Fíjate en la gloria de la cruz. Aquella cruz, tan denostada por sus
enemigos, ya está grabada en la frente de los reyes. Los efectos han
probado su poder; no dominó el mundo con la espada, sino con la cruz. El
leño de la cruz les pareció a sus enemigos digno de desprecios. De pie
ante la cruz, meneaban la cabeza y decían: ‘Si es Hijo de Dios que baje
de la cruz’. Jesús extendía sus brazos hacia un pueblo incrédulo y que
le contradecía. Porque si es justo el que vive de la fe, el que no tiene
fe es un inicuo. Lo que aquí llama iniquidad, yo lo entiendo como
perfidia. Veía, pues, el Señor en la ciudad la perfidia y la
contradicción, y extendía sus manos hacia un pueblo incrédulo y
recalcitrante; y no obstante, sin perder la esperanza en ellos, decía:
‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’.
Lección VI para los Maitines del Jueves Santo: San Agustín, Tratado sobre los Salmos. (Salmo LIV, 10).
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+Jorge de la Compasión (Autor del blog)
Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)