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viernes, 7 de febrero de 2020

EPIDEMIA DESENVUELTA EN LA PORQUERÍA SOCIALISTA MUESTRA LOS PIES DE BARRO DE CHINA

Traducción del artículo publicado por Luis Dufaur en PESADELO CHINÊS.
  
El país que la gran prensa presenta como la primera potencia mundial en un futuro próximo, sino ya en el presente, deja transparentar a veces su calamitoso desorden interno.
   
Socialismo y paganismo convivían en la inmundicia donde se gestó la epidemia. En la foto ratas (muy buscadas), caldo de murciélago y aspecto del mercado de Wuhan
  
Aparece entonces la China real y no el “tigre de papel” que difunde el macrocapitalismo publicitario.
  
Después de una epidemia que segó más de un tercio de su ganado porcino –el más importante del país– y desequilibró el mercado de carne mundial, China aparece devastada por un virus que no controla, que no conoce derecho y que amenaza masivamente su población.
   
Amenazaría a la propia humanidad, si damos crédito al noticiario no raramente viciado por el alarmismo y a organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud – OMS.
  
La China comunista se muestra entonces como lo que es: un gigante com los pies de barro. Mas un gigante oriental com mil pies todos torpes y corroídos por gangrenas diversas.
  
Hablamos de la eclosión de la epidemia de coronavirus aparecida en el infecto y nauseabundo mercado central de Wuhan, concentración poblacional de 11 millones de almas, cinco de los cuales ya habrían huido perseguidos por el pavor de la amenaza. Las fotos muestran una ciudad grande, moderna y desierta.
   
Wuhan desierta, foto de dron. 4 millones habrían huído.
    
El coronavirus es un grupo de virus comunes conocido desde los años 1960. Es causa común de infecciones respiratorias blandas a moderadas de corta duración, y más o menos todo el mundo alguna vez fue atacado.
   
Incluye el virus causante de la forma de neumonía atípica grave conocida por SARS (“Síndrome Agudo Respiratorio Severo”) también propagado en el mundo a partir de la China en 2002. Cfr. Wikipedia, entrada Coronavirus. Y el sitio del Ministerio de Salud, página Sobre Coronavirus. El generador del pánico actual está clasificado como coronavirus 2019-nCoV.
 
A su vez, el gobierno chino procura disimular su ignorancia hablando de un “misterioso virus que causa problemas respiratorios”.
 
La China se muestra apavorada porque no sabe cómo lidiar con él, después de cerrar los ojos a su existencia y permitiendo así que se propagase a larga escala. Habría recurrido al auxilio ruso para intentar identificarlo y generar el antibiótico correcto.
 
El prefecto de Wuhan, Zhou Xianwan (周 先旺), patentizó la culpa de la administración socialista reconociendo en entrevista a la televisión estatal china CCTV, que omitió informaciones sobre la diseminación del coronavirus, informó “Notisul”.
  
Él podría sufrir represalias políticas si hubiese hablado de que algo no corría de acuerdo con el plan quinquenal fijado por el Partido Comunista, y se desinteresó por la salud de la población.
  
Después quedó más patente y puso su cargo a disposición. El secretario del Partido Comunista en la ciudad, Ma Guoqiang (马 國強), también se dice dispuesto a renunciar.
 
Las medidas de urgencia llegaron tarde después que el socialismo silenciara el inicio de la epidemia
    
“Nuestros nombres vivirán en la infamia, pero el camarada Ma Guoqiang y yo asumiremos cualquier responsabilidad”, dice Zhou.
 
Wuhan es el epicentro del brote que ya infectó a más de 20.000 personas en 27 países (casi la totalidad de los casos en la China continental), mató a más de 420 (todos en la China continental, excepto dos). Un mapa de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins actualiza constantemente las estadísticas.
 
El miedo de la epidemia generó también las más drásticas y alarmantes reacciones, como cese de funcionamento de fábricas, bloqueo de los transportes masivos, etc. Algunas de ellas podrían ser meras exploraciones para justificar beneficios comerciales o frenar gastos.
 
La epidemia llegó a crecer a un ritmo de 40% a 50% diarios.
 
Ma Xiaowei (馬曉偉), director de la Comisión Nacional de Salud de China, dice que la velocidad de contagio puede aumentar debido a que la incubación de la dolencia es imperceptible y requiere apenas entre 1 y 14 días para eclosionar.
 
El gobierno hizo propagandísticos anuncios de la construcción de por lo menos dos hospitales de emergencia en tiempo récord, con más de 2.000 camas. Así encubre la inepcia de fondo ideológico.
 
El coronavirus pasó a ser un indicador de la inhumanidad del sistema socialista.
 
