Sermón predicado por el Ilmo. Sr. Obispo Don Fernando Altamira, superior de la Sociedad de Santa María, durante el V Domingo después de la Epifanía (9 de Febrero de 2025, conmemoración de San Cirilo de Alejandría, Obispo y Doctor de la Iglesia, y de Santa Apolonia Virgen y Mártir).
SAN JUAN VUELVE CON ELÍAS Y ENOC
TODO en MARÍA y por MARÍA. Y por las BENDITAS ALMAS del PURGATORIO.
Queridos hijos:
Hoy queríamos predicarles de un tema que vemos “de actualidad”, por las épocas que nos toca vivir, las cuales muestran que parece transitamos los tiempos finales, “in consummatióne sǽculi: en la consumación del Siglo”, como dice la Escritura. Dentro de los numerosos temas que rodean a la espera de la –ojalá pronta– venida de Dios Nuestro Señor Jesucristo, hay uno que hace a la Tradición Católica, o a las tradiciones católicas, y el cual se ha perdido un poco en el tiempo: Hemos titulado a esta prédica “SAN JUAN VUELVE CON ELÍAS Y ENOC”. Es decir: LA VENIDA DE SAN JUAN EVANGELISTA, en el tiempo previo a la Parusía, para ser uno de LOS TRES HERALDOS de Dios, y predicar contra el Anticristo.
Dichos tres heraldos (o “anunciadores” de la venida de Cristo Rey) serían: Los Dos Testigos, Enoc y Elías (así en la interpretación de la mayoría de los Santos Padres), y el tercero: San Juan Evangelista. Entonces, por lo que parece, San Juan Evangelista también vendrá a ayudarnos y a anunciar “al Rey que llega”, anunciar a Dios Nuestro Señor Jesucristo, ser “heraldo de Cristo Rey”. Veamos algunas enseñanzas.
[1] Primero, dos palabras sobre Elías y Enoc. Prácticamente todos los Santos Padres han visto, en la “Profecía de los Dos Testigos del Apocalipsis (Cap. 11)”, a Elías y Enoc, cuya función es ser precursores de la Segunda Venida de Dios, heraldos o mensajeros o anunciadores del Rey que llega con su Parusía, ser testigos y ser mártires. Además, ellos están previstos por Dios para ayudarnos en estos tiempos finales con nuestro Catolicismo, con nuestro estado decadente.
El Patriarca Enoc vendrá para levantarnos, de la decadencia religiosa y de la postración, principalmente a nosotros, a las Naciones Gentiles, a los pueblos no judíos.
El Profeta Elías está dispuesto en los planes de Dios, según la enseñanza de casi todos los Santos Padres, para lograr la tan anunciada conversión de los judíos al Catolicismo, que será obviamente al verdadero Catolicismo y no a la falsa Iglesia Moderna del Concilio Vaticano II. La conversión de los judíos al Catolicismo, que implica el reconocimiento a Jesucristo como Dios y como Mesías por parte de ellos, está anunciada en varias profecías de la Biblia, por ejemplo en el famoso pasaje de San Pablo a los Romanos capítulo 11 vers. 25, en los comienzos del Apocalipsis en el mensaje a la Iglesia de Filadelfia, en “La Mujer Coronada” o “La Mujer Parturienta” del capítulo XII del Apocalipsis, etc.
