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martes, 7 de julio de 2020

DATOS QUE DESMONTAN EL CORONAVIRUS Y LA FALSA PANDEMIA

Columna de Luys Coleto para EL CORREO DE ESPAÑA.
   
   
¿Ya nadie muere de gripe estacional? Curioso. ¿La peña solo muere de covid-19? Vaya. La sintomatología de la gripe de todos los años (fiebre, escalofríos, tos seca, dolores de testa, molestias de garganta, cierta dificultad para respirar, amago de gastroenteritis, pérdida de apetito, malestar generalizado, sensación de opresión pulmonar, trastornos respiratorios, dolores musculares...) son exactamente los mismos que los que causa el espectral SARS- CoV-2. Idénticos. Similares, no: calcados.

Cero (o cómo los números desnudan la farsa)
  • INE. Aproximadamente, en España, 50.000 muertes en abril de 2020. Cifras muy similares, incluso menores, a las cifras de 2005, 2017 y 2018. Incluso, quince años después, con la población cada vez más envejecida.
  • Entre el 1 de mayo de 2017 y el 30 de abril de 2018 fallecieron 431.127 personas. En cambio, entre el 1 de mayo de 2019 y y el 30 de abril de 2020 murieron 424.462. Hace dos años, 6.565 muertos más.
  • La Organización Mafiosa de la Salud estima que cada año mueren en el mundo por la gripe estacional 650.000 personas. Al día de hoy, 440.000 personas fallecidas por el fantasmal SARS-COV-2. Probablemente, cuando concluya 2020, dígitos muy similares a las causados por la gripe de toda la vida.
Datos (mensuales e interanuales), no especulaciones.

Uno. Nuevo coronavirus sin aislar ni purificar ni secuenciar. Pudiera existir, pero indemostrado científicamente: A Novel Coronavirus from Patients with Pneumonia in China, 2019 donde queda constatado que jamás se aisló el virus.

Nos topamos con cuatro tipos de refutaciones:
  • Artículos académicos que “detectaron” el virus. Pero, les aclaro. Para detectar un virus, previamente hay que aislarlo. Y el estudio de Na Zhu y cía jamás lo hizo.
  • Otros artículos “secuenciando” el virus. Sin aislamiento vírico no existe secuenciación posible. Te dedicas a secuenciar un virus que “confías” que se halla aislado. Dogma de fe. Anticiencia.
  • Micrografías. Las poseemos, ergo el bicho existe. Los dibus tan guays del virus apuntalado con su coronita solar demuestran que todo es real (por cierto, dibus sospechosamente semejantes a otros virus existentes). Una micrografía nada prueba. Las micrografías han de acompañarse siempre de los experimentos y manipulaciones que permitieron obtenerlas, revelando en todo momento a qué trabajo pertenecen. Nada de eso ha sucedido. Ni sucede. Ni, seguramente, sucederá.
  • Con el burdo pretexto de las víricas mutaciones, ampliando espectacular y gilipollescamente las sintomatologías, indican que el virus danzarín no puede aislarse ni fijarse definitivamente. Al igual que con el VIH, las baratas “excusas mutantes” revelan imposibilidad, mediante burdo subterfugio, para mostrarnos, definitivamente, el virus aislado. Excusas de mal perdedor.
    
Papayas, cabras y cabrones
Dos. La PCR y los test anticuerpos/antígenos son escasamente fiables. Eso teniendo el virus. Pero si el virus no se ha aislado, como es el caso: 100% absurdos. Kary Mullis, creador de la PCR, se desgañitaba, además, aclarando, que la susodicha prueba no servía para detectar virus.
    
Otrosí: ejemplo chocarrero e inolvidable. El presidente de Tanzania, John Magufuli, puso en duda la efectividad de los test PCR utilizados. Dudas razonables. El mandatario reveló que se mandaron al laboratorio muestras de animales, frutas y aceite de máquina como si fueran de personas, y que varios dieron positivo. «Los resultados de la papaya dieron positivo, los del pájaro kware y la cabra también ¿Significa eso que todas las papayas y las cabras deben ser aisladas? Alguien está haciendo juego sucio. Aconsejo a los tanzanos que no se preocupen, la gripe siempre ha estado ahí y esto es solo un paso más».
   
Quiero ser tanzano.
   
Magia negra mediante
Tres. ¿Entonces? ¿Qué ha ocurrido? Por arte de birlibirloque, manos y magos negros, hechiceros de pro, transmutaron las cosas. Cambiaron la etiqueta. Lo que hemos vivido ha sido la retransmisión/bombardeo en directo de una gripe invernal/protoprimaveral. Los medios de manipulación de masas nos fumigaron con napalm propagandístico. Medios, infinita y rastreramente obedientes a la voz de su amo o amos, le cascaron otro nombre. Ni el SARS-CoV-2 ni la Covid-19 existen. Ni más ni menos. Nos engañaron, eso es todo. Con sus inevitables actores de crisis.
   
