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viernes, 24 de julio de 2020

EL JURAMENTO DE HIPÓCRITA, O EL LADO OSCURO DE LA MEDICINA EN LA SOCIEDAD IDEOLÓGICA DEL SIGLO XXI

Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
 
   
“Il_corpoumano”, página seguidísima de Instagram (cerca de 435 mil seguidores, entre ellas personal sanitario, médicos, estudiantes y aspirantes), publica una encuesta: «opina sobre el cribado prenatal y la consecuente elección de abortar o no». Alguno, inteligentemente, responde «eugenesia moderna, ninguna diferencia con la nazi, solo mucha más hipocresía». El sondeo, hasta ahora, cuenta 79 personas sobre 100 favorables al aborto como “solución” para un embarazo de una persona con presunta patología genética, presunta porque la posibilidad de error de esta prueba ser todo menos remota (esto puede revelar como patológicos a sujetos también perfectamente sanos, como es sabido por testimonios de madres valientes). ¡Esto significa que apenas ⅕ de los participantes del sondeo está contra el aborto aposta selectivo de sujetos enfermos! Si no es eugenesia, ¿¡qué es!? Se asiste, así, a una total ruina ética y lógica (lo veremos al fin) de la figura del medico, tan dignamente representada por Hipócrates, tan escandalosamente pervertida y falsificada. El médico, pues, de estudioso que encuentra el mayor impulso de su obra de investigación en el deseo de derrotar la enfermedad y devolver la salud al paciente, deviene el verdugo que salva los sanos y suprime los enfermos. El ejemplo más elocuente lo encontramos en la modificación del juramento del médico griego, teniendo la siguente frase, inexistente en la versión deliberada por el comité central de la Federación nacional de las órdenes de los médicos cirujanos y de los odontólogos: «Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna”. La cosa más inquietante es el hecho que ¡este “electorado” esté compuesto en buena parte por médicos, enfermeros y estudiantes! En esta óptica, se nota no solo una aplastante victoria de los “pro-elección”, pero se entrevé también la terrible y persecutoria sombra futura de la ley anti-objeción de conciencia, aquella objeción de conciencia hoy adoptada por el 70% de los especialistas (¡!) italianos, más allá de la represión de cualquier expresión pública anti-abortista. El cegamiento dado por la ideología abortista, que hace incapaces de comprender cómo el hijo sea otro cuerpo sobre el cual, mucho menos el genitor, puede tener libertad de elección; el hedonismo nihilista y ateo del “non vivére bonum est, sed bene vivére” que querría justificar un homicidio con la excusa del “peso para la familia” y de la “vida de sufrimiento” del niño enfermo, por tanto, resaltarían la actual situación, más allá de las verdades científicas (que demuestran la total humanidad del embrión y del feto), a menudo totalmente mistificadas, a causa también de cerca de ¾ de los especialistas que –en vez de manifestar públicamente los motivos de la propia objeción– callando, y tal vez precisamente dirigiendo a colegas no objetores, contribuyen a estereotipos como “la ciencia dice que no es un ser humano” y cosas así. “La ciencia dice”, “la ciencia dice”, pero el 70% de los médicos es objetor. A veces bastaría también solo este simple razonamiento, para entender que la ciencia no dice lo que de costumbre sigue a la frase “la ciencia dice”. Queridos médicos objetores, del totalitarismo abortista que vendrá (y que, en honor a la verdad, está en obra por años) ¡también sois culpables vosotros!
  
  
Seguid el camino luminoso de exabortistas como el doctor Nathanson, que con documentales como Silent Scream y Eclipse of reason (¡nombre muy acertado!), ¡atreveos a despertar miles y miles de conciencias! Uníos, también vosotros sencillos lectores, en la batalla al abortismo, causa de demasiadas matanzas de inocentes, antes que la situación se vuelva irreversible. Hacedlo por la sacralidad de la vida, de la cual el hombre es simple depósito: de hecho, no siendo el creador, ¿cómo podría disponer a su placer, truncándola cuando le parece? Pero sobre todo hacedlo en nombre de quien es principio y fin último de la vida, Aquel que es ordenador y verdadero legislador, sin el cual ninguna ética seria es posible. Hacedlo, en fin, en nombre de Dios, de la Santísima Trinidad, de nuestra Santa Religión Católica, a la cual no por casualidad se convirtieron los mayores paladines estadounidenses del antiaborrtismo como el ya citado Nathanson y la más reciente Abby Johnson, y finalmente hacedlo en nombre de Santa María Siempre Virgen, porque
  • «El que no está por mí, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama» (San Mateo 12, 30).
  • «¡Ah, basta de silencio!, clamad con cien mil lenguas. Yo veo que a fuerza de silencio, el mundo está podrido» (Santa Catalina de Siena).
  • «Os digo que si estos callan, las mismas piedras darán voces» (San Lucas 19, 40).
  • «Entenderéis este suicidio de la raza humana, si, con el ojo de la razón viéseis “la belleza y la alegría” de la tierra poblada por viejos y despoblada de niños: quemada cual desierto. Si reflexionárais entonces, sí que entenderíais la doble gravedad del aborto: con el aborto se mutila siempre también la vida de los padres» (Padre Pío de Pietrelcina).

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)