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martes, 13 de abril de 2010

DE SUDÁFRICA Y ETCÉTERA (2): TRAS EL ASESINATO DE EUGENE TERREBLANCHE

Desde La Santa Alianza

 Eugene Terreblanche, líder del Movimiento de Resistencia Afrikaner (31-I-1941- 3-IV-2010)

El asesinato de Eugene Terreblanche no ha dejado de conmocionarme bastante. Para aquellos que me conocen, puedo decir que una sensación muy extraña invadió mi alma al saber la noticia. Es como si el pasado me dijera: “Muy bien, ya me he borrado lo suficiente, y de hecho me confirmo en ello, pero de vez en cuando te envío un tortazo”.

Ni que decir tiene que la ¿doctrina? de TerreBlanche, que en mi maldito pasado me causó alguna simpatía aun sin conocerla a fondo (Más por estética quizá), es totalmente contraria a lo que llevo ya años defendiendo. Empero, el asesinato del líder del Movimiento de Resistencia Afrikaner (La sigla en afrikaans es AWB), amén de recordarme algunas cosas, me ha hecho reflexionar sobre la terrible problemática que se cierne sobre el África austral.

Vayamos por partes:
  • El África del sur pertenecía al mar portugués. Fue la epopeya de la escuela de Sagres la que contorneó los lindes del planeta tal y como son para el conocimiento de propios y extraños. Fueron los marineros católicos, ya portugueses, ya españoles, ya italianos, los que demostraron el mundo tal y como era, mucho antes de surgir las herejías y los ateísmos diversos. Acaso porque católico significa universal así es la historia. Así que si alguien hubiera tenido legitimidad en la posesión de aquellas tierras, ésa hubiera sido la gloriosa nación portuguesa que la descubrió para la historia; portando aún el nombre del cabo que con su buena esperanza bordearon para llegar al Oriente. Así, que los boers miren por encima del hombro a los emigrantes portugueses que descienden de aquellos que llevaron el Evangelio por todas las costas africanas no tiene sentido ninguno y es una injusticia mayúscula. Que recuerden que fue allí donde Vasco de Gama fondeó antes de llegar a la India. 
  • Los bátavos llegan en el XVII, una Holanda que le está haciendo la guerra a España y a Portugal y llevando la herejía, con su mentalidad economicista-calvinista y envidiosa de lo que otros habían descubierto, poblado, organizado y evangelizado. El pueblo afrikaner es mayormente descendiente de holandeses, amén de minorías de alemanes y hugonotes franceses (Éstos últimos llevaron el cultivo de la vid); y tengo entendido que luego fueron llegando otras minorías como escandinavos y polacos, aunque de esto no estoy muy seguro. El caso es que el pueblo boer tiene su identidad radicada en el afrikaans, idioma criollo neerlandés, la herejía calvinista y un modo de vida bastante rural, una economía que gravitó en torno a la ganadería, la agricultura, la minería y el comercio. Una economía bastante sencilla y moderada, “pre-capitalista” dicen algunos. Sin olvidarme que los boers no dejaron de usurpar una tierra que ojalá hubiera sido para las quinas de Avís, puedo decir que lo primero y lo segundo me resulta prácticamente odioso, y lo tercero me resulta medio interesante. Los boers (Campesinos en neerlandés, como en alemán es “bauer”) son por tanto “criollos africanos” tras el desplazamiento de los portugueses, cuyas tierras codiciaron sin disimulo.
  • Lógicamente, el calvinismo, con su histérica prededestinación determinista y bendiciones monetarias, nunca estará interesado ni en la evangelización ni en la interacción cultural; ni tan siquiera en la coexistencia diría yo. Los boers nunca tuvieron interés en ello. También es verdad que estamos en una zona cuasi despoblada, con una población negroide más desplazada por barreras como el Kalahari y sus plagas de mosca tsé-tsé. Barreras naturales que aquellos europoides fueron mitigando con el tiempo. Al igual que en las sociedades anglosajonas, hay algo de mezcla pero no se reconoce, y en este caso, ni por blancos ni por negros. Son los llamados coloureds, mezcla de colonos europeos y de distintas tribus negras. Un “producto humano” sudafricano desde primera hora. Así, se fue formando una sociedad aislada con una identidad marcada, mas dentro de esa identidad, como hemos avisado, subyace un espíritu muerto.