En ocasión al brote anterior del SARS (año 2003), las autoridades socialistas juraron que nunca se repetiría un caso análogo. Cuando la noticia de la expansión del coronavirus comenzó a correr de boca en boca, el gobierno amenazó a aquellos que esparcían “rumores” y sembraban el alarmismo, notició “The New York Times” [por ejemplo, el oftalmólogo Li Wenliang (李文亮), que fue el primero en advertir a sus colegas vía WeChat –微信, la megared social china– de siete casos de una “neumonía desconocida, similar al SARS” el 30 de Diciembre de 2019, fue obligado a retractarse el 3 de Enero por las autoridades policiales de haber “difundido rumores en línea e interrumpido severamente el orden social”, y murió ayer a las 22:40h –luego los periódicos estatales Global Times y People’s Daily dijeron que su deceso fue de un infarto a las 02:58h de hoy– tras estar hospitalizado desde el 12 de Enero, N. del T.].
 
Los censores de la internet tuvieron mucho trabajo cortando los mensajes hasta que la dolencia no podía ser más ocultada.

El régimen socialista silenció el brote, y ahora el país quedó sin rumbo. Niños aguardan poder tomar el tren en Pekín.
    
Cuando el 8 de Diciembre la enfermedad comenzó a generalizarse, las autoridades de Wuhan insistieron que era controlable y tratable. La policía continuaba prendiendo a quien hablaba de ella.
 
El especialista en enfermedades respiratorias Wang Guangfa (王廣發) fue llamado por el gobierno a garantizar en la Televisión Central de China que la “neumonía de Wuhan” estaba “bajo control” y era “benigna”.
 
El gobierno local ofreció un banquete para más de 40.000 familias y distribuyó 200.000 tíquetes gratuitos para las festividades del Año Nuevo Lunar muy conmemoradas por los chinos. Ahora las grandes reuniones públicas están prohibidas (inclusive los viajes por el Año Nuevo chino), mas es tarde.
 
Para no ser castigados por el gobierno, los internautas inventaban alusiones a la enfermedad, a veces irónicas, como la del “virus patriótico” (爱国 病毒) que sólo atacaría a los extranjeros. Cfr. The New York Times International Weekly.
 
Un grupo de periodistas de Hong Kong que intentaron ver a los pacientes en el hospital de Wuhan fueron vigilados por la policía y tuvieron que apagar sus registros.
 
La única fuente local de información es la oficial, y la policía se ensaña contra las redes sociales que transmiten algo. Todas pertencen al gobierno, pues las no-chinas fueron cerradas.
 
Antes de ser cortadas por la censura, circularon en las redes sociales fotos nauseabundas del mercado que además ya fue cerrado, tal es la certeza de que ese local fue el foco de la epidemia.
 
Sin control sanitario, algunos vendían peces, serpientes, murciélagos, ratas y carnes de hasta 112 especies animales que incluían zorros y cachorros que eran sacrificados a la hora de la venta y su sangre y restos quedaban en el piso.
 
Según el “Clarín” de Buenos Aires, el mercado era un compendio de todas las formas de inmundicia,  con el piso lleno de basura, las paredes salpicadas con sangre de los animales y jaulas donde convivían sin criterio especies vendidas o cocinadas en el local.
 
Los peces estaban en agua podrida, y los cuadrúpedos descansaban sobre basura.

En la mayor connaturalidad se vendían para consumo humano serpientes, cachorros y murciélagos
 
La censura socialista suprimió las imágenes de la red social oficial Weibo (微博) que ocupó el lugar de Facebook, especialmente los vídeos que mostraban las pésimas condiciones sanitarias.
 
Antiguas supersticiones del decadente paganismo chino fueron agravadas por el igualitarismo socialista que estimuló al pueblo a alimentarse con seres vivos que no se destinan al consumo humano.
 
Después del acuerdo secreto con el Vaticano en 2018, la dictadura comunista de Xi Jinping intensificó asustadoramente la persecución contra el cristianismo, y todas las religiiones en general. Aceleró el retorno a las “costumbres chinas", o sinizar” el país.
  
Uno de los resultados está ahí: ¡la superstición y las malas costunbres paganas acentuadas por el igualitarismo marxista!
  
Si sólo exisitiese la materia, ¿qué diferencia hay en comer cualquier cosa? ¡La repugnancia instintiva es cosa de burgués capitalista!, dirá el buen marxista.
 
Y si tuviese alguna duda, es sólo ver a los insecto o desechos que el “moderno” ecologismo, la ONU, el progresismo comuno-tribalista piden como alimento para “salvar el planeta” o tornarlo “sustentable”.
  
 
 Don Luis Dufaur es escritor, periodista, conferencista de política internacional, socio del Instituto Plinio Corrêa de Oliveira y webmaster de diversos blogs.

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