La tarea de ellos es anunciar a Dios Nuestro Señor Jesucristo que viene, hacerlo con la predicación, predicando –repetimos– el verdadero Catolicismo (y obviamente contra la falsa Iglesia Moderna). Mientras dure su predicación serán “intocables”: nada podrán ni el Nuevo Orden Mundial ni el Anticristo contra ellos, no podrán hacerles daño, hasta que se haya cumplido el tiempo previsto de su predicación, que son tres años y medio. Después de dicho término, el Anticristo los matará –así anuncia la Profecía–, y lo hará en Jerusalén, y exhibirá sus cadáveres públicamente, y el mundo entero se alegrará de que los hayan matado, sí, el mundo entero se alegrará de la muerte final de Los Testigos: Elías y Enoc. Veamos los textos de la Biblia:
Apocalipsis, Capítulo 11: 3 Y daré a mis Dos Testigos que, vestidos de saco, profeticen durante mil doscientos sesenta días [3 años y medio, 42 meses]… 5…El que pretenda hacerles daño ha de morir… [Los Dos Testigos estarán en un primer momento totalmente protegidos de aquellos que quieran hacerles daño] 7 Y cuando hayan acabado su testimonio, la Bestia que sube del abismo [el Anticristo] les hará guerra, los vencerá y les quitará la vida. 8 Y sus cadáveres (yacerán) en… el lugar donde el Señor de ellos fue crucificado [Jerusalén]. 9 Y las gentes de los pueblos y tribus y lenguas y naciones contemplarán sus cadáveres durante tres días y medio… 10 Y los habitantes de la tierra se regocijarán… harán fiesta, y se mandarán regalos unos a otros, porque estos dos profetas fueron molestos a los moradores de la tierra [notemos que si el mundo entero festeja estas muertes, es porque su misión, sus castigos y sus personas, han sido –y serán– fuerte y totalmente públicos, con lo cual más esperanza tenemos de poder conocerlos; la profecía agrega más cosas, entre ellas, que Dios los resucita al cabo de esos tres días y medio, y los eleva al Cielo].
[ 2 ] Ahora sobre San Juan Evangelista. ¿Cuáles son los fundamentos para ver que –según parece– San Juan Evangelista también vendrá, además de Los Dos Testigos?; dicho sea de paso, con esto ya no serían dos, sino tres, los heraldos o anunciadores de Dios, de Cristo Rey.
El capítulo de Los Testigos que recién reseñamos es el 11, pero el último versículo del capítulo anterior hace referencia a San Juan, al cual se le dice: “Es menester que profetices de nuevo a muchas naciones y pueblos y lenguas y reyes: Opórtet te íterum prophetáre géntibus, et pópulis, et línguis, et régibus multis” (Capítulo 10 del Apocalipsis, vers. 11) [1].
Mons. Juan Straubinger comenta este versículo, inmediato anterior al Capítulo 11 de Los Testigos, de la siguiente manera:
“Es menester que profetices de nuevo: Apoyados en este texto, en Juan 21,22 ss, y en Mateo 16,28, creían algunos que San Juan el Apóstol y Evangelista no había muerto todavía y que vendría personalmente como los dos testigos del cap. 11, para predicar y morir. Así San Hilario, San Ambrosio, San Gregorio Nacianceno, San Francisco de Sales, etc”;
Mons. Straubinger aclara que otros –sobre todo autores más modernos y recientes– no creen que esto sea así. En este comentario de Mons. Straubinger, se menciona un texto de San Juan; lo veamos porque es importante:
Es el último capítulo de San Juan, el cap 21, sus versículos 22 y ss. Hablando sobre San Juan, Dios Nuestro Señor respondió a Pedro:
“22 Sic eum volo manére donec véniam: Así quiero que él permanezca hasta que Yo venga, quid ad te? tú me séquere: ¿qué te importa a ti? tú sígueme. 23 Éxiit ergo sermo iste inter fratres quía discípulus ille non morítur: Salió entonces entre los hermanos este comentario de que aquel discípulo no moriría. Et non dixit ei Jesus: Non morítur : Y no dijo Jesús que: no moriría, sed : Sic eum volo manére donec véniam, quid ad te?: sino: Así quiero que él permanezca hasta que Yo venga, ¿qué te importa a ti?” [2].
Hagamos dos anotaciones al comentario de Mons. Straubinger:
- La primera es que algunos han pensado que San Juan no ha muerto; esto es sin embargo un error, y se puede mostrar de varias maneras:
- Porque el Depósito de la Fe se cerró con la muerte del último apóstol, el cual fue San Juan. De lo contrario, el Depósito de la Fe (el total de las Verdades a revelar por Dios) estaría todavía abierto, y esto no puede ser.
