El arzobispón de París Laurent Ulrich George reabrió la Catedral de Nuestra Señora anoche 7 de Diciembre, cinco años, siete meses y diez y nueve días después del terrible incendio.
Golpeó tres veces las puertas cerradas de la catedral con su crucero episcopal, pidiendo que las abrieran.
Las vestiduras de los presidentes litúrgicos parecían trajes de payaso, y fueron objeto dr burlas y memes. El Magníficat fue rezado en la famosa estatua de Nuestra Señora del Pilar.
Ulrich también tuvo un breve diálogo con el órgano (8000 tubos): «¡Despierta, órgano, instrumento sagrado: canta la alabanza de Dios!»
El presidente francés Emmanuel Macron Noguès, a pesar de un comunicado de prensa que decía lo contrario, pronunció un discurso en la catedral: «Transmitir y esperar: este es el significado de este trabajo y de nuestra presencia esta noche».
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, fue la estrella indiscutible entre los reyes, príncipes, presidentes y oligarcas. Entre ellos había algunos “católicos” apenas notables, como los presidentes de Eslovaquia Peter Pellegrini y Polonia Andrzej Duda. En el corazón del evento estaba el resurgimiento de Trump como líder mundial.
Elon Musk cambió su chaqueta de cuero por un traje apropiado. El presidente bailarín de Ucrania Vladímir Zelensky [cuyo mandato expiró el pasado mayo] apareció en un suéter de comando sin ningún respeto. También estuvieron presentes la saliente primera dama estadounidense Jill Tracy Jacobs Godfrey de Biden, el expresidente francés Nicolás Sarkozy y el recién dimitido primer ministro Michel Jean Barnier Durand, que renunció tras prosperar una moción de censura en el Parlamento.
El gran ausente fue Francisco Bergoglio, que estaba celebrando un consistorio en Roma al mismo tiempo. En un mensaje de saludo, Bergoglio deliró: «Que el renacimiento de esta admirable iglesia sea una señal profética de la renovación de la Iglesia en Francia».
Como nota irónica, estuvo también el “católico” primer ministro de Québec (Canadá) François Legault Schetagne, quien días antes, dijo abiertamente que estaba en contra de la oración en lugares públicos (en Québec, la Ley 21 de 2019 prohíbe, en nombre de la “laicidad del Estado”, que los funcionarios públicos porten símbolos religiosos).
La presentación musical tuvo que ser pregrabada el viernes debido a la fuerte lluvia que cayó sobre París, por lo que cuando Ulrich realizó la apertura de las puertas de la catedral, los invitados estaban adentro.
Al cierre de las Vísperas, las vidrieras diseñadas por Eugène Viollet-Le-Duc y creadas en 1865 por el maestro vidriero Alfred Gérente, que sobreviveron al incendio, siguen en su sitio. No se anunció el ganador para las feas vidrieras modernas queridas por Macron y Ulrich, mucho menos el diseño.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)