«Estos hombres -de quienes el mundo no era digno- anduvieron
errantes, extraviados por desiertos y montañas, en cuevas y cavernas de
la tierra» (Hebreos 11, 37-38).
San Bruno
San Bruno, nacido en 1035 en Colonia, de padres nobles y virtuosos, llegó a ser rector de las escuelas de Reims, donde brilló como orador, poeta, filósofo y teólogo; se propuso después, con seis amigos suyos, ir a pedir un retiro a San Hugo de Grenoble, que les dio la Cartuja, donde puso los cimientos de la Orden fervorosa, austera y sabia de los Cartujos. Murió en un retiro de Calabria en 1101.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SAN BRUNO
I.
Resolvióse San Bruno a prepararse para la muerte mediante una vida
santa, dejó el mundo y se retiró a la soledad, El mundo es uno de los
más grandes enemigos de nuestra salvación, y la soledad nos proporciona
el medio para triunfar de él, alejándonos de los objetos que nos incitan
al pecado, ¡Oh amable soledad! Si los hombres conociesen la inefable
alegría de que colmas a tus dichosos moradores, las ciudades se
despoblarían y los hombres irían a buscar a Jesús en el seno de los
desiertos más inhóspitos. «La soledad es la morada habitual del Salvador». (Tertuliano)
II.
Después de haber vencido al mundo, hay que someter a la carne, este
enemigo que nos sigue a todas partes y lleva contra nuestra virtud
asaltos incesantes. Para hacerse señor de ella, San Bruno se sirvió del
cilicio, del ayuno y otras austeridades. No creas que la penitencia
conviene sólo a los religiosos: tú que estás en el mundo, la necesitas
más que ellos, sea para expiar tus pecados, sea para resistir las
tentaciones que continuamente te atacan.
III. Al demonio, que
es el tercer enemigo que debemos vencer, este ilustre ermitaño opuso la
oración. Gran parte del día y de la noche la pasaba en oración y
contemplación; los consuelos que gustaba en estos piadosos ejercicios
trocaban su soledad en un verdadero paraíso. Retírate, siguiendo su
ejemplo, para escapar al peligro del mundo y gustar los encantos del
amor de Dios. «Encontré la contradicción en la ciudad y me alejé de ella huyendo y habité en la Soledad». (El Salmista).
El amor a la soledad. Orad por la Orden de los Cartujos.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, Señor, que los méritos de San Bruno, Vuestro
confesor, acudan en nuestra ayuda, y que su intercesión nos obtenga el
perdón de las graves ofensas que hemos cometido contra vuestra Majestad.
Por J. C. N. S. Amén.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)