- El Martirologio Romano: Además del punto anterior, en cuanto a la muerte de San Juan, tenemos el testimonio oficial de la Iglesia Católica a través del Martirologio Romano; el cual es parte de la Liturgia, y para San Juan, día 27 de diciembre, dice lo siguiente: “Apud Éphesum natális sancti Joánnis, Apóstoli et Evangelístæ: En Éfeso el natalicio de San Juan, Apóstol y Evangelista,… [3] [ac tándem], conféctus sénio: consumido de vejez, [sexagésimo octávo post passiónem Dómini anno] mórtuus est: murió [en el año 68 después de la Pasión del Señor (año 100 d.C.)] et juxta eándem urbem sepúltus: y fue sepultado junto a la misma ciudad”.
- Un tercer argumento es el texto del Evangelio de San Juan ya citado: “22 Sic eum volo manére donec véniam: Así Yo quiero que él permanezca hasta que Yo venga… 23 Éxiit ergo sermo iste inter fratres quía discípulus ille non móritur: Salió entonces entre los hermanos este comentario de que aquel discípulo no moriría. Et non dixit ei Jesus: Non móritur: Y no dijo Jesús que: no moriría, sed : Sic eum volo manére donec véniam…:sino: Así Yo quiero que él permanezca hasta que Yo venga…”.
- ¿Y entonces, qué pasó, y qué ocurre, con San Juan? En la enseñanza de muchos santos antiguos –lo veremos más adelante–, San Juan sí murió y FUE RESUCITADO, y está reservado para volver y predicar contra el Anticristo.
- La segunda anotación es que, si San Juan viene, además Los Dos Testigos: Elías y Enoc, para predicar a naciones, pueblos, y lenguas, y reyes, debemos ver que: Todo parece indicar que SAN JUAN, a diferencia de Los Dos Testigos, NO VA A MORIR, NO VA A SER MATADO por el Anticristo.Esta insinuación la tenemos en el Evangelio: “Sic eum volo manere donec veniam: Así Yo quiero que él permanezca –vivo– hasta que Yo venga”. Y también parece verse en el Apocalipsis, en el cual se narra sólo la muerte de aquellos dos, de Los Dos Testigos, y no la muerte de un tercero. Y pensamos que es fuerte la palabra de Dios Nuestro Señor Jesucristo, la cual abona el punto de que San Juan no morirá y estará vivo para cuando venga Él con su Parusía; recién leíamos esto, lo repitamos: “Sic eum volo manere donec veniam: Así Yo quiero que él permanezca –vivo, como estaba entonces– hasta que Yo venga, quid ad te? tú me sequere: ¿qué te importa a ti? tú sígueme”, palabras de Dios Nuestro Señor Jesucristo a San Pedro (Jn 21,22), “así Yo quiero que permanezca –vivo como estaba entonces– hasta que Yo venga”.
[3] EL CAPÍTULO 14 DEL APOCALIPSIS. La posibilidad de que sean tres HERALDOS o MENSAJEROS o enviados de Dios,para que vengan en los finales, tres emisarios de Dios para ayudarnos, para anunciar y pregonar la pronta Venida del Rey, Dios Jesucristo, tres precursoresde esta Segunda Venida, Enoc, Elías y San Juan Evangelista, está abonada por otra Profecía del mismo Apocalipsis, en el Capítulo 14, aunque es cierto que se dan varias interpretaciones distintas:
En este tema, la palabra griega (San Juan escribió en griego el Apocalipsis) que se utiliza en este Cap. 14, es ἄγγελος , la cual palabra significa propiamente “heraldo o mensajero”; y esta palabra se derivó también para indicar a los ángeles de Dios (ángelus el singular en latín), pero el sentido originario es “heraldo, mensajero, anunciador”. De allí que la letra de esta profecía permite pensar en dos posibilidades:
(a) Que allí se describen oficios o ministerios de heraldos o mensajeros humanos, y son treslos aludidos; donde cabrían Elías, Enoc y San Juan (enseguida desarrollaremos unos puntos más sobre San Juan);(b) o que allí se haga alusión a espíritus celestiales o ángeles de Dios, y no a tres heraldos humanos.