  • Las convulsiones europeas, rota ya la Cristiandad, van a marcar el aislamiento de los afrikaners, que nacen de esa ruptura que denunciamos, de ese falso “mare liberum” de Grotius. Así, a finales del XVIII, en la Cuarta Guerra Anglo-Holandesa, los británicos van a ir ocupando el territorio, un territorio donde los boers van a cumplir más de un siglo prácticamente como “identidad étnica”. Ya se habían topado con poblaciones de etnia xhosa. Holanda tampoco había vacilado anteriormente en traer esclavos de Madagascar, la India e Indonesia; muchos entrarán en contacto con estos afrikaners. Vamos dibujando cada vez más el horizonte sudafricano, que debemos de extender también hacia la actual Namibia, África sudoccidental, territorio que también conoció los padrões portugueses a los que poetizara Fernando Pessoa en la persona del insigne Diogo Cão.
  • Por resumir de una manera muy burda, diremos que británicos y boers coexisten sin entenderse demasiado. Los brittons son enseguida calificados como “extranjeros” por la población afrikaner, que sigue hablando su lengua afrikaans. A pesar del acendrado calvinismo boer, son los ingleses los que van a llevar la mentalidad mercantilista al extremo más nauseabundo. La capacidad minera va a despertar la trémula avaricia de un imperio británico muy influenciado por la impronta judía, y no en vano ahí está Disraeli, su práctico creador. No vamos a dejar de mencionar tampoco los encontronazos con los temibles guerreros zulúes. Distintas tribus negras, vencidas las barreras naturales, van a ir afluyendo a un territorio que se ha hecho próspero. Distintas tribus que no se entienden entre sí ni tienen buenas relaciones tampoco, por más “hecho racial” que haya, así como los boers no se van a entender ni con portugueses ni con británicos; y con estos últimos habría más razones para ello. Pues ya ven.
  • Territorio próspero con variedad de clima y expectativas refulgentes que va a ver sus propias llagas con los yacimientos de diamantes. No habían terminado los anglosajones de pelear contra las tribus amaxhosa y de confundir el nuevo país cuando ya bien introducida la segunda mitad del siglo XIX van a planificar un sistema económico de auténtica locura, intensificando la esclavitud y la inmigración descontrolada. Cada vez es más la distancia entre el blanco y el negro, ¿y qué no diremos del mulataje y etcétera? No nos asustemos, aunque no compartamos. Sabemos que nunca se daría en estas culturas un San Martín de Porres. El tema está en que el cientificismo y sus productos siempre vieron a la raza blanca superior porque sí; y esto se acabó con la Segunda Guerra Mundial, y no por convicción, sino por posicionarse contra una doctrina hitleriana que al fin y al cabo no había traído nada nuevo bajo el sol. Buena parte de la Europa industrializada del XIX va a mirar con demasiada soberbia a otras partes del mundo, y en especial al África, continente que se considera para el disfrute y la producción masiva. Si leen algunas novelas del genial Julio Verne, tales como Cinco semanas en globo, verán la percepción que muchos europeos que tiraban al cientificismo puramente evolucionista tenían sobre la raza negra. Y aun sin compartir, reiteramos, lo que nos intentamos es situar en el contexto; contexto que saldrán siniestros personajillos como Chamberlain o Knox. Por ello, no nos interesa en este artículo hablar de la formación del Transvaal y de Orange, no nos interesa asimismo describir con más o menos exactitud los comienzos anglos en el Cabo; lo que nos interesa es intentar dilucidar el contexto afro-austral. Contexto en el cual, ya en el XIX, los boers van a cumplir sus tres siglos como “nación”, y contra ellos los británicos, tan blancos como ellos, aun con distinta mentalidad (¡Aun compartiendo la herejía!) van a hacer guerras de auténtico exterminio, sin mirar a mujeres, ancianos y niños. Se buscó exterminar al afrikaner como en la Bretaña se buscó exterminar al vandeano. Dos contextos muy distintos, pero un fin que los propios jefes de la contienda dejaron claro: Exterminio. No olvidemos la expresión inglesa concentration camp. Sí, antes que los soviéticos y los nazis, lo emplearon los ingleses parlamentarísimos, y yo diría que los revolucionarios franceses también. Los afrikaners son un obstáculo para el desarrollo, para la modernidad, para el gran capital. Los que habían poblado, explorado, recorrido, vencido las barreras naturales y haciendo próspero un territorio desconocido aprovechándose de los conocimientos lusitanos son víctimas de dos guerras feroces que los esquilman como pueblo, viendo los albores del siglo XX en esta situación. Así fue la Commonwealth. Así se da la paradoja que reiteramos: Los anglosajones parecen más fanáticos calvinistas que los boers que desarrollaron una economía más sencilla, un ritmo de vida más tranquilo y una identidad bien marcada frente al cosmopolitismo ultra-capitalista. Así, situándonos en un contexto protestante, y a modo muy subjetivo, puedo decir que la Guerra de los Boers me recuerda en muy buena medida a la Guerra de Secesión Norteamericana, tanto en motivos como en “meta-estética”, si se quiere. Incluso la expansión de aquellos granjeros afrikaners con armamento más o menos ligero encontrándose frente a los negros me recuerda al Oeste norteamericano.