Al menos que les sirva, lectores de ECDE, para reprocharse su pertinaz indiferencia ante una gripe estacional que joroba mucho y mata bastante más de lo que quisiéramos (a los vacunados, más todavía: impresionante asunto).

A la gripe estacional la llamaron SARS-CoV-2
Cuatro. ¿Virus extremadamente letal el SARS-CoV-2? Tan letal como la gripe estacional. Ni más ni menos, básicamente porque hablamos de lo mismo. SARS CoV-2=Virus de la gripe estacional. ¿Virus desaforadamente mortífero y altamente infeccioso el SARS-CoV-2 cuando sobreabundaban los denominados asintomáticos? Algo no cuadra. Nada cuadra.
    
Cinco. Trastocaron la etiqueta del producto. Cojonuda y diabólica nigromancia. Con el Poder (político, económico, médico, policía, militar) y la caja tonta absolutamente en sus manos, se obran milagros. Todo es posible. Hacer que por el mar corran las liebres y por el monte las sardinas. Tralará.
   
Y el Poder utilizando a discreción sus dos grandes instrumentos: miedo y mentira. Retroalimentándose ambos. Las mentiras alimentan el miedo, tan paralizante, tanto a nivel biológico como mental. Y el mismo miedo hace que te chutes –(inconsciente) autoengaño como mecanismo de defensa– cualquier trola.

Representando la farsa
Seis. Siempre se desdeñó la desnuda realidad, tan solo preocupaba su representación. Abisal hiato entre significado (nudos hechos) y significante (su forma de expresarse). Nominalismo en su más aquilatada perfección. Ignorar los veraces datos versus hacer prevalecer el relato que convenga. Hechos contra realidad ficcionada. Realidad frente a hiperrealidad. El vídeo matando a la estrella de la radio. La realidad no te puede estropear un buen titular (falsidémico). El dogma científico, valga el oxímoron, venciendo al debate libre. La aplastante victoria del simulacro.
   
Siete. Virus (y vacunas), perfectas herramientas para librar nuevas falsas banderas. Global y aterradoramente amenazantes. El inevitable enemigo, invisible. Con el ineludible pánico forzando y acelerando profundas cambios de paradigmas sociohistóricos.

El porvenir está en nuestras manos
Ocho. Nos aguardan años durísimos. Sobre todo por la instaladísima mentira de masas. Por vivir en zombieland. Porque nos quieren seguir arrebatando salud y libertad. Y dignidad.
    
A corto plazo, sus banderas falsas viran hacia los (falsos) brotes o rebrotes. Luego surgirán otras y grandes bolas (más falsidemias, catástrofe climática, ataque alien). Pero quiero creer que en la siguiente ocasión reaccionaremos. Nos limpiaremos el culo con las mascarillas. Saldremos a la calle sin bozal. Hagámoslo rápido, no vaya a ser que luego nos obliguen a cualquier cosa (¿meternos el dedo en el culo para salir a la calle? ¿Llevar un tanga rosa? ¿Lo que les pete?). Nos saltaremos a la torera los próximos arrestos domiciliarios. No nos vacunaremos ni tomaremos sus “terapéuticas” porquerías.

La historia no está escrita
Nueve. El gran Popper, maestro traicionado por su mediocre alumno Soros, nos explicaba que el historicismo –de vieja data e integrado por una suerte de “atmósfera espiritual”– presuponía que el desarrollo de la historia de la sociedad humana estaba sujeto a leyes necesarias e inevitables, y que, por tanto, era predecible.
    
Karl Popper afirmaba que semejante dislate carecía de bases científicas. Poseía la certeza intelectual de que el futuro dependía de nosotros mismos. «¿Está dentro de las posibilidades de alguna ciencia social la formulación de profecías históricas de tan vasto alcance?», se preguntaba.
   
Nos preguntarán nuestros hijos, nietos o sobrinos lo que hicimos cuando nos intentaron deshumanizar. Al menos contestemos: lo que pudimos. Y algo más. Nada está escrito. Mucho menos las agendas globalistas. Todo por escribir. A espabilar un poquito.

Coda
Diez. La condena a Sócrates por oponerse a la tiranía de Critias le obligó a tomar un vaso de cicuta. La tiránica plebecracia sofocando honestidad, justicia y verdad. «Por Zeus, deja sin perder tú la calma, que te dé ese ignominioso golpe, pues no habrás sufrido nada grave, si en verdad eres un hombre bueno y honrado que practica la virtud» (Gorgias, 527b-d). En fin.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)