Personalmente pensamos que allí están aludidos los tres heraldos o mensajeros de Dios: Elías, Enoc y San Juan.
Demos detalles de estos posibles Elías, Enoc y San Juan.
La duración de la predicación de ellos, obviamente predicación del Catolicismo, es de 3 años y medio.
Este plazo o tiempo parece enlazar con “La Última Semana de Daniel: La Semana 70” (ya saben que son semanas de “años”, y aquí aludimos a los últimos siete años, la Semana Final, o Semana Parusíaca que también se llama). Esta Semana de Daniel, en la Profecía de su Capítulo 9, se divide en dos partes, por mitades, cada parte de 3 años y medio. Según algunos, por ejemplo el Padre Castellani, la predicación de estos Dos Testigos (y ergo, con San Juan, de los Tres Heraldos) sería previa a los 3 años y medio del Gobierno Mundial del Anticristo, y este Gobierno Mundial del Anticristo comenzaría –según el Padre Castellani– después de matar a Los Dos Testigos, después de matar a Elías y Enoc. Siendo así las cosas, la predicación de Los Tres Heraldos sería en los primeros 3 años y medio de La Última Semana de Daniel, y el Gobierno Mundial del Anticristo en la segunda mitad.
LOS TRES HERALDOS –decíamos– parecen estar anunciados en el Capítulo 14 del Apocalipsis, en sus versículos 6 a 13; leamos:
Heraldo 1: 6 Et vidi álterum ÁNGELUM volántem per médium cœli, habéntem Evangélium ætérnum, ut evangelizáret sedéntibus super terram, et super omnem gentem, et tribum, et lénguam, et populum : 7 dicens magna voce : Timéte Dóminum, et date illi honórem, quia venit hora judícii ejus : et adoráte eum, qui fecit cœlum, et terram, mare, et fontes aquárum. Heraldo 2: 8 Et álius ÁNGELUS secútus est dicens: Cécidit, cécidit Babýlon illa magna: quæ a vino iræ fornicatiónis suæ potávit omnes gentes. Heraldo 3: 9 Et tértius ÁNGELUS secútus est illos, dicens voce magna : Si quis adoráverit béstiam, et imáginem ejus, et accéperit caractérem in fronte sua, aut in manu sua : 10 et hic bibet de vino iræ Dei, quod mistum est mero in cálice iræ ipsíus, et cruciábitur igne, et súlphure in conspéctu angelĺrum sanctórum, et ante conspéctum Agni : 11 et fumus tormentórum eórum ascéndet in sǽcula sæculórum : nec habent réquiem die ac nocte, qui adoravérunt béstiam, et imáginem ejus, et si quis accéperit caractérem nóminis ejus. | Heraldo 1: 6 Y vio otro HERALDO que volaba por medio del cielo, el cual tenía un Evangelio Eterno, para evangelizar a los que están sobre la tierra, y sobre toda nación, y tribu, y lengua, y pueblo: 7 diciendo con gran voz: Temed al Señor, dad honor a Él, porque la hora de su Juicio ha llegado: Y adorad a Él, el cual hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Heraldo 2: 8 Y siguió otro HERALDO que decía: Cayó, cayó Babilonia la grande, la cual dio de beber a todas las naciones del vino de la impetuosidad de su fornicación. Heraldo 3: 9 Y el tercer HERALDO los siguió, el cual decía con gran voz: Si alguien hubiere adorado a la Bestia y a la imagen de ella, y hubiera recibido la marca en su frente o en su mano, 10 también éste beberá del vino de la ira de Dios, el cual fue mezclado puro en el cáliz de la ira de Él, y será atormentado con fuego, y con azufre, a la vista de los santos ángeles, y ante la vista del Cordero: 11 y el humo de los tormentos de éstos se levantará por los siglos de los siglos, y no tendrán descanso ni de día ni de noche, los que adoraron a la Bestia, y a la imagen de ella, y si alguien hubiere recibido la marca de su nombre [4]. |
En la Biblia de Mons. Straubinger, se comenta con respecto a estos tres personajes que:
- (v. 6) “…serían, según el sentir de muchos autores eclesiásticos, tres grandes predicadores, y este primero sería en tal caso Enoc [y agregamos nosotros: los otros dos serían entonces: Elías y San Juan]”, pero también Mons. Straubinger hace notar que otros creen que serían ángeles y no los tres heraldos.
