Documentos abandonados por los milicianos del Estado islámico (EI) en retirada en el norte de Siria y encontrados por los combatientes kurdos, unidos a los testimonios de yihadistas capturados, dan pruebas del ligamen entre Turquía y el Isis en el comercio del petróleo. Quien lo denuncia es una investigación muy detallada de RT, el canal satelital ruso que envió su propio equipo a la zona y recogió testimonios de primera mano. Los documentos terminaron en manos de las Unidades de protección popular (YPG) en el asalto a la ciudad de Ash Shaddadi, durante el cual fueron capturados diversos “foreign fighters” que provenía de Turquía y Arabia Saudita, que confirman las relaciones entre Daesh (acrónimo árabe para designar al EI) y Ankara.
El Estado islámico supo conquistar, en pocos meses, grandes porciones de territorio en Siria e Irak, decapitando, realizando homicidios en masa, reducción a la esclavitud de grupos étnicos enteros, promoviendo al mismo tiempo sus gestas a través de las redes sociales, en una hábil propaganda. Los yihadistas estarían implicados a gran escala en otros continentes, como lo atestiguan los hechos de París y más recientemente, de Bruselas.
Analistas y expertos subrayan que, junto a la organización militar de primer nivel, hay simultáneamente una capacidad de movimiento y de organización que sería impensable sin el apoyo logístico y financiero desde el exterior. Entre los países que son de algún modo considerados sostenedores del EI - junto a Arabia Saudita y Qatar- está, justamente, Turquía, que si bien se declara enemiga de los yihadistas, en los hechos- y los documentos lo demuestran y son prueba de ello- se comporta de otro modo.
Algunos de los documentos que terminaron en manos de los combatientes kurdos, informan facturas muy detalladas, compiladas por los milicianos del EI, que se relacionan con los ingresos del comercio de petróleo proveniente de los pozos y de las refinerías, además del volumen total de las extracciones. En cada uno de los ejemplares, cada página está membretada con el símbolo del Isis. Cada factura tiene además el nombre del chofer del vehículo utilizado, el peso del camión - tanto vacío como cuando está lleno- además del precio de la venta y el número de factura. Una de éstas está fechada el 11 de enero de 2016 y revela que el EI extrajo unos 1.925 barriles del pozo de Kabibah, vendiéndolos por 38.342 dólares.
Los autores de la investigación han interrogado también a civiles de la zona, que fueron obligados a trabajar -amenazados- para la industria petrolífera del Isis. “El crudo extraído -narra una de las fuentes- era llevado a una refinería, para ser transformado en gasóil y otros productos derivados del petróleo”. Previniendo la venta “había intermediarios en Raqqa y Alepo (Siria), que recogían el petróleo y a menudo hablaban de Turquía” como meta final. A los testimonios de los residentes se suma la voz de un yihadista, un prisionero turco, quien confirma que el “petróleo extraído por Daesh era vendido en Turquía”. Y las cantidades son “tales que las autoridades” de Ankara “no pueden no estar al tanto”.
Un combatiente kurdo mostró una colección de pasaportes extraídos de los cadáveres de los yihadistas muertos en batalla. En las imágenes se ven milicianos de varias nacionalidades, entre ellas del Baréin, de Kazajistán, Rusia, Túnez y de la misma Turquía. La mayor parte de ellos entró en las zonas de guerra de Siria e Irak pasando a través de las fronteras turcas, que las mayor parte de las veces - y quienes lo cuentan son los mismos prisioneros yihadistas- no están patrulladas y permiten un fácil paso hacia el otro lado de la frontera.
Por último, ya es más que sabido que la dirigencia turca del presidente Recep Tayyip Erdogan ha dado apoyo logístico a los milicianos que luchan contra el presidente Bashar al- Assad, o por lo menos que “no interfirió” en los movimientos que los yihadistas realizaban en sus fronteras. Además, gran parte del material que alimenta la propaganda del Estado islámico es producido e impreso en empresas esparcidas por todo el territorio turco. “Turquía es el vecino directo del EI” y si el gobierno de Ankara cortase las provisiones a los milicianos, “la organización terrorista no podría sobrevivir, por cierto”.
Es que el régimen de Ankara lleva el terrorismo en la sangre, visto que su “Padre fundador” Mustafá Kemal “Atatürk” llegó al poder gracias a los “Jóvenes Turcos” (que en realidad eran Viejos Judíos), que planearon y ejecutaron los genocidios armenio, asirio y griego como parte de la “turquificación” de Anatolia.
ResponderEliminarPor otro lado, los “Jóvenes Turcos” depusieron al sultán Abdul Hamid II el 27 de Abril de 1909 no tanto por oponerse a la monarquía constitucional, sino porque no aceptó la oferta de los sionistas y los dönmeh (que eran los “marranos” de la Turquía otomana, judíos que aparentaban ser musulmanes) de cederles el control de Palestina a cambio de pagar la deuda externa y mejorar la imagen otomana en Europa, oferta presentada por Phillip Michael Ritter von Newlinsky, amigo de Teodoro Herlz, en Mayo de 1901: «Aconseje al Dr. Herzl que no dé más pasos en su proyecto. No venderé ni una pulgada de este país porque no es mío, pertenece a toda la nación islámica. Ellos pagaron con sangre por este imperio, y lo redimiremos con nuestra sangre. Los judíos pueden quedarse con sus millones. ¡Si el imperio es destruido algún día, entonces podrán tomar Palestina gratuitamente, pero será sobre nuestros cuerpos muertos! Pero mientras yo esté vivo, prefiero empujar una espada en mi cuerpo que ver la tierra de Palestina cortada y separada del Califato islámico», y al propio Herlz le dijo al año siguiente: «Aun cuando me pague el precio de la tierra en oro, nunca lo aceptaré. Nunca traeré vergüenza sobre los musulmanes. Si quiere comprar Palestina, sepa que el precio es la sangre de todos los musulmanes. Yo no tengo enemigos, fuera de los enemigos del islam y los de los musulmanes». Por eso los “Jóvenes Turcos” destronaron a Abdul Hamid II y lo pusieron bajo arresto en casa del banquero judío Allatini de Tesalónica, hasta que lo enviaron a Constantinopla en 1912, donde permaneció prisionero en el Palacio Beyberlbeyi hasta su muerte, seis años después.
Y el que Erdoğan apoye a Israel, solo hace avivar la hipótesis que él sea judío. Averiguad sobre los “Dönmeh”.