  • En tanto y en cuanto al apartheid, puedo decir que evocando a John R. R. Tolkien y a Roy Campbell, me parece una política repugnante de plano, sin ninguna justificación cultural, espiritual o histórica; como ya avistaron estos brillantes anglosajones católicos que radicaron por Sudáfrica durante más o menos tiempo. Por más que el apartheid se fuera institucionalizando por el Partido Nacional ya en el siglo XX, no inventó nada nuevo y acudió a una política que habían secundado tanto holandeses como británicos en sus formas colonialistas. Y no olvidemos que fue un régimen apoyado por Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.
  • Por tanto, en modo alguno justifico el apartheid, y desde luego me quedo en el África con la “política portuguesa” de evangelización e interacción cultural. Parafraseando a Julián Marías, por ejemplo los españoles en América hicimos un “injerto”, mientras que los anglosajones hicieron un “trasplante directo”. Decía Arturo Uslar Pietri que a los hombres nos cuesta mucho trabajo asumir la realidad y más en nuevos mundos; es posible, pero desde luego, ni boers ni británicos han asimilado ni la nueva realidad que tenían ante sus ojos ni la mezcla; de ahí a que a “Obama el negro” cuando es mulato. Y nosotros adoptando esta modita, de este patrón cultural del american way of life….No podíamos imitar otras cosas, no…
  • O sea, que si Sudáfrica nació ya con graves taras, los ingleses, que no soportaron ni a boers ni a zulúes, remataron la faena de una manera brutal. Y como estamos en contra del apartheid blanco, estamos en contra del apartheid negro, de las falsas discriminaciones positivas y demás retahílas de la para-religión progre. No estamos a favor de que haya playas y autobuses sólo para blancos; por eso mismo, no nos callamos cuando el grito de guerra de Nelson Mandela era “kill the boer!”; el mismo que canta Jacob Zuma, flamante polígamo animista de una Sudáfrica afectada por la criminalidad, la crisis económica, política y social y el SIDA, donde sus mejores talentos están huyendo para sobrevivir. No niego que Mandela sufriera injustamente, pero nunca fue un hombre de paz ni tuvo visión política alguna. El presidencialismo de Mandela, aquel que llegó a ir de antijudío por la vida para luego recular por el apoyo de notables israelitas al Congreso Nacional Africano, ha sido de una esquizofrenia demasiado veloz. La complejidad de los siglos lo han querido arreglar en un rato de embriaguez buenista; y los próceres tercermundistas de la descolonización no han tenido reparos en colocar tiranos a lo largo y ancho del continente negro que en verdad siguen siendo colonizados por las multinacionales. En Sudáfrica no se ha buscado ni la justicia ni la reconciliación, sino el caos de la venganza. La venganza y la mala leche, del apartheid blanco al apartheid negro. Recordando a Zapatero: No es tonto, no. Es un inepto con muy mala uva, que es distinto. Eso ha pasado en Sudáfrica. Y eso han cantado las celebridades de la globalización, tras el coro de U2. Muchos puede que no lo sepan, pero yo no me creo ya ciertas ingenuidades, como no me creo la de los votantes del PP. Así, lo que ellos aplauden es el exterminio de un “grupo étnico” que lleva en Sudáfrica la friolera de cuatro siglos; y así como los supuestos anticolonialistas no pían de la colonización árabe contra los pueblos bereberes a los que siguen motejando como “los bárbaros”, son los que parecen aplaudir el exterminio sistemático de los afrikaners. Los que hay que se escandalizan por la Shoah y hacen muy bien en escandalizarse, porque aquello fue un crimen oprobioso; pero suelen ser los mismos que no se escandalizan de Dresde, Hiroshima, Nagasaki, los campos de concentración de Eisenhower o el inmenso sudario de sangre que fue el colonialismo comunista, ya en la URSS, ya en la China, etcétera. La “sensibilidad selectiva” de los fariseos que se rasgan las vestiduras en su comodidad burguesa. Los hay también que hablan mucho del discurso fácil del “pobrecito inmigrante”, ladrando del inmigrante como si fuera un discapacitado o algo así. Todos los inmigrantes son los buenos salvajes de Rousseau….Y no se dan ni cuenta en su ceguera supersticiosa que esa mentalidad asquerosa a quien más perjudica es al propio inmigrante, porque meten en el mismo saco al trabajador honrado y al mafioso. Con esta cortedad de vistas, ¿cómo extrañarnos de lo que se vive en Sudáfrica? Eso sí, como el comunismo, han logrado igualar en la miseria. Mucha discriminación positiva a favor de los negros pero suben las estadísticas de blancos en la miseria y la de negros en la miseria tampoco dejan de subir. Teniendo como “colchón” a las minorías británicas y hebreas, entre la llegada desordenada de hindúes y chinos, Sudáfrica no para de sangrar y encima hay quien insiste en que hay que seguir en más de lo mismo. ¡¡Querer curar a un drogadicto con heroína pura!! Sudáfrica se ha venido abajo en muy poco tiempo y ni eso les hace reflexionar, sino al contrario.
