Como es sabido de todos, en los días 6 y 9 de Agosto de 1945, el ejército estadounidense lanzó la bomba atómica sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, causando la muerte de más de 250.000 seres humanos de forma inmediata y de más de 700.000 personas por la radiación residual; además de la rendición de Japón ante los "Aliados" el 15 de ese mismo mes, con la que se puso fin a la II Guerra Mundial.
Pero lo que muchos no saben, y los historiadores callan, es el hecho de que en esas dos ciudades habían más católicos que en todo el archipiélago japonés, por lo que se considera que esos bombardeos constituyen un genocidio perpetrado por la francmasonería norteamericana (liderada en ese tiempo por el presidente Harry Truman), en su intento de destruir a la Iglesia Católica.
Harry Truman, con indumentaria francmasónica
La razón por la que sostengo estas premisas (que E.U.A. es culpable de muchos crímenes contra la humanidad y que Hiroshima y Nagasaki estaban pobladas mayoritariamente por católicos) es porque en Hiroshima y Nagasaki la labor de los misioneros católicos se inició en 1540 con la llegada del sacerdote jesuíta San Francisco Javier, y se mantuvo a pesar de la persecución liderada por los shogunes de la dinastía Tokugawa. Alrededor de 1860 se levantó la catedral de Urakami, para los católicos japoneses y extranjeros allí residentes. Para finales de 1935, a Nagasaki arrivó San Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano para liderar las misiones.
Pero en 1945, Truman ordenó el lanzamiento de las bombas "Little Boy" y "Fat Man" sobre Hiroshima y Nagasaki respectivamente, con las consecuencias conocidas.
Entre los edificios destruidos por las bombas se encuentra la catedral de Urakami, según se muestra en esta foto de 1946.
En conclusión, Estados Unidos debe ser juzgado por la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad; pero como dudo que esto pase (Estados Unidos no hace parte de la CPI y aún si lo fuera le darían inmunidad), dejo todo este asunto ante el único Juez que no puede ser sobornado, es decir, a Dios.
†Jorge de la Compasión
Año del Señor de 2009, a 9 de Agosto, II de la Gran Cruzada
Veo por ahí una foto y elogios para este tozudo de Franco quien, después de tantas cosas acertadas, entrega España católica a los Borbones, casa de traidores y relacionada y emparentada con la masonería y con la monarquía degenerada británica, sostenedora y creadora de las Logias Escocesas. Hoy España está en manos de los supuestos vencidos por Franco: lo peor de la zurda, las logias y el eterno odio y revanchismo de los marranos.-
ResponderEliminarYo también odio a la rama isabelina, de la cual descienden Juan Carlos y su estirpe; por las razones que me expones. Por eso, en el Concilio Palmariano, se decretó la excomunión de los que están en el trono español.
ResponderEliminarPienso que Franco debió darle el trono a la dinastía carlista, porque ellos defienden a la España católica y buscan que el reino vuelva a su glora antigua.
Respecto a la degeneración inglesa, un día desaparecerán de la faz de la tierra y no quedará de ellos ni el recuerdo.
En conclusión, Franco cometió ese error, pero sus aciertos fueron mayores en número e importancia.
¡Dios, Patria y Rey legítimo! ¡Abajo a los isabelinos!