El régimen de Pedro Sánchez Pérez-Castejón reveló su plan para destruir la abadía de Santa Cruz del Valle de los Caídos.
Según un plano revelado por el abogado de la familia del Generalísimo Francisco Franco, Luis Felipe Utrera-Molina, aseguran desde el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana que todo el espacio del Valle formará parte del «proyecto de resignificación y musealización», mientras que la zona exterior se convertirá en el área de movimiento del centor de interpretación.
En base a las propuestas que se realicen, el objetivo es realizar una musealización que abarcará el centro de interpretación y que podrá extenderse al interior de la Basílica, «si así se considera, respetando los espacios de culto», y que abordará el desarrollo de tres narrativas: «la historia política, ideológica y arquitectónica del monumento y su significación en la historia de España y de Europa; el uso de mano de obra penada en su construcción, y la historia y características del entorno natural y paisajístico».
De esta forma, quedan desmentidos los argumentos esgrimidos por la Conferencia Episcopal Española en defensa de su negociación (réctius, CAPITULACIÓN). Argumentos en los que destacaron tres elementos: la conservación de la Basílica como espacio de culto católico, la permanencia de una comunidad monástica y la preservación de la cruz monumental, puesto que es «una expresión (…) de la entrega, del perdón por parte de Jesucristo».
Pero esa entrega fue apenas consecuencia lógica del entreguismo de la CEE, que empezó aun antes de la muerte del Generalísimo con el postconcilio encabezado por Montini, el nuncio Luigi Dadaglio Sardi (quien aparece en la “Lista Pecorelli” de prelados masones de prelados masones con fecha de iniciación masónica 8 de Septiembre de 1967, matrícula # 43-B, nombre clave “LUDA”), y el arzobispón Vicente Enrique y Tarancón, pero que se intensificó en años recientes con la exhumación de Franco y José Antonio, la expulsión del prior Santiago Cantera Montenegro y su sustitución por el más obsecuente Alfredo Maroto Herranz, y ahora con este proyecto de la conversión de la Basílica en un museo del “relato rojo”. Todo con conocimiento y aprobación de Bergoglio y su representante en la Tierra el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin Miotti, todo a cambio de las lentejas y los treinta siclos tirios de mantener la cruz en la planilla de renta (la única cruz que les interesa), y que el PSOE y SUMAR retiraran el proyecto para la creación de una subcomisión en el seno de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados para analizar el abuso sexual clerical.
Los obispones españoles, como José Cobo Cano, Luis Argüello y José Ignacio Munilla, no solo son indignos de la sotana (que es un maldito disfraz, porque NUNCA FUERON SACERDOTES NI OBISPOS CATÓLICOS), sino también indignos de España. Y cuando se dé la 2.ª Guerra Civil o la morisma a la que les abrieron de par en par las puertas los degüelle, VAYAN A TOMAR POR CULO.
Sé que es Jueves Santo y tiempo de luto, y por respeto a vosotros, pero vaya decirlo: ese Sanedrín de la Conferencia Episcopal vale para pura mierda de lo ingratos que son. Mataron la honra del Generalísimo que los salvó, en pro de conservar la cruz de la planilla del IRPF, el concierto educatico y que no le investiguen sus violetas ni les cobren el IBI. Pero los rojos y morados se los van a quitar todo, y cuando eso pase, ni el diablo los ha de querer recibir en la mazmorra Judas del Infierno de Dante porque dirá: «ni Judas se atrevió a tanto con ése de arriba».
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