tormentórum généra non pavéscens,
 martýrii palmam felíciter est adéptus: quique eídem, inter cœ́teras 
grátias, hanc prærogatívam contulísti, ut quoscúmque gútturis morbos tua
 virtúte curáret; majestátem tuam supplíciter exorámus, ut non inspéctu 
reátus nostri, sed ejus placátus méritis et précibus, hanc ceræ 
creatúram bene ✠︎ dícere ac sancti ✠︎
 ficáre tua venerábili pietáte dignéris, tuam grátiam infúndendo; ut 
omnes, quorum colla per eam ex bona fide tacta fúerint, a quocúmque 
gútturis morbo, ipsíus passiónis méritis, liberéntur, et in Ecclésia 
sancta tua sani et hílares tibi gratiárum réferant actiónes, laudéntque 
nomen tuum gloriósum, quod est benedíctum in sæcula sæculórum. Per 
Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat in
 unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. [Omnipotente
 y dulcísimo Señor, que por una sola palabra creaste las toda la 
diversidad del mundo y para rescatar al hombre quisiste que el mismo 
Verbo, por el cual todo fue hecho, se encarnara; Tú que eres grande e 
inmenso, terrible y laudable, y que haces maravillas, por quien el 
glorioso Pontífice y Mártir San Blas hizo confesión de fe y sin temer a 
los distintos géneros de tormento recibió gozoso la palma del martirio, y
 en virtud del poder –entre otros dones– que le has concedido de curar 
todas las enfermedades de la garganta, pedimos suplicantes a tu Majestad
 que, sin tomar cuenta de nuestro reato sino aplacado por sus méritos y 
oraciones, te dignes por tu venerable piedad ben ✠︎ decir y santi ✠︎ ficar
 estas criaturas de cera infundiendo tu gracia, para que todos aquellos 
cuyo cuello sea tocado de buena fe por ella, sean liberados de toda 
enfermedad de la garganta, por los méritos de la pasión de tu Mártir, a 
fin de que, curados y gozosos, te rindan acciones de gracias en tu santa
 Iglesia, y alaben tu Nombre glorioso, que es bendito en los siglos de 
los siglos. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y 
reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los 
siglos]. ℟. Amen.
Y los asperja con agua bendita.
En
 seguida, el Sacerdote pone dos cirios dispuestos en forma de cruz bajo 
el mentón de cada uno de los que serán bendecidos, estando ellos de 
rodillas ante el Altar, diciendo: Per intercessiónem sancti 
Blásii, Epíscopi et Mártyris, líberet te Deus a malo gútturis, et a 
quólibet álio malo. In nómine Patris, et Fílii, ✠︎ et Spíritus Sancti. [Por
 la intercesión del Obispo y Mártir San Blas, líbrete Dios del mal de 
garganta, y de cualquier otro mal. En el nombre del Padre, y del Hijo, ✠︎ y del Espíritu Santo]. Amen.
BENEDÍCTIO PANIS, VINI, AQUÆ ET FRÚCTUUM CONTRA GÚTTERIS ÆGRITÚDINUM IN FESTO SANCTI BLÁSII, EPÍSCOPI ET MÁRTYRIS
℣. Adjutórium nostrum
in nómine Dómini. 
℟. Qui
fecit cœlum et terram.
℣. Sit nomen Dómini benedíctum. 
℟. Ex hoc nunc
et usque in sǽculum.
℣. Ora pro nobis, sancte Blasii. 
℟. Ut digni efficiámur promissiónibus
Christi.
℣. Dómine, exáudi oratiónem meam. 
℟. Et clamor
meus ad te véniat.
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
Salvátor
 mundi Deus, qui hodiérnam diem beatíssími Blásii martýrio consecrásti, 
quique eídem inter cœ́teras grátias, hanc prærogatívam contulísti, ut, 
quoscúmque gútturis morbos tua virtúte curáret: ineffábilem 
misericórdiam tuam supplíciter exorámus, et pétimus; ut hos panes, 
vinum, aquam et fructus, quæ plebs fidélis tibi devóte hódie ad 
sanctificándum áttulit, tua pietáte bene ✠︎ dícere et sancti ✠︎
 ficáre dignéris: ut, qui ex his gustáverint, ab omni gútturis plaga, et
 quavis ália ánimæ et córporis infirmitáte, méritis et intercessióne 
ejúsdem beáti Blásii Mártyris tui atque Pontíficis, plenam recípiant 
sanitátem: Qui vivis et regnas Deus in sǽcula sæculórum. Amen. [Dios y
 Salvador del mundo, que consagraste el día de hoy por el martirio del 
bienaventuradísimo San Blas, y entre otras gracias, le has concedido 
esta prerogativa de que por tu virtud cure cualquier enfermedad de la 
garganta: te rogamos suplicantes por tu inefable misericordia, y pedimos
 por tu piedad ben ✠︎ digas y santi ✠︎ fiques
 estos panes, vino, agua y frutos que tu pueblo fiel te ha traído devoto
 hoy para santificarlos; para que quienes gusten de ellos, por los 
méritos y la intercesión de tu mismo bienaventurado Mártir y Pontífice 
San Blas, sean liberados de todo mal de garganta, y de cualquier otra 
enfermedad de alma y cuerpo, y reciban plena salud: Tú que siendo Dios 
vives y reinas por los siglos de los siglos]. ℟. Amen.
Y los asperja con agua bendita.
 
 
 
 



 
 
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)