Tomado de INFOVATICANA.
LOS MEDIOS DE LOS OBISPOS, AL SERVICIO DE LA AGENDA DEL MAL
Hay un límite para la paciencia del fiel que, domingo tras domingo, enciende su radio esperando un atisbo de la verdad y se encuentra con la enésima concesión a la agenda del mal.
El tuit de César Utrera-Molina Gómez no podría ser más revelador: el día en que Donald Trump retira la financiación al aborto y da un paso decidido en defensa de la vida, COPE decide centrar su atención en las medidas migratorias de su administración. ¿Es este el compromiso con la vida que se supone que deben defender los medios de los obispos?
Ya no es cuestión de una omisión puntual o de un error de enfoque. Es un patrón. Es una traición sistemática a los valores que deberían guiar a una institución católica: la defensa incondicional de la vida, la verdad y el bien común. Y no, no basta con justificarlo con la pretendida «neutralidad informativa». La neutralidad no es más que complicidad cuando lo que está en juego son vidas humanas. Hoy es Trump; mañana será otro líder o tema que no encaje con la narrativa progresista dominante, y COPE volverá a mirar hacia otro lado.
No podemos ignorar que estos medios, que deberían ser una herramienta para evangelizar, se han convertido en instrumentos de la agenda secular y anticristiana. Son parte del problema, no de la solución. Y lo más grave: han pasado de ser meros espectadores a ser actores activos en la promoción de ideas que destruyen los pilares de nuestra fe. ¿Cómo puede ser que una emisora de los obispos ignore logros fundamentales en la lucha contra el aborto para centrarse en críticas a políticas migratorias? Es un escándalo, y lo que es peor, un escándalo calculado.
Se nos dice que no debemos atacar a los medios católicos, que debemos apoyarlos porque «son nuestros». ¿De verdad? ¿Debemos apoyar a quienes, en vez de ser un faro en la tormenta, apagan la luz para que todos se hundan juntos? No estamos ante aliados tibios; estamos ante enemigos activos de la verdad y del bien.
Es hora de llamar a las cosas por su nombre. Los medios de los obispos, en demasiadas ocasiones, son cómplices de una agenda que favorece el mal. Mientras tanto, los fieles que buscan respuestas, que anhelan un mensaje de esperanza y verdad, se ven traicionados una y otra vez. Ya basta. Si la Iglesia quiere recuperar su papel como guía moral, debe empezar por poner orden en su propia casa. Y eso incluye a sus medios de comunicación.
Porque no se trata solo de un programa, un periodista o un enfoque editorial. Se trata de una guerra cultural en la que algunos, dentro de la Iglesia, han decidido pasarse al bando contrario. Y cuando eso ocurre, lo menos que podemos hacer es dejar de financiar nuestra propia derrota.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)