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viernes, 16 de abril de 2010

"LLAMÁIS 'BIEN' AL MAL, Y AL 'MAL', BIEN"

Esta frase (que no recuerdo en qué parte de la Biblia está), resume el elogio del "Cardenal" Darío Castrillón Hoyos a un "obispo" francés que encubrió a un "sacerdote" pederasta. Los frutos del Conciliábulo Vaticano.

Desde El Diario Montañés

«Ha actuado bien a los ojos de la historia», escribió admirado en 2001 el cardenal Castrillón al prelado que encubrió a un cura condenado a 18 años

Nuevo bombazo sobre las vergüenzas de la Iglesia en el escándalo de la pederastia que agrava aún más el cuadro general de lo que ocurría y supone uno de los episodios más flagrantes desde que ha estallado la polémica. No es que los casos de pederastia se taparan y no hubiera orden expresa de denunciarlos a las autoridades, como se sabía hasta ahora, es que hasta se jaleaba a los encubridores. Una revista francesa de Internet, 'Golias', publicó ayer una carta de 2001 del entonces prefecto de la Congregación del Clero y máximo responsable de los sacerdotes de todo el mundo, el colombiano Darío Castrillón Hoyos, que felicitaba a un obispo francés por no haber denunciado a un cura pederasta. 
 
"Cardenal" Darío Castrillón Hoyos
 
Pierre Pican, obispo de Bayeux, había sido castigado con tres meses de prisión condicional por encubrir al abad Rene Bissey, condenado a 18 años de cárcel por pedofilia. «Me congratulo con usted por no haber denunciado a un cura. Usted ha actuado bien y me felicito de tener un hermano en el episcopado que, a los ojos de la historia y de todos los otros obispos del mundo, habrá preferido la prisión antes que denunciar a su hijo-cura», decía Castrillón Hoyos, ultraconservador y responsable de la polémica readmisión del grupo integrista de los 'lefebvrianos' en la Iglesia católica. 
 
"Mons." Pierre Pican, "obispo" de Bayeux (Francia), condenado a 3 meses de cárcel por encubrimiento
 
El obispo de Bayeux alegó el «secreto profesional» de la relación entre el cura y su superior para justificarse, y el cardenal coincide en señalar que es «un lazo muy especial de paternidad espiritual». «En todos los ordenamientos se reconoce la posibilidad de no testimoniar contra un pariente directo», argumenta Castrillón Hoyos concluía incluso su misiva anunciando que enviaría una copia de ella a los obispos del mundo para que tomaran ejemplo. 
 
Este asombroso documento, que retrata cómo era el clima de orgullosa 'omertà' en las altas esferas, cayó ayer como un obús en el Vaticano y su portavoz, Federico Lombardi, salió a las ocho de la tarde a precisar que «no representa la línea adoptada por la Santa Sede». Es un sarcasmo, pues Castrillón Hoyos era el prefecto de la Congregación del Clero, estuvo diez años en ese puesto clave -de 1996 a 2006- y era uno de los que marcaban esa línea. Es más, poco más de tres meses antes, el 18 de mayo de 2001, el propio Joseph Ratzinger, el actual Benedicto XVI, era prefecto de Doctrina de la Fe y había firmado la carta 'De delictis gravioribus', para centralizar en su oficina todas las denuncias de pedofilia y endurecer la lucha contra el fenómeno. El documento regulaba los procesos internos, pero subrayaba en dos ocasiones que todo debía quedar bajo secreto pontificio. Por eso es la principal base para acusar ahora al Pontífice de ser responsable de la línea general de encubrimiento. El hecho de que Castrillón Hoyos actúe como actúa al poco de entrar en vigor el documento de Ratzinger hace sospechar de nuevo que no había ninguna orden interna de colaborar con las autoridades, o que se desobedecía y dentro del sector conservador de la Curia había quien no tenía ninguna intención de hacerlo. 
 
«Es la ley de la Iglesia» 
 
Lombardi, que cada día hace más equilibrios para arreglar destrozos, añadió ayer que la carta del cardenal colombiano «demuestra lo necesario que era unificar bajo la Congregación de Doctrina de la Fe el trato riguroso y unitario de los casos de abusos sexuales, cosa que sucedió en 2001». Entretanto, Castrillón Hoyos redondeó ayer la polémica con otras declaraciones en las que aseguraba que no denunciar a curas pederastas «por un error que han cometido» no es un delito, sino aplicar la ley de la Iglesia. 
 
Esta noticia eclipsa las palabras de Benedicto XVI, que hoy cumple 83 años, quien se descolgó ayer con franqueza y un nuevo matiz en una nueva autocrítica sobre el escándalo: «Debo decir que los cristianos, también en los últimos tiempos, hemos evitado a menudo la palabra 'penitencia', que nos parecía demasiado dura. Ahora, bajo los ataques del mundo que nos hablan de nuestros pecados, vemos que poder hacer penitencia es una gracia, y que es necesario hacerla». Esas «críticas del mundo» que señalan «nuestros pecados» es algo bien distinto de la defensa a toda costa de la Iglesia oída en numerosas ocasiones en las últimas semanas, que atribuye las informaciones de los escándalos a una conspiración.

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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)

Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)