  • Y con esto de la descolonización, ya les valdría a los pueblos negros esbozar una autocrítica constructiva. Miren ustedes, yo no me planteo echarle las culpas a los romanos de lo que pasa en España (¡¡¡Al contrario!!!); ni tan siquiera a los moros, a los invasores de Gibraltar o a los franceses de Napoleón. Hay hispanoamericanos que, imitando a los hijos de la Vieja España (No hay nada más español que la leyenda negra) y siguiendo a la progresía de muchas pseudo-universidades y etc., con Chávez, Morales, Correa, Castro, y demás incalificables juntos y revueltos, tienen a España como el eje absoluto del mal. Nos acusan de que no dejamos ni un indio….Sí, ya veo en Madrid, Barcelona o Sevilla que no dejamos ni uno. ¡Menos mal, si llegamos a dejar….! Pero hablando en serio: Señores, en todo caso llevan ya dos siglos de independencia, ¿ya es hora de que se olviden de nosotros, si tanto nos odian, no? ¿y no sería hora de que dejaran de emigrar en masa para acá si tan malos somos? Yo no pienso así, no se engañen. Pensaría así en el esquema mental deformado de la para-religión progre, eso sería una respuesta en este esquema si se tirara, sin salirse de él, a la “extrema derecha”. Porque no me olvido que América nunca dejó de ser tierra de promisión para muchísimos españoles que allí depositaron sus raíces y evitaron las hambrunas. Pero yo lo que digo es de si tanto supuestamente se protege al inmigrante, sólo parece ser al “de color” (Otra estúpida expresión pseudo-progre. Estoy de acuerdo con el admirable campeón José Legrá en que él es de color negro), porque al blanco se le puede machacar sin compasión que se podrán organizar mil conciertos alrededor. Y no hablo ya de los blancos de Zimbabue, acaso más “recientes” y también martirizados por el tirano Mugabe; señores, los boers no “llegan” a ser inmigrantes, llevan allí cuatro siglos; más inmigrantes serían los británicos y los judíos en todo caso, al menos en el contexto surafricano. Sudáfrica tenía con Angola el mejor sistema sanitario del continente; un caso muy parecido era el que disfrutaba la Guinea Ecuatorial. Fue la terrible guerra global orquestada contra el pueblo portugués (España se libró en el momento bajándose los pantalones) la excusa perfecta para la defensa del black power y la “diáspora” masiva de casi un millón de portugueses del África; y fue el convertir Angola y Mozambique en un infierno, el mismo de Santo Tomé y Príncipe, Guinea Bissau y Cabo Verde. Aquellos desdichados lusos o emigraron a la península o también hubo quien se estableció en Sudáfrica, como reiteramos. ¿Y le van a echar la culpa a los colonizadores? ¡¡¡Por favor!!! Sí, a echar balones fuera, siempre. Y ahora, cuando los negros mozambiqueños son contratados a través de la frontera, los negros surafricanos los apalean porque les quitan el trabajo. Los mismos que después cantan kill the boer! ¡¡Venga ya, progres, ya seáis de derechas o de izquierdas!! ¿Tanto os ciega vuestra radicalizada superchería? Lo mismo que ingleses y holandeses ni reconocen nuevas realidades ni mezclas, así sois ustedes. Pero peores, menos coherentes y con más mala leche, y encima disfrazados de buenos. ¡Más que fariseos!