- Sobre el anuncio del segundo heraldo, “cayó Babilonia” (vers. 8), Mons. Straubinger anota: “Babilonia: nombre simbólico de Roma como se ve en los capítulos 17-18 [del Apocalipsis] y en I Pedro 5,13 [en este caso, ese “cayó” está referido a la destrucción de Roma que también parece estar indicada en el Apocalipsis, en sus mencionados capítulo 17 –notar el v. 9: siete montes– y el capítulo 18].
- Sobre el versículo 9, Mons. Straubinger comenta: «La Bestia: el Anticristo… Así lo señalaba ya San Agustín al presentar como cuatro hechos inseparables la venida de Elías…, la conversión de los judíos, la persecución del Anticristo y la Parusía de Cristo. Por donde vemos –sigue diciendo Mons. Straubinger– que en los misterios apocalípticos la parte de Israel es mayor de lo que solemos pensar…» [5].
[4] SAN JUAN, EL TERCER HERALDO. La enseñanza de que el apóstol San Juan vendrá en el tiempo previo y cercano a la Segunda Venida de Dios Nuestro Señor Jesucristo, es una tradición antigua católica, enseñada por numerosos santos, pero una tradición que se ha perdido un poco, o “un mucho”, en el tiempo, y hay que rescatarla. Y si bien esta posibilidad y hecho no está definido definitivamente por el Magisterio, el hecho mismo de haber sido aceptada por tan numerosos santos le da una alta posibilidad de que allí esté la Verdad y de que sí se va a verificar. Así lo esperamos y deseamos.
Para ilustrar lo anterior, veamos algo muy interesante: Es un artículo de la revista fundada, en Argentina, por ese gran sabio católico, Mons. Juan Straubinger, el autor de la mejor biblia comentada en español, o una de las mejores (es la Biblia que aquí les ofrecen las Hermanas en la Librería).
Esta revista que llevó adelante, como fundador, Mons. Straubinger, se llamaba “Revista Bíblica”. En el número 79 de dicha revista, año 1956 (enero-marzo), tenemos un artículo interesantísimo de un sacerdote de Don Bosco, un salesiano, el Padre José Fuchs (Instituto Teológico, Córdoba, Argentina); el cual artículo está titulado “¿VOLVERÁ JUAN EVANGELISTA con ELÍAS y ENOC?”. Leemos unos extractos:
“…Si me place que él se quede hasta mi vuelta, ¿qué te importa a ti?... parece deducirse que S. Juan ha de permanecer hasta la segunda venida o Parusía… si bien Juan murió, debe haber resucitado en seguida o resucitará cuando venga la Parusía del Señor. Maldonado [el Padre Juan de Maldonado, jesuita, gran exégeta, muerto en 1583] resume las diversas sentencias de los Padres… [Maldonado, además de manifestar que San Juan vendrá con Elías y Enoc para predicar contra el Anticristo, en la segunda opinión dice expresamente:] San Juan murió pero resucitó de inmediato y fue trasladado con su cuerpo a un lugar desde donde vendrá para predicar con Elías y Enoc. Esta creencia se apoya en las palabras que le dicen a S. Juan en Apocalipsis X,XI… Debes predicar aún a las gentes, y a los pueblos y lenguas y a muchos reyes. (…) San Ambrosio [doctor de la Iglesia, † 397] no aprueba a los que en su tiempo decían que Juan no había muerto [nosotros les dimos los argumentos de que sí murió] pero afirma que Juan predicará con Enoc y Elías contra el Anticristo. (…) S. Gregorio de Tours asegura que Juan se tendió en el sepulcro y que en él permanecerá hasta el tiempo de su nueva aparición… En tiempos de S. Agustín se decía que Juan había muerto, pero que luego resucitado fue trasladado, y que volverá a predicar contra el Anticristo. S. Hilario y S. Epifanio dicen que S. Juan está reservado para predicar al final de los tiempos. S. Gregorio Nac. llama a Juan Evangelista un precursor de Jesús en su segunda venida. S. Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino, S. Vicente Ferrer, S. Tomás de Villanueva afirman que después de su muerte volvió a la vida para la predicación de los últimos tiempos. La Iglesia griega recibió esta tradición en su Breviario. S. Pedro Damián escribe: Comúnmente dicen los Padres: Cuando se hizo cavar la tumba, descendió a ella, extendió sus manos y después de prolija oración, murió y una luz admirable lo circundó de tal manera que nadie podía resistir tanto esplendor. Baronio refiere palabras de Nicéforo: Juan se fue a una colina de Éfeso, donde solía predicar; mandó preparar su túmulo y se tendió en él. Pero Dios cambió su cuerpo terreno y corruptible en uno inmortal e incorruptible y FUE TRASLADADO AL PARAÍSO. Al día siguiente se encontró el sepulcro vacío y sólo estaba su ropa…”.
