San Dionisio Areopagita
Este santo es el que se menciona en los Hechos de los Apóstoles junto con una mujer llamada Dámaris (San Juan Crisóstomo dice que Dámaris era esposa de Dionisio, pero el Martirologio la reconoce como virgen). Se convirtió a la Fe en nuestro Señor Jesucristo por las manos del Apóstol Pablo durante su visita a Atenas. Dionisio era uno de los consejeros de la suprema corte de justicia, llamada comité de Areópago y conocedor de la filosofía griega. Se dice que en el día de la crucifixión del Señor en Jerusalén, Dionisio vio un eclipse solar que rompía las reglas de la astronomía reconocida en aquel entonces, luego dijo: “O Dios está dolorido o es que ha llegado el fin del mundo.” Cuando San Pablo pasó por este centro cultural de Atenas, el Areópago, dijo su famosa homilía: “Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la Divinidad. Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabado esta inscripción: ‘Al Dios desconocido.’ Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar...” (Hch. 17, 22-31) y les predicó al Dios verdadero, aunque muchos empezaron a burlarse de Pablo y de su prédica, otros pocos se adhirieron a él y creyeron; entre ellos estaba Dionisio. La Tradición nos dice que Dionisio fue el primer obispo de Atenas. También se menciona de él que en la Dormición de la Santísima Madre de Dios, se presentó en el Espíritu Santo. Vivió noventa años y fue decapitado durante la persecución del Emperador Domiciano (96 d.C.). Su cráneo está guardado en el monasterio ortodoxo búlgaro Doquiario en el Monte Athos.
Bajo el nombre de Dionisio el Aeropagita, está situado en un escrito, que probablemente un monje siríaco promovido al episcopado, compuso entre 480 y 530 y que obtuvo gran difusión y ejerció gran influencia durante todo el Medioevo: De coelesti hierarchia; De mystica theologia; De ecclesiastica hierarchia; De divinis nominibus, y diez epístolas.
Por estos datos legendarios se creyó que el autor de estos escritos fue Dionisio el Aeropagita, el discípulo de San Pablo: el primero en afirmarlo fue el patriarca monofisita Severo de Antioquía (512-18), en una disputa con los ortodoxos en Costantinopla, bajo Justiniano I (533). Pero el portavoz de los católicos Hypatios, obispo de Éfeso, observó que si tal escrito hubiera sido de Dionisio, no lo hubieran ignorado ni San Cirilo ni San Atanasio, argumentación que es válida aún hoy.
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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)