  • No estoy defendiendo la mentalidad colonialista decimonónica, ni diciendo que aquello fue un paraíso en la tierra ni por asomo. Aquello no benefició más que a grandes compañías y minorías oligárquicas. Pero en todo caso, no corresponde ni a España ni a Portugal las desgracias de sus ex provincias africanas, sino todo lo contrario. No es un caso comparable a Sudáfrica tampoco, pero estos casos de mentalidades tan contrarias se encuentran en una hecatombe global que afecta desde Gelves a Honolulu. Y echarle la culpa a los blancos de lo que ocurre en Sudáfrica me parece una broma de mal gusto; además que no fueron sólo los boers los colonizadores del África austral, pues reiteramos que muchas tribus negras han llegado después que los boers a tierras que había poblado el pueblo afrikaner, una vez desplazados los lusitanos; ellos serían aún más colonialistas que los afrikaners en ese caso. Como colonialista fue Moctezuma con su sangriento imperio azteca. Y otra vez vuelvo a lo mismo, aunque los boers no son “inmigrantes”: ¿Sólo tiene derecho a emigrar “el de color”? ¿Qué hay de los franceses y españoles en Argelia? ¿Y los italianos de Libia? ¿Otra vez tendré que mentar lo de los árabes con los berberiscos? Así es la memoria histórica, la misma de Zapatero. La misma que se escandaliza por la expulsión de judíos y moriscos pero que aplaude a los islamistas que aplastaron a los cristianos hispanos o a los judíos de ambas orillas del Mediterráneo que a finales del siglo VII pretendieron hacer de Hispania un estado mosaico. El mismo paraíso tricultural subvencionado por nuestros impuestos. La ideologización de la historia en su vertiente más vomitiva.
  • No me engaño: el “AWB” no es sino una imitación del Ku Klux Klan en Sudáfrica; yo diría que ni tan siquiera nacionalsocialista. Ku Klux Klan que fue fundado por masones, recuerdo. Pero yo, a diferencia de los de siempre, no apruebo ningún cobarde asesinato: Son muchos los afrikaners asesinados y no todos eran como Terre´blanche; este ha sido el asesinato de un racista calvinista por dos negros que trabajaban en su granja que en modo alguno justifico, así como no disculpo sus historias. Y yo, a diferencia de otros, denuncio un genocidio sea del color que sea. Yo, a diferencia de otros, intento ser medianamente objetivo; y en el contexto sudafricano, intento buscar causas y efectos lo más ampliamente posible. Sudáfrica está pagando muchos de sus graves errores cometidos en el pasado, pero ahora es un infierno en vida, sin presente ni futuro, con otro exterminio planificado empezando por las mujeres y los niños boers. Distintas tribus negras de muy diversos idiomas y culturas pelean entre sí teniendo sólo en común el odio al afrikaner, que es un grupo más o menos cohesionado dentro de ese quilombo que es la Sudáfrica modernísima. Pues muy bien, progres de mierda, seguid aplaudiendo, pero al menos, debéis de saber por qué aplaudís.
  • Con todo, el África, que muchas veces no da lecciones, tendría que asumir un fracaso que puede calificarse como colectivo. Reconocer el problema es el primer paso para intentar superarlo. Los negros no son inferiores y ya me gustaría a mí tener el coeficiente intelectual de Denzel Washington por poner un ejemplo. Claro que los negros pueden construir, pero nunca podrán construir con una mal asimilada mentalidad de lo peor de la revolución europea, y nunca podrán construir queriendo exterminar a los blancos, considerados estos como el mal absoluto, y más a los blancos que llevan allí siglos, y más a blancos que han ido tomando tierras que ellos no habían poblado. Al igual que me opongo a la mentalidad cientificista y sus visiones sobre los negros u otras razas de la humanidad, me opongo a la mentalidad suicida progre a que la raza blanca, a la cual pertenezco y a mucha honra, sea inferior y mala en todos los sentidos. No es eso, no es eso, ni una cosa ni otra….Pero esto parece que no se comprende. Pobre Sudáfrica. Pobre España, tan lejos de Dios y tan cerca de Marruecos y Francia. Pobre todo el mundo post-moderno y post-industrial y todas sus malditas consecuencias que tan tristemente pagamos.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)