El artículo da más detalles, pero la prédica ya está muy larga, aquí ya tienen material de sobra para conocer este punto.
En base a estas tradiciones, tenemos que: San Juan murió en Éfeso, e inmediatamente (o casi inmediatamente) fue rodeado por una inmensa y fuerte luz, y resucitó, para estar vivo y reservado en el Paraíso, y en el tiempo previo a la Parusía predicar con Elías y Enoc contra el Anticristo, pero San Juan, a diferencia de los otros dos, no morirá, y así estará vivo hasta la Segunda Venida, Cristo, “sic eum volo manére donec véniam: así quiero que él permanezca hasta que Yo venga”.
Como más de una vez decimos, estas cosas y promesas sólo las tiene el Catolicismo, y en general no las conocemos, cuando además deberían llenarnos de alegría por la esperanza que nos dan, y llenarnos de un sano orgullo de ser católicos.
[5] Para terminar esta -larga- prédica, expresamos un deseo a Dios y a María Santísima:
En cuanto a Elías, tenemos la esperanza de que también nosotros, los que no somos judíos, seremos beneficiados por su misión; y yo personalmente guardo la esperanza y el deseo de poder conocerlo; sobre estas cosas se dice en el Eclesiástico, cap. 48: “Se levantó Elías, profeta semejante al fuego… fuiste arrebatado en un torbellino de fuego… Tú estás escrito en los decretos de los tiempos para (…) restablecer las tribus de Jacob [la conversión de los judíos]. Dichosos –Beáti– los que te vieron y fueron honrados con tu amistad”; pues bien, no sé ustedes, yo sí quiero ser dichoso, beátus, por ver a Elías y ser más dichoso aun POR SER HONRADO CON SU AMISTAD como dice la Biblia: Quieran Dios y María Santísima otorgarnos esa gracia.
Y sin la menor duda, este deseo incluye la petición de poder conocer también a Enoc y tener su amistad (al cual vamos a poder preguntarle cómo era Adán, cómo era el primer hombre que existió en la tierra, pues Enoc fue contemporáneo de él cien años); y el deseo y petición incluye el poder conocer a San Juan Evangelista con su amistad, el apóstol del fuego, uno de los hijos del trueno o de la ira: Boanerges, que además es un obispo de la Santa Iglesia Católica, y está vivo, esperando, reservado para el momento de venir.
Los tres –parece– han de venir, y serán nuestra ayuda. Pues bien: Que vengan rápido, sí: que vengan, y que vengan rápido; y sobre San Elías, el cual va a lograr la conversión de los judíos al Catolicismo, debemos tratar de ver si su llegada no está próxima, tal vez con todo esto de la Guerra de los Judíos en Palestina.
Quiera María Santísima, la Madre de Dios, conseguirnos esta gracia de conocerlos, conocer a los Tres Heraldos, y gozar de su amistad.
AVE MARÍA PURÍSIMA.
NOTAS
[1] Saben que la división de la Biblia en capítulos llegó recién el Siglo XIII, en el Siglo de Oro del Catolicismo, por medio del Obispo de Canterbury, Esteban Langton (alrededor del año 1227) [la subdivisión en versículos fue introducida más tarde aun, en el siglo XVI, mediante el trabajo de Sanctes Pagnino y de Robert Estienne]; con lo cual los textos de la Biblia, incluido el Apocalipsis, estaban de corrido, y de allí que cabe la posibilidad de que temas que se encuentran en lo que hoy vemos un capítulo distinto, hayan sido parte de la misma profecía.
[2] El segundo texto mencionado es San Mateo 16,28 y dice: “28 Amen dico vobis, sunt quídam de hic stántibus, qui non gustábunt mortem, donec vídeant Fílium hóminis veniéntem in regno suo: En verdad os digo, hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean al Hijo del hombre que viene en su reino”.
[3] “…qui, post Evangélii scriptiónem, post exsílii relegatiónem et Apocalýpsim divínam, úsque ad Trajáni Príncipis témpora persevérans, totíus Asiæ fundávit rexítque Ecclésias,…”.
[4] 12 Hic patiéntia sanctórum est, qui custódiunt mándata Dei, et fidem Jesu. 13 Et audívi vocem de cœlo, dicéntem mihi : Scribe : Beáti mórtui qui in Dómino moriúntur. Ámodo jam dicit Spiritus, ut requiéscant a labóribus suis : ópera enim illórum sequúntur illos. 12 Aquí está la paciencia de los santos, los cuales guardan los Mandamientos de Dios y la Fe en Jesús. 13 Y oí una voz del cielo diciéndome: Escribe: Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor. Ahora ya, dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos: pues sus obras siguen a ellos.
[5] Continúa Mons. Straubinger: “[estas] cosas se entenderán a su tiempo… como con lo que se dijo a Daniel en [su capítulo 12; que dicho sea de paso: allí también parece estar aludida la conversión de los judíos; pero aquí Mons. Straubinger quiere insistir en el conocimiento y estudio de las Profecías; ponemos nosotros más versículos que los aludidos, y dicen: “4 Daniel, encierra estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos buscarán [buscarán estudiar y saber las Profecías] y se acrecentará el conocimiento… 8 yo –Daniel– oí, pero no comprendí. Dije pues: “Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? 9 Y Él respondió: …estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10 Muchos serán purificados… pero los malos seguirán haciendo el mal, y ninguno de los malvados entenderá; mas los sabios sí entenderán"]. [Continúa ahora Mons. Straubinger:] …¿No es esto el mayor móvil para mantener nuestra atención pía y ansiosamente vuelta hacia los misterios de la divina revelación [hacia los misterios de las Profecías y estudiarlas y entender más]?”.
Sobre el capítulo 12 de Daniel [todo muy relacionado con el cap. 11 también], y las posibles alusiones a LA CONVERSIÓN DE LOS JUDÍOS, leemos: 1 En aquel tiempo se alzará Miguel, el gran príncipe y defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá tiempo de angustia cual nunca ha habido desde que existen las naciones… En ese tiempo será librado tu pueblo, todo aquel que se hallare inscripto en el libro. 2 También muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para vida eterna, otros para ignominia y vergüenza eterna… 4 …encierra estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos buscarán y se acrecentará el conocimiento… 6 …¿cuándo será el cumplimiento de estas maravillas? 7 …juró por Aquel que vive eternamente que eso será dentro de un tiempo, (dos) tiempos y la mitad (de un tiempo), y que todas estas cosas se cumplirán cuando el poder del pueblo santo sea completamente destruido… 11 Desde el tiempo en que será quitado el sacrificio perpetuo [esto es la Misa] y entronizada la abominación de la desolación, pasarán 1290 días [3 años y medio, más un mes]. 12 Bienaventurado el que espere y llegue a 1395 días. 13 Tú, empero, marcha hacia tu fin y descansa, y te levantarás para tu herencia al fin de los días.
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)